Antes de entrar en el concepto de aprendizaje y de atacar la
ardua tarea de su estudio en las especies domésticas, veamos
las definiciones que a mi juicio, comportan todos o al
menos, los máximos parámetros que lo conforman.
“Es cualquier proceso en el que, durante la ontogenia normal
de la especie, la organización de la conducta del animal
viene determinada en parte por alguna experiencia específica
previa. En ausencia del requisito de la experiencia faltará
por completo alguna capacidad conductual o su organización
diferirá de la de los individuos similares para los que la
experiencia estuviese disponible”. (Johnston, 1981)
Esta definición es útil pero la que expongo a continuación
me parece menos general y más entroncada con el concepto de
selección natural.
“El aprendizaje es un cambio inferido en el estado mental
del organismo, que procede de la experiencia e influye de
forma relativamente permanente en el potencial del organismo
para la posterior conducta adaptativa” (Tarpy y Mayer, 1978)
Tanto los conceptos de ontogenia, como los de experiencia y
conductas adaptativas nos llevan a la idea de que el animal
forzosamente debe tener experiencia durante su vida para
adquirir el aprendizaje necesario que le asegure su
adaptación individual y su evolución como especie. Pero si
observamos a algunos insectos vemos como, en un solo día,
nacen se aparean y mueren. ¿Dónde están la experiencia y el
aprendizaje que les hace aptos para que su especie no se
extinga? ¿Realmente es necesario el aprendizaje para
sobrevivir en nuestro planeta? ¿Acaso no hay especies que
han sobrevivido millones de años sin adquirir, durante su
vida, ningún tipo de aprendizaje?
Como verán, la definición de aprendizaje queda coja si no
introducimos el concepto que la completa respecto al
organismo en cuestión: “animal perteneciente a especie
altricial”. Estas especies son aquellas en las que los
individuos necesitan de cuidados parentales y en las que su
periodo vital es lo suficientemente prolongado para que
puedan adquirir experiencia. Las otras, precociales, no
llegan a conocer a sus progenitores, su periodo vital es
efímero y además, no necesitan ningún tipo de aprendizaje
para sobrevivir. Sus capacidades innatas les bastan para
afrontar las exigencias que le impone el espacio ecológico
en el que habitan y además, responden a mecanismos
desencadenantes innatos que son estímulos que provocan la
respuesta adaptativa.
El perro, perteneciente a especie altricial posee, igual que
nosotros, su propia capacidad de aprendizaje y su conducta
obedece a una compleja interacción entre lo innato o
filogenético y lo aprendido durante su vida u ontogenia. En
este punto se introduce la dicotomía entre lo innato y lo
experimentado o aprendido y para juzgar si la conducta que
observamos en nuestro amigo es de uno u otro tipo podríamos
decir que una conducta será innata cuando el individuo que
la ejecuta ha sido aislado desde el nacimiento y es capaz de
realizarla aún cuando lo colocamos en un contexto diferente.
Una vez definido el aprendizaje vemos que esta capacidad
podemos verla desde dos enfoques distintos:
3 Como desarrollo de conductas manifiestas adaptativas
3 Como concerniente al conocimiento adquirido
El primer enfoque de aprendizaje hace referencia a las
conductas observables en un animal. El hecho de que
observemos a un lobo derribar a una presa y matarla nos
indica que ese individuo ha aprendido correctamente la
conducta compleja de caza.
La manifestación conductual del aprendizaje es importante
para la supervivencia y para la adaptación. Lo que cualquier
animal haga es de suma importancia porque es la conducta y
no su conocimiento, lo que constituye su estrategia de
adaptación.
Desde el segundo enfoque podemos considerar el aprendizaje
como la transición desde el estado de ignorancia al de
conocimiento. Para el humano es fácil comprender este
aspecto porque, desde pequeños, se nos ha inculcado la
cultura general pero los animales, con capacidad de
aprendizaje, también poseen conocimientos. Los perros
conocen su territorio, saben como llegar a las fuentes de
recurso utilizando puntos de referencia y por donde les
puede llegar el peligro. El problema para nosotros, a la
hora de observarlos, es que no siempre se comportan de forma
que revelen estos conocimientos y las reglas por las que los
han adquirido.
De lo expuesto deducimos que el reto que plantea la
investigación del aprendizaje animal es averiguar, con
exactitud, que conocimiento ha adquirido un animal y las
reglas por las se adquiere este conocimiento.
Desde tiempos antiquísimos ya se formulaban teorías
relativas a las fuentes de conocimiento. Así, Platón
aseguraba que el conocimiento en los animales era innato,
Aristóteles se decantaba por la experiencia como única forma
de obtenerlo y posteriormente, Descartes separó, en
conceptos mutuamente excluyentes, el instinto animal de la
razón humana.
Fueron Paulov y posteriormente Thorndike quiénes basaron sus
teorías sobre el aprendizaje en la adquisición del
conocimiento por medio de la asociación de ideas.
La teoría en la ciencia del aprendizaje y el adiestramiento.
Para que una teoría o método sea apta o fiable se deberá
ajustar a estos criterios:
1. Debe ser susceptible de verificación. Sus conceptos
internos, abstractos, han de relacionarse con el mundo
exterior mediante principios puente de tal forma que podamos
verificar esos conceptos de forma objetiva.
2. Una buena teoría es simple y no entorpecida por
constructos que resulten innecesarios para explicar los
datos disponibles.
3. Debe poseer generalidad, es decir, proporciona una
descripción unificada de un conjunto de hallazgos y
fenómenos diversos.
4. Será una teoría productiva. La teoría ayuda a generar
nuevas predicciones y orienta a la investigación futura.
Además de lo expuesto, es imprescindible aplicar a la teoría
el método científico en el que, a partir de una hipótesis,
se emiten una o varias predicciones que, de cumplirse,
apoyarán la hipótesis. Luego, y como es de rigor, habrá que
contrastar las predicciones para finalmente convertir la
hipótesis en tesis.
Demostrar una teoría lleva muchos años de preparación
científica del investigador y muchos años de comprobación de
nuestro trabajo. Los que nos hemos sometido a un tribunal de
suficiencia investigadora tenemos la profunda convicción de
que enunciar una nueva teoría o método no es solo fruto de
nuestro trabajo sino el de multitud de precursores que hacen
avanzar la ciencia a pequeños pasitos y sin “grandes
inventos”
Veamos, en un pequeño resumen, las distintas clases de
teorías que han desarrollado los psicólogos experimentales y
los etólogos aplicados.
Teorías cognitivas
Se denominan teorías teleológicas porque definen y describen
el fin u objetivo hacia donde se orienta la conducta. Los
sujetos se comportan de acuerdo con un fin aunque aún cuando
la forma de la conducta pueda variar. Si observamos a un
perro perseguir a un conejo decimos que el perro tiene un
objetivo – atrapar al conejo – aunque los detalles de la
conducta pueden ser muy complejos como zigzaguear, saltar
vallas o simplemente, ladrar.
En esta teoría se especula con que el perro posee una
representación interna del acto de atrapar al conejo, es
decir, que puede “concebir” hacerlo. Tolman en 1932 fue uno
de los que adoptó esta teoría del aprendizaje.
Teorías mecanicistas
Explican la conducta no en función de los objetivos, sino en
función de los mecanismos que subyacen a estos procesos. La
conducta está mediatizada por varios mecanismos de los que,
si conocemos su naturaleza, podemos predecir y comprender la
conducta. Estos mecanismos pueden ser estructuras
neuronales, sistemas neuroquímicos o circuitos neuronales.
Hull en 1943 formuló una hipótesis por la cual la conducta
estaría determinada por una gran variedad de mecanismos
entre los que destacaban: el impulso y el hábito.
Teorías del análisis de la conducta
La conducta se selecciona por los resultados que obtiene.
Esta teoría entronca con la selección natural y en ella, la
característica de la especie varía de un individuo a otro.
Las conductas son variables y el ambiente selecciona la
adecuada y más adaptativa. Por tanto, estas son
seleccionadas de entre todas las demás. Uno de los
seguidores más importante de estas teorías fue Skinner.
Las teorías de los seguidores de Skinner se ajustan al
concepto de la capacidad que tienen los individuos aptos
para modificar su conducta a tenor de la influencia de los
agentes externos.
La pregunta obligada ahora es: ¿Cuál de las aproximaciones
teóricas es la correcta? Ninguna de ellas es necesariamente
incorrecta sino que cada una aporta un lenguaje y una
perspectiva distinta para la comprensión de los fenómenos
del aprendizaje.
Procesamiento cognitivo complejo
En el adiestramiento del perro utilizamos los procesos del
aprendizaje implicados en el condicionamiento pavloviano e
instrumental además de procesos de orden superior como:
¸ Discriminación
¸ Memoria
¸ Generalización
Fernández y Churc (1982) demostraron que las ratas y palomas
pueden contar e incluso, medir el tiempo. Por una inferencia
lógica, el perro como mamífero evolucionado también lo hace
con los relojes internos implicados en el tiempo y en la
cuenta.
Según Lea (1984) para demostrar que un animal tiene un
concepto de nivel superior hemos de mostrar que no está
procesando solo los rasgos físicos de los estímulos. Aunque
todavía no se ha obtenido la evidencia necesaria para su
comprobación, otros estudios posteriores hacen prometedora
la teoría de Lea.
Los estudios de Wright y Delius (1994) llevan a la
conclusión de la capacidad del animal para la igualación y
la singularidad.
Un largo etcétera de investigadores ha llevado a cabo
estudios sobre la capacidad de los animales como el perro,
la rata, la paloma o el primate no hominoideo, para realizar
procesos como la inferencia, analogías o regla lógica de
transitividad.
Verán ustedes que, como decíamos antes, una teoría novedosa
es muy compleja de cuadrar y conlleva muchos años de trabajo
y la aplicación de un método científico lo más aséptico y
minucioso posible.
La realidad es que, para formarse como adiestrador,
deberíamos ser conscientes de las capacidades que, aunque
suponemos en el perro, no sabemos encuadrar en su potencial
de especie. Entiendo, por otro lado, que tampoco es
necesario pasar largos años de nuestra vida formándonos en
Psicología, Etología, Biología o Veterinaria. Para eso están
los científicos investigadores de los que debemos extraer la
ciencia necesaria para conseguir el mejor adiestramiento, en
el menor tiempo posible y con la mejor relación
educador-educado.
Lo que no es necesario en absoluto, es la tendencia a la
cada vez más frecuente aparición de métodos prodigiosos
diseñados por supuestos expertos en Psicología canina,
Etología o vaya usted a saber que disciplina que, aunque se
imparta en las universidades, parecen haber sido diseñadas
en la barra de un bar por señores que evidentemente no han
pisado un claustro universitario. Demos al César lo que es
del César y al perro, lo que necesita: un adiestrador
formado, con ética, paciencia y cariño por esta
impresionante especie.
Bibliografía
Fernandes, D.M. y Church, R.M. (1982): Discriminationt of
the number of sequential events by rats. Animal learnigs and
behavior, 10.
Hulls, C.L. (1943): Principles of behavior:. New York,
Appleton- Century Crofts.
Jhonston, T.D. (1981): Selective cost and benefits in the
evolution in Advances In the study of Behavior (Vol 12) New
York: academics press.
Lea, S.E.G. (1984): In what sense do pigeon learn concepts?
In Animals congnition. Hillsdale.
Pozuelos, A. y Álvarez, R. (2007): Manual de Etología
canina. Clínica de la conducta. Adiestramiento del perro.
Granada.
Tarpy, R.M. y mayer, R.E. (1978): Foundations of learnings
and memory. Glenivew: Scott Foresman.
Tolman, E.C. (1932): Purposive behavior in animals and men.
New York: Appleton-Century Crofts.
Wright, A.A. y Delius, J.D. (1994): Scratch and match:
Pigeons learn matching an oddity whit gravel stimuli.
Animals Behavior processes, 20
-Diplomado en Estudios Avanzados Universitarios de 3º Ciclo
(línea de Investigación; comportamiento animal y humano.
-Programa doctoral en Evolución humana. Bases de la
Antropología física.
-Asesor y terapeuta en comportamiento animal, título de la
Universidad de Granada.
.Estudió Etología en el Dpto. de Biología Animal y Ecología
de la misma Universidad.
-Presidente de la Asociación para el Estudio del Perro y su
Entorno (AEPE)
|