La pesquería en el Estrecho no pasa por un buen momento. En
esto coinciden los profesionales del sector, los ecologistas
y los investigadores. La Administración General del Estado
ha puesto en marcha algunos periodos de paros biológicos
pero para la profesora del Departamento de Biología de la
Universidad de Cádiz, Cristina Zabala, “nunca se ha dado un
paso valiente” en materia de Pesca en nuestro país.
La pesquería del Mediterráneo, del Atlántico sur, de la zona
del Golfo de Cádiz o del Estrecho es artesanal, se
caracterizan por flotas de pequeñas embarcaciones. Todas se
están viendo afectadas por una serie de factores que “no se
conocen bien”, desde el punto de vista de la investigadora
gaditana. “En general, todas las pesquerías están mal. Se
estudian cada vez regulaciones más duras pero luego chocan
con el problema económico de los pescadores. Pienso que hay
que hacer una regulación dura si queremos realmente que se
recupere el ecosistema, hay que dejarlas descansar una serie
de años. El voraz, por ejemplo, sería una pesquería que
necesitaría una reglamentación más dura en cuanto a tallas
mínimas porque se están cogiendo tallas que casi no permiten
su reproducción”, asegura.
La flota ceutí tiene siete embarcaciones que se dedican a la
pesca del voraz. Entre los meses de enero y marzo se
establece un paro biológico que afecta a 40 marineros, que
solicitan las ayudas al Estado a partir de mayo. No
obstante, esta emblemática pesquería, que se da sobre todo
en la zona de Tarifa, está “muy agotada y cada vez los
ejemplares son más pequeños”.
Atún rojo del Mediterráneo
Es otra de las especies más características del Estrecho de
Gibraltar. Y está disminuyendo a una velocidad apabullante.
“El problema de la pesca del atún no está en almadrabas. La
cantidad que se pesca en las mismas es mínima si lo
comparamos con los que se pescan con otras artes. La
almadraba tiene una ventaja y es que es un arte muy
selectivo. Se pescan uno desde una especie de corral, así se
pueden seleccionar perfectamente en función del tamaño y
evitar la captura de alguna especie accesoria”, sostiene
Zabala.
La regulación del atún es “muy compleja” porque es uno de
los grandes migradores del mar no se limita al Golfo de
Cádiz o al Estrecho de Gibraltar sino que migra desde el sur
de España hasta el norte de Europa. “Entonces un país por sí
solo no lo puede controlar. Ni siquiera la Unión Europea,
hay una serie de organismos independientes que controlan o
intentan controlar este tipo de especies migradoras y pero
es muy complicado porque tienen que intervenir muchos
organismos. Los países de la europeos ya no tienen capacidad
reguladora, lo único que tienen que hacer es que estas leyes
se cumplan”, apunta. Y en el caso de España, la profesora de
la Universidad de Cádiz advierte que hacen falta más medios
humanos y materiales para la vigilancia de nuestros mares.
“El número de inspectores con el que cuenta el Ministerio de
Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) no es suficiente,
ni los medios de inspección. Apenas hay algunos barcos y
algunos helicópteros. Luego, hay mucha pesca furtiva de la
que no existen datos porque sus capturas no están censadas”,
añade.
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