Desde hace muchos años, Luis
Francisco Esplá ha sido uno de los toreros que más he
admirado, por su entrega, sus formas de hacer el toreo de
antes y el de ahora, además de por su poderío en los ruedos,
con cualquier tipo de toro, sin esquivar las ganaderías que
son tildadas de duras. El si torea una corrida de una de las
ganaderías comerciales, bien, pero si es de una de las que
son duras de verdad, todavía mejor.
La mala suerte le llegó el pasado día 15 en la plaza
francesa de Ceret donde se lidiaban toros de la ganadería
que más veces he visitado, la de Valverde.
Los toros de Valverde, desde hace años, cuando todavía vivía
su dueño, Don Cesáreo, el cura, han tenido fama de duros, y
ya lo creo que lo son, por lo que las figuras o figuritas no
los han querido ver.
De Valverde no salen los toros tontos que se echan en
ciertas plazas para cuatro niñatos que hacen el agosto
engañando a turistas y a seguidores de día de fiesta. Los
toros de Valverde son duros, fuertes, correosos, de los que
no doblan las manos y que además saben medir, y de qué
forma, a su oponente.
Siento que un toro de la ganadería de mis amigos haya
zarandeado tan duramente a un admirado torero, pero esas
heridas las podrá lucir Luis Francisco Esplá con el honor de
que se las hecho un toro – toro, no un toro de carril de los
que tantas veces salen para distraer a los turistas y
sacarles bien los cuartos.
Y tras una cogida, en Francia, otra vez las atenciones
médicas, a medias. Sobre este asunto ya he escrito hace tres
semanas, cuando Román Pérez fue cogido de gravedad y no pudo
ser operado hasta cuatro horas más tarde.
Con Esplá ha pasado algo parecido, aunque diferente. En la
enfermería ven que es grave y se le traslada en helicóptero
al hospital Saint Pierre, donde se le interviene de una
operación en el pecho. ( Hay que recordar que el pitón del
toro entró entre el pulmón y el corazón, sin que,
afortunadamente, tocara ningún órgano vital). Pero el
hospital no tenía servicio de urología ( repito que estamos
hablando de Francia, donde todo es “perfecto”), con lo que
recién operado del pecho lo tienen que trasladar en
ambulancia a otro centro.
En Perpignan, clínica Medipol, se le reconstruyen
íntegramente los testículos, que habían sido afectados
seriamente en la cogida, y en ese mismo centro se le trató
la herida de la cara.
Tras todo esto ( era un torero, no un niño del futbol) doce
horas después abandona la UCI, y ahora ya está en su casa de
Alicante.
En menos de una semana tuvo esa cogida que, en principio
parecía que era mortal, luego salió de la UCI, estuvo tres
día en planta, se fue a su tierra y ya le han dado el alta.
¿ Son o no son de otra materia los toreros?
Este fue siempre muy especial, es ahora ya uno de los
veteranos del escalafón y a él no le hacen mella los
percances. Porque a lo largo de su carrera ha tenido varios,
pero el de Francia del día 15 ha sido el más grave de todos,
tras siete años sin haber tenido nada. El último que había
tenido lo sufrió en Madrid, en la feria de San Isidro,
frente a un toro de otra de las ganaderías “fáciles”,de
Celestino Cuadri.
Ahora ya, con el alta médica y recuperándose a pasos
agigantados, Luis Francisco Esplá no piensa, ni de lejos, en
la retirada. Este ha sido un accidente más, a lo largo de su
dilatada carrera en el mundo de los toros y a sus casi 50
años, que cumplirá el próximo 19 de agosto, ya piensa en la
reaparición, el día 18, el día antes de su cumpleaños.
Esto significa que en tan sólo 34 días pasa de superar una
cornada gravísima en el pecho, pasa de tratar de recuperar
sus partes nobles, que habían quedado casi destruidas y pasa
de que se le curen las heridas de la cara, y ahora ya piensa
en volver a los ruedos.
Si dolorosas han sido las heridas del torero, de alegría me
llena esa recuperación que va a ser rapidísima en un hombre
de cincuenta años, que no necesita el dinero para vivir y
bien, pero que es un profesional de los grandes y volverá a
estar donde están los primeros, porque él es de esos, un
torero de verdad.
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