Un equipo de seis personas del Cuerpo de Bomberos acampa
diariamente en García Aldave desde el pasado 4 de julio. Y
hasta el próximo 30 de septiembre controlarán la zona para
prevenir cualquier problema que se pueda originar en el
monte. La ‘curva de la Tortuga’ y el Mirador de Isabel II se
convierten en el centro logístico de los bomberos ceutíes en
el verano. Por el momento, no han participado en
intervenciones de relevancia pero si desafortunadamente
llega el momento disponen de un ‘camión nodriza’ con una
capacidad de 9.000 litros y un ‘pick up’, un vehículo más
accesible, que permite mayor rapidez y hacer un uso más
eficiente de los 500 litros de agua que transporta.
Un mando, un conductor y cuatro bomberos de diferentes
edades y experiencias. El responsable del equipo, Rafael
Rodríguez, asegura que la normativa puesta en marcha desde
la Ciudad Autónoma con el fin de evitar barbacoas, hacer
fuegos en el campo y la quema de rastrojos es un “acierto”
puesto que el número de incendios ha descendido. Este retén
controla, sobre todo, los accesos al monte. La carretera es
un ‘punto caliente’ pues hay un tráfico constante de
vehículos y cualquier colilla mal apagada puede provocar un
incendio. Senderos, merenderos, las rutas más conocidas
también están en el punto de mira de estos profesionales que
junto a la Guardia Civil y los vigilantes de monte consiguen
disuadir a los ‘gamberros’. La asociación ‘Ecologistas en
Acción’ señala que el 70 por ciento de los ayuntamientos no
tiene ‘Plan Local de Emergencia de Incendios Forestales (PLEIF).
Ceuta pertenece a este grupo de administraciones municipales
que aún no elaborado este documento. La ciudad cuenta con
protocolos de actuación que organiza las áreas de
competencia, aunque no se han aprobado ni siquiera en pleno.
Los veteranos subrayan que la evolución en el Cuerpo de
Bomberos es notable no solo por el material sino también
porque sus miembros están más formados y concienciados de a
lo que se enfrentan.
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