Durante la jornada de ayer se cumplieron 25 años del
fatídico accidente que sesgó la vida de un joven soldado
procedente de Onteniente (Valencia), Antonio Güeto Romero,
que en aquel momento se encontraba realizando el servicio
militar en nuestra ciudad y que provocó graves secuelas en
su compañero Sergio Pérez del Valle.
Por este motivo el antiguo Salón de Plenos del Palacio de la
Asamblea fue el escenario en el que a las 11:00 horas el
presidente de la Ciudad, Juan Jesús Vivas, en presencia de
multitud de autoridades civiles y militares, hizo entrega a
los familiares de Antonio Güeto y al propio Sergio Pérez de
las medallas de la Ciudad, en su categoría de plata.
Previamente, a las 10:00 horas, el comandante general de
Ceuta, Enrique Vidal de Loño, recibió en la Comandancia
General de Ceuta al soldado Sergio Pérez del Valle y a los
familiares del soldado Antonio Güeto Romero y a las 12:00
horas se celebró una misa aniversario en la capilla
castrense del acuartelamiento ‘Otero’.
Antonio Güeto padre fue el encargado de recoger la medalla
en nombre de su hijo y, embargado por la emoción del
momento, declaró que “estamos muy agradecidos por todas las
atenciones que hemos recibido y queremos agradecérselo a
todos”.
Por su parte, Sergio Pérez del Valle, con la voz vibrante al
recordar el suceso, agradeció al pueblo de Ceuta y a los
presentes este reconocimiento ya que “he podido comprobar su
calidad como ciudad y muchas gracias por este homenaje a
alguien que para mi era alguien más que un compañero de
mili, Antonio Güeto”.
Una vez concluido el acto, Sergio Pérez declaró que “para mí
es un honor recibir este reconocimiento. También es una
oportunidad para honrar la memoria de un gran amigo, Antonio
Güeto, y un homenaje a gente que, en similares
circunstancias, ha tenido un cierto comportamiento y han
sufrido por ello. Me parece un acto simbólico que se puede
extender a más gente”.
Uno de los momentos más emotivos de la jornada fue cuando a
las 13:00 horas se descubrió una placa en la Plazoleta
soldado Güeto en honor de tan valiente soldado.
Historia de dolor
Antes de que tuviera lugar el descubrimiento de la placa, el
coronel de la Unidad Logística número 23 (ULOG), Claudio
Domínguez Buj, en la que sirvieron ambos soldados, recordó
que cada 24 de julio desde hace 25 años se rinde un sencillo
pero emotivo homenaje en recuerdo al soldado Antonio Güeto
Ramos que, “en el cumplimiento del deber, encontró la muerte
en esta entrañable tierra española”. Domínguez añadió que
también a su compañero “soldado de la entonces unidad de
automovilismo Sergio Pérez del Valle que le acompañaba en
tan luctuoso momento”.
El coronel Domínguez recordó que esta historia de dolor
arrancó el 24 de julio de 1982, cuando, durante las primeras
horas de la mañana, un pavoroso incendio de dimensiones
alarmantes, avivado por el fuerte viento racheado de
poniente, se desató en la zona del monte de Ingenieros con
el consiguiente peligro de ampliar su radio de acción e
incluso llegar a viviendas cercanas.
A pesar de la rápida y ágil actuación por parte del servicio
de bomberos, ayudado por personal de Cruz Roja y Cuerpos y
Fuerzas del Estado, sus esfuerzos no se veían recompensados
en el control del incendio. Es más, este aumentaba en
influencia y en extensión, resultando descorazonadores los
resultados obtenidos, ya que los frentes iban
multiplicándose por doquier.
Miembros de la Comandancia General apoyaron en las labores
de extinción desde el primer momento, entre ellos, y como
conductor y acompañante, participaron los soldados Pérez del
Valle y Güeto Ramos, integrantes ambos de la Unidad de
automovilismo en la agrupación logística número 6.
Asimismo, Domínguez Buj se refirió a que sobre las 11:30
horas de la mañana, realizando labores de aprovisionamiento
de agua, cuando bajaban la cuesta del Renegado en compañía
de otro camión de las mismas características, y debido a lo
dificultoso del terreno con el agravante de la falta de
visibilidad provocada por las cortinas de humo producidas
por el incendio, el vehículo en el que se trasladaban sufrió
un aparatoso vuelco, como resultado del cual se produjo la
muerte instantánea del soldado Güeto y múltiples heridas de
gran gravedad en el soldado Pérez.
A la mañana siguiente, domingo 25 de julio, tuvo lugar el
entierro de Antonio, siendo el fénetro portado por los
coroneles de las unidades de la plaza y estando presentes en
el sepelio gran cantidad de compañeros destinados en
reconocimiento y gratitud por acción tan amnegada.
El coronel de la ULOG destacó que tanto la nueva ubicación
del monolito como la placa conmemorativa se inauguraban con
la finalidad de que “hechos como este no caigan en el olvido
de los ceutíes”. Además, señaló que “ejemplos como los de
Antonio y Sergio nos ayudan a todos los integrantes de la
unidad logística, sucesora de aquella en la que sirvieron
estos dos magníficos españoles, para que sigamos haciendo
nuestro el lema de la unidad de servir que ellos emplearon
hasta las últimas consecuencias”.
Entrega de medallas
Por otra parte, el presidente de la Ciudad, Juan Jesús
Vivas, manifestó durante la entrega de las medallas que “la
institución que representa a todos los ceutíes tenía la
obligación de celebrar este acto”.
Vivas reconoció que el motivo por el que se tenía que
celebrar era “para poner de manifiesto a los familiares de
Antonio Güeto y a Sergio Pérez que la entrega de las
medallas que acabamos de realizar es un testimonio de
agradecimiento y a la vez del reconocimiento público hacia
un comportamiento ejemplar”.
Además, Vivas explicó que desde que ocurriera el fatídico
accidente hace 25 años todo ha cambiado en gran medida, pero
que “no ha cambiado nuestra capacidad para emocionarnos ante
el drama humano, también por la sensibilidad de este pueblo
generoso, hospitalario y solidario para reconocer los
méritos de quienes con él se han portado bien”. Para
concluir, el presidente añadió que “tampoco ha cambiado la
actitud del Ejército de España para socorrer y prestar apoyo
en materia de protección civil cada vez que la ocasión lo
requiere”.
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