Tenía ganas de escribir grandes cosas sobre el tráfico
rodado de nues-tra ciudad, según el baremo rondamos dos co-ches
por familia, algunas casas con ayudas becarias y puntos, por
eso tienen más coches, pero vamos al tráfico, los usos y
costumbres de varios cupos de conductores que adornan a su
manera el paisaje ur-banístico de los lugares asfaltados y
recónditos de la ciudad.
Una frase lapidaria de un ex- concejal dijo: ¡No podemos
poner un policía a cada ciudadano a su sombra!, siempre me
acuerdo de esa frase, cada vez que veo un vampiro, un
fantasma, un demonio al volante, y tienes que tragarte la
saliva, la hié reventada, y decir, paciencia, hombre, sea
usted más tolerante, formas y modales salva-jes,
asilvestrados y parece que a muchos les dan el carnet en una
tómbola, porque vamos, parece que todos iban con el paso
cambia-do menos el soldado de la señora, que espetó eso en
una jura de ban-dera... Ahora tráfico prevé duras sanciones
y duros orientativos, a nivel psicológico y social, para
integrar y concienciar a la gente de sus errores y graves
infracciones, con sanciones de dos y tres años y,
posteriormente, condenados a perpetuidad con la perdida del
carnet, los dichosos puntos.
El otro día uno frenó en seco en una subida de la ciudad, de
esas que tienes que apretar bien para que no te cales, y el
gaché frena en seco, le pité para recriminarle la acción, y
no veas con la mano, mo-vía más la mano, movía más la ma-no
por la ventanilla que Raphael quitando bombillas, qué pasa,
di-ría, toda la cuesta igual, yo pensaba madre mía, en qué
follón me va a meter el becerro éste, vamos, sin comerlo ni
beberlo te metes con un pringao de éstos, y piensas, claro,
si no hay diálogo como caballeros, y se te sube ¿qué haces?
¿le arreas, antes de que te arree, si no se te su-be por las
barbas?
Pero son cosas que te pueden buscar la ruina, porque todos
tene-mos los h... más o menos echados para delante, y el
chulito de turno no sabe qué expreso de mercancí-as le puede
pasar por encima, si lo derribas fulminado, luego te que-marán
el coche, te vendrán treinta a apalearte como lobos ibéricos
an-te un inofensivo jabalí ibérico, más o menos como la
bomba lapa o el tiro en la nuca...
Tendré yo cara de tonto, con to-dos los papeles en regla, la
ITV, las luces y lo demás, y la familia pase-ando hace 4
años en una noche de agosto, y me paran por el mono-lito de
camino a subir al Hacho, quizá porque llevaba una camiseta
negra de Queen, me confundieron con un porreta, al final de
la ins-pección ocular del vehículo con la familia tomando el
fresco del vera-no, me dejaron seguir mi paseo.
A veces es mejor dejar de pasear por que no veas, los todo
terrenos y vehículos sin que les veas las caras a los
choferes te traspasan, te cagas de miedo, y dices, María,
corre vámonos a casa con los niños, que da miedo ir a
merendar por ahí un domingo.
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