No hay, en estos momentos, una
regularidad nacional para poder entrar, especialmente, en
determinadas facultades y universidades.
Acabo de detectar cierto malestar en torno a la Universidad
de Salamanca y concretamente en torno a su Facultad de
Medicina, a la que, cada vez, llegan menos de los alumnos de
su distrito.
La situación tiene su “miga”, Salamanca es distrito abierto,
con lo que a ella puede venir a matricularse cualquier
alumno, sea de donde sea, con un expediente de notas que se
exige.
Hasta aquí todo bien, pero esto puede tener, y de hecho
tiene su truco, porque a esta Facultad puede llegar un
alumno de Bilbao, con la nota que le permite entrar, pero
esa nota puede estar inflada.
Cuando, en vez de distrito abierto, tenemos un distrito
cerrado, lo primero que se aseguran son plazas para los
alumnos que han cursado el Bachillerato en ese distrito, y
con un cinco o un diez por ciento para los alumnos de fuera.
Esto implica que aquellos alumnos que hicieron antes sus
estudios allí, tienen todas las posibilidades de
matricularse, un 90% en su propia universidad, y si a
alguien de fuera, por el motivo que sea, le interesa ir a
ella, verá si es capaz de entrar en ese corto número de
plazas que hay para los de otras partes.
Salamanca, ahora mismo, por esa estructura de distrito
abierto, está siendo perjudicada, o mejor dicho sus alumnos,
y además ella está dando formación a profesionales que no
pertenecen a este distrito y que es más que dudoso que se
vayan a quedar aquí una vez que terminen sus estudios.
Y el problema empieza a ser preocupante, por cuanto ahora
mismo en la rama de Biosanitaria están estudiando en
Salamanca, del total de alumnos, más de las dos terceras
partes de fuera del distrito, y en concreto de donde más
alumnos están llegando es del País Vasco y de Extremadura.
Hay que tener en cuenta que a lo largo de la historia,
cuando eran pocas las universidades en España, Salamanca
acogió en una gran parte a estudiantes de Euskadi y de
Extremadura. Estos eran los dos focos más importantes de
alumnos, en los años 50 o 60. Pero ahora ya, en una y en
otra parte hay universidades y, cuando menos, choca que de
ahí haya tan elevado número de alumnos, repito, futuros
profesionales que se volverán a su tierra para ejercer allí
su profesión.
Siendo esta la situación, el sentir de varios profesores es
que no están de acuerdo con este tipo de selección, porque
se ha detectado que el nivel de los centros de este distrito
es bueno y se encuentran con que, tras la selectividad,
están llegando alumnos de otros distritos universitarios,
con notas infladas, que les dan paso, por delante de los de
aquí, a poderse matricular con toda normalidad.
Para estos profesores, cosa que acepto, lo equitativo sería
un examen de selectividad igual para todos los que se
quieren matricular aquí. De esta manera sí entraría el que
lo mereciera de verdad, no se cerraría el paso nadie que lo
mereciera, pero no se estaría, tampoco, cerrando el paso a
los de “casa” y abriendo la puerta, de par en par, a los que
vienen de fuera.
En el ambiente, un ambiente nada claro, está la idea de
tomar algún tipo de medida, no política, por supuesto, para
solucionar este problema que ha empezado a afectar a muchos
alumnos, del distrito universitario de Salamanca.
Y que el asunto no es nada baladí lo vemos reflejado en que
este curso pasado, de los alumnos matriculados en el primer
curso, escasamente había una docena que fueran alumnos del
distrito.
La situación tiene solución, tendrá que tenerla, pero lo que
no podrá ser es que haya universidades que se cierren a sus
conveniencias, o a sus intereses, mientras otras, como es el
caso de Salamanca, que siempre fue atractiva para todo el
mundo, tenga sus aulas más abiertas a los que llegan de
fuera, a las que tienen acceso con facilidad, por lo que
hemos comentado más arriba, y que otros distritos lo primero
que hacen es preocuparse en recoger a los suyos, y luego si
sobra espacio ya entrarán los que vengan de otras partes. Y
con ello no decimos que esto sea lo bueno y lo otro lo malo,
decimos que algo está fallando y habrá que corregirlo
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