Parece ser que a Alberto
Vázquez-Figueroa (el escritor español que más novelas vende)
no le ha caído nada bien que “nuestra voraz, inculta y
derrochadora Administración”, o sea, la Hacienda Publica, le
reclame impuestos y le “haya amenazado con quedarse con su
casa”. Por lo que se ve para don Alberto solo deben pagar al
Erario Publico todos aquellos españoles que no sean
literatos, como pasa en Inglaterra, que los “escritores no
pagan impuestos”.
Llegados a este punto, no tenemos más remedio que
preguntarnos ¿a cuanto ascenderán las rentas de Alberto
Vázquez-Figueroa para “que la Hacienda Pública se quede con
la mitad de lo que ha ganado”?. Pues según tenemos entendido
para la aplicación del tope del 39,60 % por el Impuesto de
la Renta de las Personas Físicas se hace necesario el
rendimiento o, mejor dicho, una cuota líquida de más de
66.000 euros de ingresos anuales, sin tener en cuenta las
deducciones que establece la Ley (por adquisición de
vivienda, mayores de 65 o 70 años, inversiones, etc.). Todo
eso si estos profesionales no difieren sus ingresos en
varias anualidades para evitar el mayor porcentaje del
impuesto ya que, al ser progresivo el mismo, con ello
consiguen unas sensibles rebajas en su aplicación. Y es
lógico preguntarnos ¿cuánto habrá ingresado este autor si ya
en 1991 había vendido más de 10.000.000 de ejemplares de sus
novelas?...
Ahora bien: lo que nos ha llamado la atención y nos agrada
sobremanera, es la decisión de Vázquez-Figueroa de “regalar
sus ganancias a los lectores anónimos antes que a un
gobierno desagradecido” y así sus seguidores podrán, por
ejemplo, leer gratis su ultimo trabajo “Mil Millones de
Dólares”, en el que “se narran las peripecias del asesinato
de un directivo de una multinacional norteamericana que mas
dinero esta ganando con los negocios en Irak y que no es mas
que la punta del iceberg de una conspiración de dimensiones
estremecedoras”.
O “Tuareg”, o los “Ojos del Tuareg” o cualquiera de sus
otras treinta y tantas novelas. De cundir el ejemplo,
señores, leeríamos gratis a Delibes, Francisco Umbral, César
Vidal, Martínez Reverte, etc. y así podríamos disponer sin
desembolso alguno de obras de cualquiera de nuestros grandes
literatos contemporáneos.
Pero la Hacienda Publica, según nuestro entender, es de
todos entre los que están los que se ponen el “mono” todos
los días para disfrutar de una renta infinitamente inferior
a la que, gracias a Dios, dispone Alberto Vázquez-Figueroa.
Y los servicios sociales que el gobierno está obligado a
dispensar a los ciudadanos, necesitan de los ingresos por la
recaudación de tributos, incluidos los del Sr. Vázquez y así
hay que reconocerlo aunque nos cueste rascarnos el bolsillo
cuando queramos conocer algunas de sus obras que, dicho sea
de paso, bien merecen un esfuerzo económico que, de seguro,
será bien compensado con la exquisitez de su lectura.
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