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Cinco de agosto, día de la Virgen
de África, patrona de Ceuta y último día de Feria, es el día
del adiós de las Fiestas Patronales que se marcharán junto a
las tracas en la media noche de hoy.
Una Feria, la de este año, que ha estado un tanto
ensombrecida por la permanente amenaza que parece cernirse
sobre Ceuta desde los mundos más radicales, lo que ha
obligado a que se extremen las medidas de seguridad que, a
fecha de hoy han sido realmente operativas, prácticas y
preventivas. Habrá habido menos personal a lo largo de la
semana, pero en este último fin de semana el ritmo de
visitantes al recinto ferial ha sido el tradicionalmente
intenso hasta altas horas de la madrugada.
A partir de que concluya la jornada de hoy, la última de
feria, los que han dedicado sus esfuerzos a dar servicios a
los visitantes habrán acabado con el natural agotamiento que
se presupone a los que han encontrado sitio en el Real para
montar su caseta. Será a partir de que concluya esta última
jornada cuando haya que sacar conclusiones y valorar el
esfuerzo del trabajo personal con los ingresos obtenidos y
si se han cumplido las expectativas como para volver a
repetir el año próximo.
Claro que este último comentario invita a reflexionar si lo
que deseamos es el modelo de caseta-bar de raciones, o si se
prefiere ofrecer para la Feria el modelo tradicional donde,
no es que se descarte el servicio de raciones, sino donde se
apueste mucho más por el floclore derivado de una Feria
tradicionalmente de gusto sevillano. La Feria, salvo muy
excasas excepciones ha estado plagada de casetas de raciones
y de casetas llamadas de ‘marcha’. Salvo la municipal, la
tradicional ‘Cortijá’ y algunas pocas más, contadas con los
dedos de una mano, se han preocupado en movilizar la fiesta
ferial a ritmos de sones del sur como piezas básicas, aunque
no únicas, de sus repertorios musicales.
Probablemente sea esta una evolución, pero convendría
retornar a ciertos valores tradicionales, aquellos que
evitaban que la mayoría de los ceutíes salieran de
vacaciones antes del 5 de agosto.
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OPINIÓN / EDITORIAL
