El verano está siendo, salvo la última semana, bastante
benigno, en cuanto a calor, pero han bastado esos primeros
ardores de verdad para que, un año más, comience arder la
“arboleda” hispana.
Esto no es nuevo, pero va a dejar , en pocos años, con un
país desértico, porque cada año, como si fuera por modas o
por zonas elegidas, los incendios se producen por una
determinada zona, hasta dejarla arrasada.
Años atrás los pirómanos se cebaron con Galicia. Parecía que
los gallegos tenían que purgar algunas cuentas pendientes y
sus montes ardieron semana tras semana.
En esta ocasión ha tocado a las Islas Canarias y he
utilizado el plural, porque no ha sido una, han sido, hasta
ahora, tres, ya veremos en días sucesivos.
Entre las zonas arrasadas en Tenerife, Gran Canaria y La
Gomera rondan las 50000 hectáreas devastadas, algo que
costará, cuando menos, tres generaciones para volver a
recuperar.
Y aquí no vamos a entrar en si hay mayor o menor protección
antes o ahora, pero lo que sí hay que resaltar es que,
cuando no se pone todo el apoyo en la defensa de nuestros
montes, estos desaparecen.
Muchos incendios, dicen, son casuales. Yo diría que, tal
vez, alguno, pero en su mayor parte son incendios
provocados, bien por intereses madereros, cada vez menos, o
por fanáticos que se quieren vengar de algo.
Y aquí es donde estamos fallando. Aquí es donde no hay, o si
lo hay no se aplica y se guarda bien, una ley de montes que
castigue con toda la dureza del mundo a aquellos pirómanos
que incendian un campo, un monte, o lo que sea, por hacer
daño simplemente.
Estos individuos, cuando son cogidos, reciben, no me cabe la
menor duda, el rigor de la ley, nunca en su grado máximo,
pero la ley es tan blanda que no le reporta al infractor un
daño en paralelo a lo que él ha ocasionado.
Porque estamos hablando de daños que se producen en la
naturaleza, pero ¿Qué vamos a decir de lo que sufren todas
las familias que tienen que ser desalojadas de sus casas?.
Esto último no tiene precio y los miles de personas que han
tenido que ser evacuadas, ya me dirán cómo van a quedar para
toda la vida, tras abandonar su casa, para, en muchos casos,
ver que se queda convertida en escombros.
Si a todo esto le unimos el daño que se hace en la imagen de
las tierras esas arrasadas, ya me van a decir el éxito que
logran los “terroristas” del fuego.
Inglaterra y especialmente Alemania, aportan cada año miles
y miles de turistas a las islas afortunadas, por ello no es
extraño que hace una semana, en su edición del martes, el
prestigioso periódico alemán, Süd Deutsche Zeitung abriera
su portada con foto del fuego de Canarias, y no es que a los
germanos les interesara mucho si en Canarias se quemaban 300
o 30000 hectáreas, lo que sí les importaba y mucho era tener
informados a sus lectores, con reservas hechas en Canarias,
de la situación en la que se encontraban los hoteles que
agencias y touroperadores alemanes habían reservado para sus
clientes.
El fuego de Canarias ha sido tan importante que ha hecho que
el mismo Rodríguez Zapatero, cambiara su viaje y antepusiera
el de Canarias al que ya anteriormente estaba programado a
Barcelona, por el famoso apagón.
Y un pirómano que reconoció haber sido él el que ocasionó
uno de esos incendios, Juan Antonio Navarro, que ha
reconocido su “fechoría” con la intención de que se ampliara
el plazo del contrato que le unía al Cabildo como vigilante
forestal.
¡¡ En qué manos estamos!! El vigilante forestal quemando el
bosque, o lo que es lo mismo “tenemos una cabra cuidando las
lechugas”. Además, Juan Antonio Navarro dio todo tipo de
detalles sobre su “hazaña”, bajó del coche y prendió fuego
el monte con cerillas. La verdadera pena de todo esto es que
este vigilante forestal, él solito, no tenga que apagar
todos los incendios del verano.
Ahora, el tal Navarro, estará unos meses a la sombra, y
luego, nuevamente a la calle, para vigilar ..., ya veremos
qué.
Los municipios de Tejeda, Mogán, San Bartolomé de Tiranaja,
San Nicolás de Talentino, quedaron totalmente calcinados. En
Mogán fueron arrasadas 30 casas.
Y ahora llegarán, seguro que sí, medidas especiales para
compensar los afectados, pero eso, compensar, poco más y lo
curioso del caso es que tales compensaciones parece que van
a ir a cargo de los presupuestos generales.
Esto, ni tiene solución, ni tiene la más remota idea, de lo
que se está haciendo, porque, a partir de ahora y con cargo
a los presupuestos generales tendrá que ir lo que suceda a
los camioneros en ruta, cuando tengan una desgracia, también
irá a los presupuestos generales el asunto de los “topillos”
que en Castilla ya es una verdadera plaga y ..., lo que
venga después.
En época electoral se quiere contentar a todos, lo malo es
que los intereses de los vinateros son distintos a los
intereses de los que cultivan cereales, y Zapatero, por
mucho “talante” que tenga no va a ser capaz de dar una
solución que agrade a todos. Por ahí puede llegar el
siguiente problema.
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