Los balances se han efectuado y
todos han coincidido en el mismo detalle percatado por los
ciudadanos. Ha sido así. Estas Fiestas Patronales y su
centro neurálgico ubicado en el recinto ferial de La Marina
ha brillado fundamentalmente por el cuido absoluto de los
detalles relativos a la limpieza, por un lado y por otro, la
seguridad manifiesta que han sentido los ceutíes y los
visitantes.
El trabajo de coordinación para mantener el recinto en un
alto grado de limpieza ha sido realmente magnífico. No puede
haber queja en este sentido y la labor profesional ejercida
por quienes han tenido que aplicarse en esta tarea pueden
sentirse orgullosos. De ellos, ha sido la ‘culpa’ de que los
que han utilizado el recinto para su disfrute, hayan
advertido y aplaudido el trabajo no siempre agradable pero
necesario que supone la dedicación de la recogida de
basuras, barridos y baldeos en un amplísimo perímetro para,
en tiempo casi récord, haber dejado el lugar listo
diariamente para ser perfectamente disfrutado horas después.
En cuanto la seguridad, la coordinación policial ha sido
loable. Las constantes patrullas tanto de Policía Nacional
como Local, ‘in situ’ en el recinto han logrado dar la
tranquilidad que el ciudadano necesitaba para sentirse a
gusto en sus Fiestas Patronales. La imagen de uniformados
respaldaba esta sensación aunque, es cierto, el dispositivo
se iniciaba en la mismísima frontera donde Policía Nacional
y Guardia Civil realizaban un primer e intenso filtro.
A partir de ahí, la organización de la Feria ha cumplido con
el objetivo de lograr que todo se haya desarrollado en los
parámetros razonables de éxito teniendo en cuenta de que se
trataba de la primera Feria del nuevo Ejecutivo organizada,
en sus últimos detalles, coincidiendo con el fin de la
legislatura anterior, lo que implica una buena dosis de
complicaciones burocráticas-administrativas.
Para el año próximo más y mejor. Por lo que ya sabemos,
seguro que mejor.
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