Sé que, mi Editor, nunca me ha
valorado y eso me disgusta y desmotiva. ¿Qué a ustedes les
trae sin cuidado? Pues bien, vengaré su indiferencia
hablando de la dimisión catalana del traslúcido pepero
Piqué. Sí, ese mismo. El que tiene cara de haber sido
abducido por un ovni y posteriormente vomitado por el Objeto
Volante No Identificado, reencarnado en el espíritu solemne
de Porrina de Badajoz.
De ahí su dimisión: quiere, pese a su apariencia remilgada,
dedicarse al cante y a la juerguecita. ¿Qué dicen enseñando
sus dientes con fundas de genuina porcelanosa? ¿Qué ni les
interesa ni jamás les ha interesado alguien tan poco
apasionante como el relamido Piqué? Pues les confieso que a
mí me interesa aún ,menos, porque siempre le consideré una
especie de comodín del PP, más quemado que el cenicero de un
bingo y con veleidades catalanistas, en pijo y en
polvoriento. De hecho me interesa infinitamente más el
producto, agotado en las boticas, que ha lanzado Isdín al
mercado y que es protector solar y repelente de medusas al
tiempo. Los del laboratorio han jurado por sus fallecidos
que volverá a las farmacias andaluzas antes de que finalice
este mes y la demanda es total.
El producto antimedusas tendría en las urnas más votos que
un Partido Popular encabezado por alguien tan carente de
gancho como el dimisionario Piqué, que supongo que, a partir
de ahora se quedará en su casa y no pretenderá aspirar a
ningún puesto remunerado con las expectativas de
rentabilizar su aburrida trayectoria política. Eso. Que se
largue, que busque trabajo en la empresa privada, que
oposite como todo hijo de vecino para la pública y que, como
a todo mortal, le pique una medusa en la ingle y si no
quiere ser atacado que se gaste los dineros y compre el
producto de Isdín y si se ha agotado que se refresque los
bajos con vinagre y antihistamínicos. Porque hay una cierta
manifestación de la Justicia del Universo en el hecho de
que, un tipo, tibiamente baqueteado entre coches oficiales y
escoltas, sea acometido por uno de esos babosos bichejos y
le salga una urticaria, igualito que a los curritos y a las
marujas.
Desigualito que yo, por el simple hecho de que jamás me he
bañado en una playa malagueña, llegué con los ojos y los
sentidos hechos a las playas de Saidía y como no hay color,
miento, sí lo hay, los de los meados de los guiris de viajes
económicos y souvenir de castañuelas de plástico, no me
remojo en el líquido elemento, por miedo, más que nada, a
los virus y a las bacterias. ¿Qué si soy aprensiva? Lo soy.
Ingiero al día cuatro cápsulas de Arkofarma de própolis, que
es el antibiótico de las abejas y del rico panal también
aprovecho en cápsulas el polen y la jalea real, todo para
aumentar mis defensas y tenerlas expectantes y a punto por
si se producen dos eventualidades: que sufra un ataque
vírico o que Piqué aparezca por el pepeísmo ceutí, donde le
auguro menos éxito que al presidente de Irán desfilando en
el día del orgullo gay.
¡Que lástima de grandes figuras políticas desperdiciadas por
la dedocracia y el amiguismo imperantes en Génova 13!
Quemaron al mejor político del conservadurismo catalán
español, al patriota y carismático Aleix Vidal Quadras, hoy
ninguneado en el parlamento europeo, cuando poseía un
discurso político espectacular y un atractivo que, en
efecto, le hacía aparecer inquietante desde el punto de
vista de los trepas y los agitadores del botafumeiro.
Y está Alberto Fernández, que siempre está y a quien no
dejan estar demasiado. Piqué apuesta de Génova 13 para dar
el cante catalanista e intentar la majadería de robar votos
de entre los estómagos agradecidos de CIU y como fracasó y
encima quería mangonear, le pusieron los puntos y se largó.
Mejor. Que se vaya y que le asalte una medusa contumaz y le
deje las partes pudendas en un puro ¡Ay! Y que vuelva Vidal
Quadras. Eso es.
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