La semana que hoy concluye ha
tenido de todo en cantidades más que respetables, como vamos
a demostrar.
En primer lugar trajo el calor a toda España, cuando parecía
que medio país iba a tener un verano más cerca del otoño o
de la primavera que de lo que es el verano propiamente en
tierras castellanas o extremeñas, por ejemplo.
En segundo lugar ese desalmado, al que se citaba como “ El
Solitario” era apresado en Portugal, con lo que traía un
poquito de calma a la policía que llevaba años buscándole y
tratando de identificarle, sin el menor de los éxitos.
En tercer lugar un ex del CNI también era detenido por
“presuntamente” haber pasado información a Rusia, con lo que
eso significa. Ahora esperemos que le aguarden unos cuantos
años de sombra, por el bien de todos, y que se trate de
“limpiar” un poquito ese CNI, que si para lo único que sirve
es para alimentar “topos” mejor es dejarlo de lado, porque a
todos nos cuesta un riñón, y no es cosa de dar de comer a
golfos como ese.
En cuarto lugar tuvimos los problemas del Tour, ¡¡Y qué
problemas!!. Se detuvo a un corredor en la misma línea de
llegada, en una imagen vergonzosa que los “gabachos” han
exportado a medio mundo; se expulsó del Tour al líder de la
prueba, por parte de su propio equipo, al haberles mentido
en cuestión de entrenamientos; tuvo que abandonar, por
doping otro de los grandes, el cazajo Vinokourov; se marchó
en pleno todo el equipo de Cofidis, y de todo esto, un poco
de rebote, el maillot amarillo pasó a un español, que hoy
puede ser el 5º o 6º, según se mire, español que vence en la
ronda gala.
Muchas cosas y cada una de ellas, en su terreno, muy
importantes, para haberse dado todo ello en tan sólo una
semana.
Sin embargo, aunque ha tenido menos trascendencia, hubo otro
asunto que se venía esperando y que se dio precisamente en
estos días: la nueva intervención, con dos artefactos, de
poca potencia, que explosionaron en la ruta ciclista, tras
el paso de la caravana publicitaria y antes de que llegara
el pelotón de los ciclistas. Esto sucedió en una carretera
de Navarra, por donde pasó el Tour el día 25.
Lo que se ha sabido de estos artefactos es que tales bombas
se habían colocado en unos recipientes de plástico, a unos
cincuenta metros de la calzada.
Repito que esto se esperaba y afortunadamente no ha tenido
consecuencias graves, cincuenta días después de la ruptura
del alto el fuego.
Desde el fin de la tregua, tanto en Francia como en España,
la policía ha desarticulado, y ha descabezado una gran parte
de los comandos que venían dispuestos a volver a sembrar el
terror. Pero, en esta ocasión, ETA actuó donde más
propaganda se podía hacer, aunque, al no haber ocasionado
desgracias personales y cuando el Tour vivía su ajetreo tan
tremendo, casi ha pasado desapercibida.
Este escaso peligro, por una vez vale, no nos debe llevar a
minimizar, en absoluto, lo que puede estar preparando la
banda asesina. Este ha sido el estreno, con un “amago”, pero
no hay que fiarse, y no se les puede dar cancha para que
vuelvan a “dar”.
Los dos artefactos hicieron explosión en torno al mediodía
entre Isaba y Belagua, ruta por la que discurría la ronda
francesa, dentro de nuestro país. El lugar donde se habían
colocado los artefactos era a escasamente un kilómetro de la
frontera. Lo tenían todo bien estudiado: Tour, España,
Navarra, ETA... . No hay más que hablar.
Parece que alguien, en nombre de ETA avisó a la DYA de
Navarra de lo que había. (Gracias mentecatos).
Afortunadamente todo quedó en susto, y en sólo eso.
La carrera, en su justo momento, pasó por donde tenía que
pasar, sin más complicaciones. Los problemas quedaron para
quienes día a día se la están jugando para poder atajar a
estos “delincuentes”.
Por el lugar donde se colocaron los artefactos que no se
sabe de qué estaban compuestos, los autores, se piensa, que
pueden ser de alguno de los comandos que ETA tiene en suelo
francés. Desde hace tiempo el Tour no entraba en España, una
pena que haya sucedido esto al volver a entrar.
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