Que no es papas con mojo picón a
lo canario, ni con ese acento entre de salsa y de bachata
del que presumen los habitantes del archipiélago. ¿Qué les
gusta el habla canaria? Sí, porque tiene aromas atlánticos
entre de habaneras y tanguillos de Cádiz, igual de melosa
que el acento ceutí, que es muy mix y muy dulzarrón.
No, nada de mojo picón en los chiringuitos mediterráneos,
sino mojito cubano, con su ron y su hierbabuena, granizado
con hielo, azúcar y agua de limón. ¿Qué si yo libo mojitos?
Pues no. Y eso ya lo saben y solo me preguntan para
zaherirme y que les repita que estoy en tratamiento por “lo
mío” y tengo en sangre más antidepresivos y ansiolíticos que
hemoglobina fina. ¿Qué dicen con semblante imbuido en mala
leche y peor baba? ¿Qué si me han dado definitivamente por
demenciada y voy buscando una paguita por invalidez? Pues
no. Si a todos los mentalmente achicharrados por años de
trabajo y de calamidades tuvieran que declararnos inválidos
ya podían hacer cola para la paga abogados, jueces,
fiscales, policías, picoletos, maestros de escuela, personal
sanitario y… Dejo de enumerar profesiones susceptibles de
desencadenar la enfermedad más “in” y más “fashion” que es
el famoso “Síndrome del quemado” que llena las consultas de
profesionales que han superado ampliamente los límites del
ataque de nervios.
En fin, que los devotos a los milagros del Espíritu Santo
con nombres de formulaciones químicas y que actúan en los
circuitos neuronales, nosotros, estamos de secano y nos
limitamos a paladear y ese es mi caso, batidos grumosos y
espesos de helado, leche y nata, todo ello adobado con una
pastilla quemacalorías, porque mi modelo a imitar de
delgadez extrema es Letizia Ortiz, yo estoy ya, tras arduos
esfuerzos, en la 36 de Máximo Tutti, pero la princesa me
supera en etéreo y eso me hace machacar en el gimnasio Pitu,
sudando la camiseta y rezando por cada serie de ejercicio,
en plan cronómetro el “La Virgen del Rocío no es obra
humana. Que bajó de los cielos una mañana. Eso sería, para
ser Reina y Madre de Andalucía” y luego el “Bendita sea tu
pureza, y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea,
en tan graciosa belleza” la recito entera y me endulza los
labios, con un dulzor de azúcar de caña, de mojito caribeño
y de habla ceutí.
Y me sabe a playita de Ceuta a la hora violeta y a pandillas
de adolescentes revolviendo por los paseos marítimos de toda
la geografía española, las niñas hechas esperpentos con la
nueva moda de embutirse en unos vaqueros, luego arramplar
con una camiseta y encima de las prendas tratar de
modernizarse ajustándose un vestido a medio muslo, mucho
trapajo y mucha harapientosidad. Y encima ellos y ellas con
un flequillo planchado pegado a la frente, con raya al lado
y los muchachos imitando el superado look taleguero de los
afroamericanos, con el calzón caído, porque la policía les
quita los cinturones a los detenidos y medio calzoncillo al
aire. No es cool. Es cutre. Y llevar leggins negros sudados
a media pantorrilla debajo de un vestido es cutre y
merdellón también, Son modas catetas en plan “pan del
pobre”.
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