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sociedad - LUNES, 30 DE JULIO DE 2007


Soraya Arnelas. reduan.

feria 2007 / actuaciones
 

Trescientos ceutíes viven
el espectáculo de Soraya

La cantante extremeña aseguró ante su público que “un concierto vale más cuando puede ver todas las caras de la gente”
 

CEUTA
Elsa Cabria
elsacabria@elpueblodeceuta.com

Soraya Arnelas no se puso el traje de luces para actuar en la Feria de Ceuta, prefirió alternar minúsculo vestidos de lentejuelas para exhibir, de manera más cómoda, sus ensayados movimientos de cadera, pierna y cintura. Puntual a la cita, la extremeña inició el concierto, en el auditorio de la Marina, a las 0,30 horas y lo prolongó durante una hora y cuarto para los poco más de 300 ceutíes que quisieron revivir, de mano de la ex azafata, los clásicos más sonados de los años ochenta.

No fueron muchos, pero no hubo límite de edad, ni arriba ni abajo, niñas vestidas de sevillana y adultos de vuelta a su adolescencia se arremolinaron frente al escenario para no dejar sola a la artista de ‘Operación Triunfo’. Grandes éxitos del pop en inglés, excepto alguna salvedad en castellano, y dos bailarines de fornidos cuerpos constituyeron el recurso que empleó Soraya para animar a bailar a los pocos que se quedaron sentados en las gradas del recinto.

“Un concierto vale más cuando puedo ver todas las caras. En realidad, cuanta menos gente, más me gusta”, aseguró la protagonista musical de la noche que actuaba por primera vez en la ciudad autónoma.

Con los minutos la masa de público fue aumentando, pero no se alcanzaron siquiera las 400 personas. Era el primer día de Feria y aún quedan siete días.
 


La dulce vida de los años ochenta

Soraya Arnelas tiene un torrente de voz y eso es indiscutible. La cantante extremeña se empeñó ayer en demostrar que las estrofas que salían por su garganta no podían sonar más alto. Un concierto revival para presentar dos discos: ‘Ochenta´s’ y ‘Dolce vita’, en el que la calidad del sonido y especialmente de la banda de músicos que la acompañaban fue un hecho constatable. No se trató de un espectáculo de luz y color, más bien fue un show con mucho fondo discotequero y una voz cantante, ni más ni menos.

Un cúmulo de temas para bailar con los que contagió al público asistente a los que dijo: “sois poca gente, pero a mi eso me vale más que nada porque lo disfruto yo”. Soraya cerró su concierto, no sin antes asegurar que volvería.
 

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