Una tormenta en un vaso de agua.
Un decisión anunciada desde el fracaso del señor Piqué en
las pasadas elecciones municipales y una medida necesaria
para que los votantes del PP en Catalunya, ¡atentos!, no los
votantes de CIU o de ERC, ni mucho menos los del PSC catalán
o de la inane Iniciativa per Catalunya; porque, señores, si
tenemos que guiarnos por las reacciones de todos estos
partidos y partidillos secundarios, deberíamos pensar que
los afectados por la dimisión del Presidente del PP catalán
son ellos. Todo forma parte de las normas dadas por Zapatero
de que “al partido PP ni agua”; la consigna de acosar
constantemente al adversario político, para no dejarle sacar
la cabeza de debajo del agua, se está cumpliendo a
rajatabla. Desde el más humilde afiliado al PSOE hasta el
señor Mas de CIU, y desde el aprendiz de reportero de El
País hasta el todopoderoso señor Polanco todos, todos sin
excepción han de contribuir a la causa del señor Zapatero de
desprestigiar al señor Rajoy y a su partido hagan lo que
hagan, digan lo que digan.
Por ejemplo vean al director de La Vanguardia, señor Antich,
pagándole los favores que recibió del señor Pique –que fue
quien le dio el puesto –, con varias páginas completas de su
periódico ensalzando al dimisionario y pintando al PP como
si estuviera dando los últimos extertores. Resulta
verdadermanete emocionante ver como se esfuerza en florear
el óbito político de su defendido y, el verdadero esfuerzo
que pone en intentar demostrar que, en el PP, se están
cosiendo los crespones negros de su desaparición. Fíjense la
perla que deja, para la posteridad, en su editorial:”Curiosa
manera con la que el PP ha decidido iniciar la campaña de
las generales: salir con una mano atada en Catalunya”.
Genial ¿no? Pero analicemos un poco toda esta baraunda que
han armado los partidos que forman este conglomerado informe
y babélico que constituyen la mayoría del Parlamento. Hace
unos días el señor Zapatero hizo cambios en el Gobierno;
cesó a tres de sus miembros e incorporó a otros tres,
¿ustedes vieron que se armara semejante revuelo?, ¿se dedicó
el señor Rajoy a poner como chupa de domine a las ministras
cesantes? A pesar de tener motivos más que justificados para
calificarlas de incompetentes, pagadas de si mismas y
carentes de la menor sensibilidad política en el ejercicio
de sus funciones durante su mandato; se abstuvo y,
simplemente, quedó a la espera de ver los resultados de los
sustitutos en sus nuevos cargos. Era lo correcto y lo que se
espera del partido de la oposición. Pero este multipartito
que padecemos, esta especie de trufado formado por el PSOE,
los partidos separatistas y el partido Comunista, que
pretende gobernar al modo frentepopulista de 1936, no ha
querido desaprovechar la ocasión para lanzar el chapapote
que han sacado de las playas de Ibiza sobre el PP. Yo diría
que no ha sido más que una pataleta ante el hecho de que, en
Catalunya, se restaure el verdadero PP de siempre, el de las
derechas y el de centro que es de donde se alimenta para
conseguir votos. Basta de tontear con los separatistas;
basta de falsos complejos por declarase catalanes y
españoles; basta de inhibirse en la cuestión de la
persecución del castellano para imponernos el catalán como
idioma único; fruto de unas minorías extremistas e incultas
que ignoran la gran riqueza de nuestra lengua madre y su
expansión por todo el mundo; basta de miedos y de aceptar
que nos impongan sus leyes chauvinitas y exclusivistas unos
cuantos que no son más que pequeñas manchas negras en la
masa total de la ciudadanía española.
En realidad, como alguien ya ha dicho por los bajines, lo
que ocurre es que temen que el PP catalán, como nueva y
pujante Ave Fénix, resurga a partir de ahora y. sin la
rémora del señor Piqué ( que por cierto no ha sabido irse
con dignidad enviando y haciendo pública una carta,
presuntamente dirigida al señor Rajoy, demostrando no saber
perder), más dedicado a trapicheos detrás de las bambalinas,
a siseos cómplices con los nacionalistas y a buscar halagar
su propia vanidad; que a cumplir con sus deberes para los
votantes, decepcionados de pertenencer a un partido, en el
que habían depositado sus últimas esperanzas como españoles,
y al que veía, día a día, hundirse en el fárrago de la
indefinición política y la ineficacia, cuando no dedicado a
la colaboración solapada con esta izquierda impresentable y
xenófoba que rige en la actualidad los destinos de los
catalanes.
Sea en buena hora este paso de la dirección del PP de
Madrid. No deben preocuparse, el señor Rajoy ni el señor
Acebes, por haber tomado la decisión de resucitar en estas
tierras el viejo espíritu de lo que fue el PP (Alianza
Popular) desde la transición. Todas las críticas que nos
puedan venir de los otros partidos no hacen otra cosa que
avalar la oportunidad y la lógica del cambio que se ha
llevado a cabo. Si los otros querían que continuara el señor
Piqué, no era más que para tener asegurada la derrota de los
populares cuya trayectoria, a través de los últimos
comicios, no ha sido más que de caída en picado hasta llegar
a cotas de verdadero escándalo. Dicen que el PP, en las
últimas elecciones, perdió más de 40.000 votantes; estoy
convencido y no creo equivocarme que, con cualquier otro
dirigente de los que hoy se están barajando, se van a
recuperar e, incluso, aumentar. Sin rencor, pero sin pena
por su marcha, lo mejor que podemos decir de la dimisión del
señor Piqué es aquello que tan bien expresa el refrán: “ a
enemigo que huye puente de plata”
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