Las noches de verano suelen ser animadas de por sí, debido
sobre todo, a las altas temperaturas que se están viviendo
en estos últimos días y a lo ‘agustito’ que se está paseando
por las calles y bares de la localidad. Si a este placer se
le une el hecho de que en el recinto ferial se está
disfrutando de las fiestas patronales de la localidad, la
diversión parece estar garantizada hasta bien entrada la
madrugada.
Los más jóvenes, sin responsabilidades al día siguiente, son
los dueños de esas altas horas de la noche. También son sus
propietarios, los osados, que pese a estar trabajando
durante la semana, cuando cae el sol, no pueden dejar pasar
por alto la visita al recinto ferial. A este tipo de
noctámbulos, las fiesta les atraen lo suficiente como para
plantearse una resaca en el trabajo sin mayor perjuicio,
“hasta que el cuerpo aguante” y “para eso somos jóvenes” es
lo que se suele escuchar como alegato.
A estas noches sin término también se llegan a acostumbrar
los más pequeños, que guiados por sus padres, lo mismo te
aguantan un baile de sevillanas, que una larga caminata por
los puestos de la feria, que una jornada trepidante
actividad en los ‘cacharros’.
Los ceutíes se animan cada noche más, y es que las fiestas
patronales no volverán a visitarnos hasta pasados 365 nuevos
días. Es para pensarse el hecho de perderse la feria, y es
que si no, ¿de qué vas a hablar al día siguiente en el
trabajo?.
Por el contrario, los más tranquilos parecen estar
reservándose para el fin de semana, donde echar toda la
carne en el asador y acabar haciendo jornadas maratonianas
de feria de casi 24 horas continuas. A vivir la feria es lo
que queda por decir.
|