Antes los intelectuales de la
pluma se apuntaban a los cursos del Escorial o a los de
Menéndez Pelayo. Ahora se han ideado unos nuevos cursos,
algo parecido al Gran Hermano pero para los intelectuales de
la pluma, que tendrá como sede el buque escuela ruso Mir
donde se desarrollarán los debates.
Lógicamente, como todo no van ser debates y más debates,
tendrá sus actividades de recreo que, por supuesto, no serán
casinos de juego, concursos de disfraces o mira quien baila.
El tiempo libre se dedicará a escuchar música para el
espíritu y movimientos de gimnasia para que, todos estos
intelectuales, a su regreso presenten un cuerpo diez.
A servidor, la verdad sea dicha, le encantaría poder ir en
ese buque escuela, disfrutando de la compañía de todos esos
intelectuales de los que poder aprender algo. Pero a pesar
de pertenecer a la Agrupación de Escritores Españoles,
tampoco he escrito nada importante para poder codearme con
semejantes autores que, con toda la razón del mundo, se
preguntarían: ¿Quién es este y qué pintan aquí?.
Uno, En su humildad le podría responder, soy alguien que
lleva más de medio siglo escribiendo en los papeles y, aún,
no he aprendido nada de nada. Cada día trato de aprender
algo y, por eso, me encantaría estar con ustedes para seguir
mi aprendizaje.
Y es verdad, nunca se termina de aprender en este bendito
oficio de contra, cada día, todas las cosas que pasan. La
única esperanza que me queda es que, cuando hay estirado la
pata y hayan pasados los años, las juventudes venideras que
busquen en las hemerotecas al encontrar un artículo mío, lo
lean y les parezca gracioso.
Bueno lo que lo puedan leer es un decir porque, habida
cuenta del tamaño de las letras, vana necesita una lupa.
Oiga, amigo guardia, cada día son mas pequeñas. Lo que daría
yo porque tuviesen el mismo tamaño que las “otras letras”,
esa que las sé firmar hasta apaisadas y en colores.
De todas formas como sé, positivamente, que no me van a
aceptar en semejante crucero, esperaré la llegada de
septiembre para irme de vacaciones a la costa, en el
supuesto caso de que mi banco amigo me dé el préstamo
correspondiente y pegarme un par de cervezas que llenen mi
cuerpo de alegría, mientras observo a a juventud divertirse
de lo lindo. Será menos intelectual, no lo estaré haciendo
en un buque escuela ni, por supuesto, me estaré codeando con
lo más granado de los escritores e intelectuales pero, al
menos, eso lo puedo asegurar será mucho más divertido, sin
tener que martirizar mi cuerpo, precioso por cierto, con
secciones de gimnasia que te dejan para el arrastre. Es más
cómodo tumbarse en una hamaca, una buena cerveza en la mano
derecha y dándole placer a estos peazo de ojos que se han de
comer los asquerosos de los gusanos.
Y mientras uno está en semejante situación que, se quiera o
no es envidiable. Otros les seguirán dando vueltas a la
cabeza, en el supuesto que se le pueda dar vueltas a
semejante parte corporal, tratando de solucionar el problema
de ver dónde coloca a tantos amigos, porque tienen más
amigos a los que les ha prometido un puesto de trabajo, que
cargos por repartir. ¿O no?.
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