Cada uno va jugando sus cartas como mejor puede. Comenzó
Rodríguez Zapatero con los recambios del Gobierno, echando
fuera, aunque no a todos, a aquellos que ya habían dado de
sí lo que podían, que en realidad, no había sido mucho.
Y naturalmente, ahora es Rajoy el que mueve ficha y, al
estar en la oposición, tiene material de donde tirar para
prometer, aunque luego esas promesas, muchas de ellas, se
queden en casi nada, cosa que sucede en cada legislatura con
un buen porcentaje de las promesas que se hacen en las
campañas electorales.
Hace tres días, en mi columna diaria, yo daba mi propia
opinión, no sé si autorizada o partidista, pero mía, a la
promesa de Rajoy de implantar una educación bilingüe o
trilingüe en España.
La promesa, lo dije, era muy bonita, muy atractiva y, ¿ Por
qué no decirlo?, muy electoralista, pero, claro, no todo lo
que sobre el papel queda bonito, es luego realizable en toda
la geografía española, por lo que a Rajoy, como a todo aquel
que promete algo positivo se le agradecen sus buenas
intenciones, pero también se les dice: “bájate de la nube y
procura no meterte en los charcos”.
Sobre esto no voy a insistir ahora, volveré más tarde, pero
sí hay que volver la vista hacia atrás y ver otras promesas
que días pasados ha hecho el líder de la oposición y que , a
cada uno lo suyo, son promesas pensadas, realizables y, en
caso de ganar las próximas elecciones, seguro que iba a
acometer todas y cada una de ellas.
La campaña va a ser larga, los “sube y baja” de las
encuestas van a ser constantes y, por eso, al estar entrando
en el período de vacaciones, Rajoy acaba de anunciar su plan
de bajada de impuestos.
Este asunto nos afecta a todos, y esto en la economía del PP,
en los ocho años de gobierno de Aznar tuvo seriedad, además
de que llevó acompañado el no perder poder adquisitivo y el
no hacernos más pobres, que parece la temática de algunos
grupos, que afortunadamente no van a gobernar nunca.
Y es que, viniendo de donde venía, hubiera sido un fracaso
para la política económica del PP haber ido por otros
caminos. Y es más, sin querer decir nada más que lo que
estoy escribiendo, la sombra de Rodrigo Rato en la economía
que propugne el PP sigue siendo alargada y ahora está cada
vez más cerca, por lo que, aunque Rajoy tendrá sus hombres
de confianza en el terreno económico, contar de cerca con un
simple “guiño” de Rato ya es una garantía de solvencia y
seriedad, cuando se aborde un tema tan delicado como este de
los impuestos.
Otra promesa, que también se puede cumplir y sin problemas,
es la de la reforma de la Ley Electoral, que buena falta
hace al haberse complicado ya muchas expectativas y ahora
mismo haber quedado un poco obsoleta.
Claro que esa reforma irá con ciertas miras y vamos a ver
como se acoge, cuando ciertos grupos minoritarios, pero de
peso a la hora de favorecer la creación de coaliciones para
gobernar y que se pueden ver desplazados de sus privilegios.
Este es un tema casi desconocido para el gran público, que
no levanta salvas de aplausos cuando se debate, pero que
debe marcar las líneas maestras de la política del futuro.
Volviendo a la oferta en materia de educación, Mariano Rajoy
ha prometido una reforma educativa de calado, ya digo que,
al menos, sobre el papel, una reforma de verdadera política
de Estado, no para una legislatura, no para dos cursos, sino
para las próximas generaciones, con lo que tendríamos una
auténtica “revolución” que pondría fin a un largo proceso
histórico en el que han abundado los caprichos, en el que se
ha marcado la parcialidad para terminar todo ello en el
fracaso.
Y para que la parcialidad y el fracaso no sean las marcas a
seguir, la apuesta de Mariano Rajoy se basa en la libertad y
en la igualdad. Algo, repito, muy claro sobre el papel,
luego ... ya veremos.
Para que esto tenga sentido y sea un verdadero aliciente,
habrá de superarse el clima de desánimo existente hoy y que
ha llevado a ese 30% del fracaso escolar, además de haber
llevado a nuestro país a ser el tercer país de Europa con
menor grado de conocimiento y con mayor abandono escolar.
Y obviamente, sobre el “catecismo” habrá que tener una
alternativa: “ ninguna educación cívica mejor que la cultura
que emana de las Humanidades, sin adoctrinamientos en la
clases, más bien transmitiendo libertad, término que chirría
en el socialismo, y responsabilidad.
Pero como todo esto necesita de algo en lo que quede
reflejado de verdad, se vuelve a hacer alusión a la reválida
o prueba general de aptitud en todos los centros, que sea
externa y de carácter general.
Para quienes, en su día, hemos pasado por un sistema de ese
tipo y no nos fue muy mal, la idea es acertada al 100%,
claro que cuando llegue esto a las manos de la demagogia del
“todo vale” ya se volverá a hablar, especialmente desde el
rojerío, del pasado y acaso tengamos también “memoria
histórica” en la enseñanza.
Y yo, que en alguna columna, hace varia semanas, hablé del
orden, debo aplaudir la idea de que el respeto docente/
discente será algo esencial, porque establece un orden y con
orden se trabaja mejor.
Para ser “principio de campaña” no se está comenzando mal,
luego con el correr de los meses todo dependerá del conejo
que Zapatero se saque de la chistera. De momento Rajoy da el
primero.
|