Mohamed VI “El Marino”, si me
permiten la expresión, pues es sin ninguna duda el monarca
marroquí que ha sabido darle a su país, nuestro vecino del
sur, una clara y pujante proyección marítima. Anteayer, como
ya sabrán ustedes, se inauguró al otro lado de la “Mujer
Muerta”, en la conocida en Ceuta como “Playa del Avión”, la
primera fase del superpuerto Tánger-Med, importante
instalación en pleno Estrecho de Gibraltar (Tánger,
Algeciras, Gibraltar y Ceuta están en las bocanas) que va a
imprimir una nueva y positiva dinámica a las relaciones
exteriores del Reino de Marruecos.
De entrada Tánger-Med impulsará la promoción integral de la
zona norte del país, contribuyendo con numerosos puestos de
trabajo (directos e indirectos) a “fijar” la población
limando, con ello, las alas de la emigración. A la vez y de
configurarse un denso tejido social que desarrolle una
fuerte clase media (columna vertebral de cualquier país), la
pobreza y la incertidumbre por el futuro -hábilmente
manejadas por el islamismo extremista en provecho propio-
serán contenidas primero y erradicadas después. Todo ello
es, sin ningún género de dudas, positivo para España pues
contribuirá a disminuir la peligrosa inestabilidad en la
frontera sur de Europa. Otra cosa es el encaje, en las
nuevas coordenadas político-económicas que se abren, de esos
20 km2 de tierra española en el norte de Africa: Ceuta
tendrá que ponerse las pilas e imprimir, con serenidad y
coraje, un nuevo paso para encarar el inmediato devenir, sin
alarmismos innecesarios pero, tampoco, sin continuar
metiendo la cabeza en el agujero como las avestruces. Es la
hora de gestores honestos y valientes, a los que no les
tiemble el pulso y no de corrompidos politicastros al uso,
acostumbrados a la demagogia y al fácil ordeño de las
ubérrimas ubres de “papa- Estado”. Sobran vacuos,
complacientes y ridículos discursos “autonomistas” (pero,
¿de qué van algunos?; díganme: ¿de qué vive Ceuta?), con
autobombo, funcionarios a dedo, sueldos insoportables y
generosas “visas”; y falta coger, con manos firmes, los
puntiagudos cuernos del toro de la realidad. Ya saben mi
teoría: a más autonomía menos españolidad. Pongan sus
neuronas a funcionar… y echen cuentas: ¿de verdad hace falta
tanta burocracia para tan poco espacio?. La Administración
roza el esperpento.
Pero mi última reflexión versa sobre nuestro vecino del
norte, la dulce Galia, país que al contrario de España tuvo
la habilidad, tan francesa, de no irse “nunca” de Marruecos;
ni siquiera en 1.956… El pasado viernes 27, en primera fila
al lado de Mohamed VI y sin perderse un detalle, ‘monsieur’
Jean-Francois Thibault, embajador acreditado en Rabat. Y es
que la participación de Francia en el proyecto de Tánger-Med
es, como la profundidad de las aguas del nuevo superpuerto,
de calado: allí estaban las primeras cabezas de Bouygues,
Bourbon-Marítime o CMA-CGM, muy implicadas en el complejo
portuario así como de SOGEA, constructora que lleva a cabo
un viaducto de 632 metros de largo que enlazará la red
ferroviaria con la RN2 hacia Tetuán, o directivos de la
cementera Lafargue-Maroc… Un dato: de las 245 sociedades
instaladas hasta la fecha en la nueva zona franca de Tánger
(TFZ), 42 son empresas francesas… Por cierto, ¿hay alguna de
Ceuta?. Porque en la zona franca de Castillejos…, bueno,
otro día les cuento algunos cotilleos.
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