Nada hay más difícil de escribir
que hacerlo de alguien del mismo pueblo que nos vio nacer
ambos dos y, además, tratando de demostrar las enormes
cualidades que encierra en ese mundillo del espectáculo.
Porque en esta tierra, bendita tierra que nos vio nacer, si
hay algo por lo que destacamos es el creer que todo cuanto
nos llega de fuera es, siempre, mucho mejor que lo que
tenemos dentro. Tan metido estamos en ello que, en la
mayoría de las ocasiones, estamos cambiando oro por mierda.
Para comprender lo que estamos escribiendo, sólo hace falta
darle un pequeño repaso a lo que tenemos y, de esa forma,
comprobar con toda facilidad dónde están muchas de nuestras
mejores inteligencias y quién o quiénes ocupan lugares de
privilegios, sin más currículum que el no haber nacido aquí.
Manda… la cosa.
Como soy de aquellos que defienden a capa y espada a su
tierra ya sus gentes, importándome tres pepinos la opinión
de algunos que otros inútiles, escribo lo que me viene en
ganas, porque que quiero y porque puedo. ¿Pasa algo,
colega?.
Hoy voy a dedicarle todo este espacio a un pedazo de artista
ceutí que está triunfando allá por donde va. Da igual que
sea Sevilla, Mallorca, Roma o Berlín, al final de sus
actuaciones se impone ese arte indiscutible que lleva dentro
conquistando, con su bien hacer a propios y extraños incluso
aquellos que la juzgaron antes de saber lo que es capaz de
realizar sobre un escenario.
Me estoy refiriendo a una caballa, artista como la copa de
un pino porque su madre la parió para ser artista, Elsa
Rovayo, conocida en el mundillo artístico bajo el nombre de
“Shica”.
La SHICA, así con mayúscula que es, no lo olviden, como se
va a escribir su nombre en los carteles anunciando sus
actuaciones en menos que canta un gallo, en cualquier parte
del mundo porque, sin discusión alguna, la Shica llegará a
ser una artista de talla internacional, de hecho ya lo es,
habiendo representado a España allende de nuestra fronteras.
En este difícil mundo de la farándula, lo imponte no es
llegar, sino mantenerse. Eso lo sabe cualquiera que se haya
dedicado a este mundillo donde, cada día, es una lucha sin
cuartel por conseguir el triunfo. Y la Shica, respirando
arte por todos sus poros desde que vino al mundo, ha
conseguido lo más difícil, no sólo llegar sino mantenerse en
un primer puesto por méritos propios.
La Shica se mueve, en su arte, en ese terreno que algunos
les han dado por llamar flamenco pop, pero haciendo unas
actuaciones diferente al los otros grupos que realizan ese
flamenco pop. Es un estilo propio, y crear un estilo propio
es por lo que suspiran todos los artistas porque, ello, le
pone el sello de calidad al ser diferentes a los demás. Y
eso sólo lo consiguen los grandes, los que llegan a ser los
números uno.
Bajo ese cuerpo menudo, con el pelo recortado, sus
pantalones con los tirantes, se esconde ese pedazo de
artista, llamada la Shica, que sobre el escenario se
agiganta tanto que, hasta un día no muy lejano, se
convertirá en un personaje de leyenda.
Es mi pequeño homenaje a este pedazo de artista al que hay
que decir: “Es de Ceuta y se llama Elsa Rovayo, “La SHICA”.
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