Sus pretensiones de universalidad
y su perspectiva “totalizadora” (abarca todas las
dimensiones de la vida) junto a una impronta teológica
anclada en lo terrenal (solapando la esfera religiosa y la
política) hacen legítimo el plantearse si el Islam, además
de ser una religión, no es también una ideología. En este
escenario cobran especial relevancia y más en la Ciudad
Querida por su peculiar conjunción de circunstancias a tres
bandas las recientes declaraciones, oportunamente arropadas
(¿o “camufladas”?) bajo los colores rojo y gualda, de
representantes de la ‘Unión de Comunidades Islámica de
Ceuta’ (UCIDCE, integrada en la federación nacional UCIDE)
en las que abogan por dejar de depender del ministerio de
‘Habús y Asuntos Islámicos de Marruecos’, dado que según el
‘tabligh’ Larbi Maateis “están suficientemente preparados
para redactar su propio discurso”.
En buena lógica y por una mera deriva natural parece obvio
que si nuestros conciudadanos musulmanes son españoles se
rijan por la normativa vigente en España, pero… ¿lo son?.
Veamos.
Del ya millón largo de musulmanes que viven -o sobreviven-
en nuestro país (casi medio millón sin papeles en regla),
una aplastante mayoría son de orígen marroquí por lo que aun
adoptando la nacionalidad española (¿cuántos de ellos la
tienen?) conservan la propia, pues sabido es que “la
nacionalidad marroquí nunca se pierde”… De la mitad de la
población ceutí y de religión musulmana qué vamos a decir:
si bien un amplio porcentaje de la misma ya es “caballa” por
nacimiento, tanto por desconocimiento como forzada por la
necesidad suele verse en trance de “marroquinización” a la
hora de abordar el ritual del matrimonio, pues las
autoridades del país vecino no aceptan la “boda musulmana”
en la Ciudad forzando la legalidad religiosa ante un “adul”
marroquí con la consiguiente necesidad de obtención de la
“carta de identidad” del país, por la que a todos los
efectos (incluído un futuro censo cara a la comunidad
internacional) se convierten “de iure” en “caballas” …
vasallos del Reino Alauí. ¿Acaso Tatari, Maateis y “Jarrapo”
van a reconducir esta ambivalente situación…?.
Pero es que por si fuera poco se solapan al menos otras
cuestiones. Una de ellas y como conoce todo musulmán (y más
esos nuevos ulemas e imames del Tabligh, tan sabios ellos.
¿Sabe por cierto el lector como es conocida esta secta de
puertas adentro?: los “Testigos de Jehová del Islam”… dada
su acendrada lectura fundamentalista del Corán) es la
existencia (dentro del Islam sunní) de cuatro grandes
escuelas de jurisprudencia (pues la “Zahirí” dejo de existir
hace tiempo): la Hanafí, la Malikí, la Shafíi y la Hambalí.
Sería interesante que los dirigentes de la UCIDCE
adelantaran cual van a escoger como punto de referencia: ¿
pretenden quizás introducir alguna “bidâ” (innovación)?; ¿o
intentan desviar a la inmensa mayoría del malikismo?.
Porque, dato a tener en cuenta, la inmensa mayoría de los
musulmanes que viven en España están integrados en la
corriente sunní-malikí y eso tiene unas connotaciones muy
claras. A ver si resulta que estos maulas “orientales” y
sectarios del Tabligh son, en el fondo, unos “gulat”…
|