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OPINIÓN - LUNES, 30 DE JULIO DE 2007

 
OPINIÓN / COLABORACIÓN

Se hunde el ciclismo

Por Jesús Carrretero


Van casi diez años desde aquel “semi plante” de 1998, y en estos años el ciclismo se va hundiendo un poco más cada vez, por lo que no hay prueba de las importantes en la que no aparezca algún escándalo que va a llevar a este deporte a la ruina total.

El martes y el miércoles han representado el ataque frontal más duro que había tenido este deporte en toda su existencia. Hasta ahora los escándalos habían sido muchos, ahora recordamos cuando a Pantani, en su propio Giro se le mandó a casa, ahora volvemos a recordar el final del Tour del pasado año, y para que aquello quede como un simple juego de niños, ahora mismo se ha puesto la guinda al pastel con la expulsión de Rasmussen, siendo líder, teniendo asegurado el triunfo del Tour 2007, y después del recital grande de verdad, en la etapa reina de esta edición en el Aubisque.

El ciclismo, creo, no va a salir de la uvi, yo diría que, ahora mismo, tiene firmada su partida de defunción y tan sólo un milagro lo podrá salvar, al menos en el ámbito profesional.

Porque, además, la expulsión de Rasmussen no ha sido por haber dado un positivo. La expulsión de Rasmussen viene de otros problemas, anteriores al Tour, cuando esquivó dos controles de la UCI y otros dos de su selección, por no estar localizable en el momento en el que tenía que haber pasado dichos controles.

Aquí, en esas ausencias, le empezó a amenazar la espada de Damocles, y ha sido el propio equipo, el que para “lavar su imagen” lo ha expulsado.

Pero lavar su imagen ¿De qué?. Aquí hay más de una mano negra detrás de todo esto y el escándalo ya no hay quien lo levante. De poco nos sirve ahora que se diga en Rabobank que se le ha mandado a casa porque el corredor danés ha mentido. Eso no vale nada, porque si hay sospechas ahora, también los habría hace tres semanas, y por tanto, que no le hubieran dejado salir, con lo que había sucedido las semanas precedentes.

El Tour, santo y seña, de tantas gestas gloriosas en ciclismo, está rompiendo todos los esquemas y va a terminar con el ciclismo, porque ya me dirán ahora, qué es lo que queda medianamente potable para salir en la Vuelta a España, una vuelta devaluada un poco más cada año, desde que se comenzó a correr en el mes de septiembre.

Volviendo al Tour, también la “imagen” o su imagen ha jugado un papel decisivo, por cuanto este año los organizadores no tenían a nadie dispuesto a entregar el trofeo, que lo iba a ganar el danés. Todo estaba más que preparado, desde hace tiempo, y el cabeza de turco no podía ser otro que el virtual vencedor, con lo que el escarmiento era más grande.

Antes del comienzo de la etapa reina ya había habido otro problema, y muy serio, Vinokourov había tenido que abandonar la carrera, por “¿Doping?”. Otro de los grandes, otro de los que sirven como paradigma de la “honradez de los franceses en su vuelta”. Esto es una vergüenza, y que haya quien siga ese rollo es más vergonzoso todavía. Porque lo que se está haciendo con el ciclismo no tiene nombre y ni los criminales más consumados reciben unas vejaciones como las que están recibiendo los ciclistas.

Y es que a cualquier criminal incluso cogido con las manos en la masa se le juzga y se le condena, cuando se le condena, tras probar plenamente eso y sin que quede ninguna duda, pero a Rasmussen se le ha echado del Tour, dicen que su propio equipo, por mentir, o por hacer trampas. Bueno... .
 

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