Es feria, y como todos los años, hace calor. Es feria, y
como todos los años, el Tren de los Escobazos llega con
ella. En él, en el trenecito de las escobas, hemos reído y
hemos llorado, todo en función de la edad que se tenga. En
ese trenecito igualmente, hemos tratado de arrancar esa
escoba que casi siempre es huidiza. Esa escoba, la maldita
escoba, con la magia que posee, aparece y desaparece como la
vida misma, y que, como a la vida misma, tratamos de hacerla
nuestra, intentando que sea el merecido trofeo que obtenemos
al hacer el viaje. Yo te imagino querida Virginia, tratando
de hacer tuya la escobita del tren. A buen seguro que, junto
a tus hermanas Lourdes y Bruna, y con la ayuda de tu padre
Pepe, alguna habéis conseguido. Y tu madre Maruchi , viendo
la felicidad en vuestras caras, reía por ello. Somos muchos
los que hemos tenido la fortuna de haberte conocido, en mi
caso particular, de haberte visto correr siendo muy
pequeñita aún. Hoy querida Virginia, somos muchos los que te
hemos llorado. Ese escozor que el llanto deja en nuestros
ojos, es el mismo que algunas veces también deja nuestra
risa desenfrenada. Ese llanto o esa risa, era la misma que
brotaba de nosotros cuando nos montábamos en el Tren de los
Escobazos con la única intención de tratar de ser más rápido
que la escoba, y con ello, ganarle a su magia y obtener el
premio.
Pero esa escoba, la maldita escoba, antojadiza como es,
aparece y desaparece como la vida misma. Hoy, querida
Virginia, te ha tocado hacer otro trayecto. También has
tenido que hacerlo en otro tren. El Tren de la Vida, hará un
largo recorrido para que te apees en la estación que te
mereces. En esa estación, en la de Los Reinos Celestiales,
serás testigo del recuerdo imborrable que dejas en mi amigo
Gabriel. Desde esa misma estación, verás igualmente el dolor
de todos cuantos te conocieron, y que lloran de impotencia y
rabia al no haberte podido conseguir la magia de la escoba.
Hoy, el Tren de los Escobazos seguirá dando vueltas. En él,
se seguirán montando la ilusión y el sollozo, y nosotros,
viajeros circunstanciales, trataremos de conseguir el
galardón del viaje, que no es otro más, que la maldita
escoba, esa escoba, que como la vida misma y de manera
caprichosa, aparece y desaparece. Escucha querida
Virginia…..” VIAJEROS AL TREN”. ¿ Lo oyes? . Tu tren parte.
Ah, se me olvidaba decírtelo: no te preocupes si no ves al
maquinista del Tren de la Vida, el Jefe de Estación, lo
maneja desde el cielo.
Feliz viaje querida Virginia.
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