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OPINIÓN - JUEVES, 26 DE JULIO DE 2007

 

OPINIÓN / EL OASIS

El sueño de los diputados
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Del pleno celebrado la semana pasada, algunos periodistas destacaron su carencia de interés. Y se quejaban, quienes tuvieron que cubrir la sesión, del aburrimiento que invitaba a sestear en la sala. Una articulista decía, más o menos, que le costaba conciliar el sueño cuando le daba por pensar que ha de estar cuatro años soportando unos debates soporíferos en los cuales terminarán todos los participantes entregados a la voluntad de Juan Vivas.

Y lleva razón. Pero le faltó decir que el aburrimiento es un estado de ánimo que le viene muy bien al presidente. El primer requisito de éste, dado que es político destacado, es conseguir que en los escaños primen los bostezos. Sobre todo cuando gobernar no consiste en resolver problemas, sino en hacer callar a quienes los plantean. En este caso, no es que JV tenga poderes para adormilar a la oposición, sino que ésta entra ya en el salón de plenos invadida por un sopor que les hace abrir la boca casi ininterrumpidamente.

Por lo leído, días atrás, parece ser que los plumillas echan de menos a María Antonia Palomo. Quien con sus interpelaciones, y sus salidas de tono, impedía que los diputados se durmieran en los laureles. Y además, como tenía asumido su papel de filibustera, ponía de los nervios a los populares al verse éstos imposibilitados de hacer la siesta en cómodos sillones. Daba juego, mucho juego, la entonces diputada y secretaria general de los socialistas.

Un juego que le venía muy bien a Mohamed Alí. Es decir, que la forma de ser de María Antonia lo estimulaba y lo convertía en un opositor fuerte que trastornaba el sueño de los populares. Ahora, en cambio, Mohamed Alí aparece como un político carente de bríos y dispuesto a sumarse a ese estado somnoliento que se ha apoderado de los plenos. Esperemos que no le pase al presidente de la UDC lo que a Jaime Wahnon: que un día se despierte, de improviso, y meta la pata hasta el corvejón. Aunque, si acaso le sucede algo así, seguro que la televisión local exhibe su despertar desde la mañana a la noche. E incluso son capaces de hacer un pase extra en plena madrugada. Vamos, antes de que amanezca.

Otra señora que bosteza y cuando no bosteza se comporta en los plenos como si estuviera en un colegio de pago, es la portavoz de los socialistas. La señora Ramírez defiende las causas como si tuviera que pedirle permiso al presidente de la Ciudad para acometer tal menester. Con lo cual se ha convertido en la mejor aliada de los populares. Líbreme Dios de juzgar a una diputada que no tengo el gusto de conocer; pero, cuando la oigo debatir, pienso que muy pronto pasará de los bostezos a dormirse profundamente en su escaño.

Recomiendo, pues, a los mandas socialistas que le vayan administrando dosis de malaúva, conocimientos de las causas que haya de defender, y sobre todo que le aconsejen a la portavoz de su partido que se haga adicta al café. Para evitarle el que se pueda quedar en cualquier momento frita en su bancada. Lo cual es peligroso, no sólo porque le pueda ocurrir lo mismo que al reseñado Jaime Wahnon, sino porque roncar queda muy feo.

En lo tocante a Juan Vivas, sólo me cabe asegurar que será el único que no se permita ningún desliz durante los cuatro años de gobierno. Jamás se le verá echar un sueño breve. Porque a él le tocara, en vista de que los demás han decidido que la sala de los plenos sea el habitáculo en el cual soñar con cuestiones placenteras, llevar el peso del debate.

Y, por tanto, más que hablar lo que le vendría bien es cantarles una nana a los diputados. El problema está en que, a la hora de votar, le salga otro Wahnon diciendo no donde estaba estipulado decir sí. Y se arme el cachondeo. Lo que me he perdido.
 

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