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OPINIÓN - JUEVES, 2 DE AGOSTO DE 2007

 

OPINIÓN / SNIPER

Paz, tolerancia… y secuestro de misioneros
 


José Luis Navazo
jlnavazo@telefonica.net
 

La ‘Declaración Universal de Derechos Humanos’ (que al Islam teórico y práctico se la rebufa, salvo cuando sea para utilizarla como ariete contra Occidente), establece de forma prístina en uno de sus articulados el inalienable derecho de todo individuo “a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones”. Pero ya digo, como vengo manteniendo desde hace años las sociedades musulmanas no suelen en general sentirse concernidas puesto que tienen su propio punto de referencia cuya lectura les sugiero, ‘La Carta de Derechos Humanos Islámicos de El Cairo’, lo que nos conduce una vez más hacia la concluyente clasificación antropológica que corta el mundo actual en dos grandes grupos de homínidos con sutiles diferencias en su escala evolutiva: la “raza” musulmana por un lado (mahometana versión del pueblo elegido)… y el resto del personal por otro. ¿O díganme queridos amigos del Planeta Azul, acaso lo que escribo es calumnia, falsedad o mentira…?. Si así fuera corríjanme, por favor; quedo atentamente suyo. Es pues este el prisma (extremismos a un lado) bajo el que debemos leer el secuestro del grupo de misioneros cristianos surcoreanos por una de las variantes más radicales del tronco islámico, pues los talibán son -¿o acaso no?- musulmanes de hecho y de derecho, si bien claro es de la rama de “los malos”.

Pues bien, mientras ojeo y esquematizo dos publicaciones con las que por 37,99 euros del ala acabo de enriquecer mi biblioteca (“Manuel, II Emperador, diálogo con un musulmán. El libro por el que el Islam ataca al Papa”, con un didáctico prólogo de Jon Juaristi y “Diálogo sobre el Islam”, interesantísima obra escrita por Monseñor José Antonio Galera Echenique, hijo por cierto del prestigioso general Galera Paniagua, bajo cuyo mandato el Ejército se replegó brillantemente del Protectorado español entre 1956 y 1.962), los talibán afganos (esos musulmanes extremistas amamantados por el wahabismo saudí más radical) siguen asesinando a los incautos misioneros cristianos de orígen surcoreano que secuestraron: ya van dos. Vayan pues unas líneas solidarias con la actual posición de firmeza del presidente afgano Hamid Karzai, al negarse a negociar esta vez: porque la culpa no la tienen solo los talibán sino nuestra estupidez, uno de cuyos precedentes fue la liberación en marzo de un “valiente” periodista italiano, Daniele Mastrogiacomo, secuestrado en la provincia sureña de Helmand e “intercambiado” por cinco presos terroristas… a instancias del Gobierno de Prodi. La comunidad occidental debería tener las ideas claras y así transmitirlas a turistas, periodistas y otra fauna al uso: “si por ocio o trabajo decide usted, ciudadano, viajar a un país de riesgo y es secuestrado, se hará todo lo posible por liberarle pero nunca se cederá a un chantaje o se pagará por su vida”. Y a la vez empezar a aplicar los conceptos de la “defensa preventiva” eliminando a los terroristas como alimañas, si hace falta en su propio e infecto cubil. ¿Qué hay que fumigarlos como a las ratas…?. Pues vaya problema, porque medios nos sobran: solo faltan la determinación y el coraje de los políticos… y la “luz verde” de la opinión pública, al menos mientras “Occidente” esté poblada (¿me entienden verdad?) por “occidentales”. Pero todo se andará… y tal como van las cosas sospecho que a paso ligero.
 

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