Las últimas elecciones municipales
y autonómicas, todos lo recordamos, fueron el pasado día 27
de mayo.
En torno al 20 de junio, prácticamente todos los
ayuntamientos y todas las comunidades autonómicas habían
constituido sus corporaciones locales y sus gobiernos
autonómicos respectivamente, pero, claro, no hay regla sin
excepción y aquí la excepción está en Navarra, que va a
posponer su gobierno al 18 del próximo mes de agosto.
La situación se ha complicado más de la cuenta, al faltarle
al partido UPN un diputado para tener la mayoría absoluta.
UPN ganó las elecciones, pero en el juego democrático,
aunque sea una aberración, en una situación como esta pueden
unirse todos los demás en contra y formar una coalición
ingobernable, pero que privará al ganador de formar
gobierno.
La presidenta del Parlamento foral, Helena Torres, decidió
el pasado martes conceder una nueva prórroga y fijar el 18
de agosto como fecha límite para la elección del presidente
del Ejecutivo foral.
Helena Torres se había vuelto a reunir con los líderes de
los grupos parlamentarios y volvió a comprobar que no hay un
candidato firme todavía. Con lo que es hora de preguntarse ¿
Cómo no va a ser firme el candidato del grupo que ganó las
elecciones, a falta de un representante para obtener la
mayoría absoluta?.
Un poco, a vuela pluma, podemos recordar que Adolfo Suárez
no obtuvo la mayoría absoluta ni en 1977, ni en 1979; Felipe
González no la obtuvo en el 89, ni en el 93; José María
Aznar no la obtuvo en 1996, y todos ellos formaron gobierno.
¿Qué pasa con Navarra?. La cosa está muy clara, el triunfo
del partido UPN “rompió” el pasodoble a Nafarroa Bai, el PSN
parece que sigue teniendo sus aspiraciones a gobernar,
aunque, no lo olvidemos, sería cautivo de Nafarroa Bai, que
ahora parece decidido a torpedear todo y dice que no apoyará
a los candidatos de los otros dos. Ni falta que hace,
deberían decir el uno y el otro.
La papeleta se la tienen que solucionar entre los dos
grandes partidos de ámbito nacional y muy especialmente el
PSN tendrá que permitir la gobernabilidad de UPN, salvo que
a partir de ahora los socialistas digan una cosa en la calle
Ferraz y otra en los lugares donde dominan los
nacionalistas.
Desde el día 20, o sea, desde ayer, comenzaron a contar los
treinta días naturales y concluirán el 18 de agosto.
Sanz, tras la reunión con Helena Torres y cambiar
impresiones con el líder socialista Puras, tenía la idea de
que Puras estaba en buena disposición para que UPN formara
gobierno estable.
Claro está que esa opinión no parecía ser la del propio
Puras cuando manifestó que una simple conversación no tenía
que ser el punto de partida de nada.
En aquellos momentos los socialistas de Navarra no habían
barajado aún la posibilidad de llegar a un acuerdo con UPN.
Hoy, tras los avisos de Ferraz, las cosas serían muy
diferentes.
Y es que lo realmente vergonzoso para un partido de ámbito
nacional, no nacionalista, llámense PSOE o PP es
esclavizarse a grupúsculos que no pintan nada en el ámbito
nacional y que en la política de nuestro país se limitan a
“mirar las tetas a las moscas”. Es cierto que hasta el
pasado lunes el PSN trabajó todo lo que pudo para formar un
gobierno con Nafarroa Bai e IUN.
Afortunadamente para Navarra y para la política española
este matrimonio a tres bandas no se va a dar, porque con él
se habría demostrado que algunos pactan con el diablo, con
tal de ostentar el poder.
Y ahora mismo todos, pero especialmente el PSOE, tienen que
medir mucho sus pactos y matrimonios cara a las elecciones
generales del próximo mes de marzo. Esto es lo que ha hecho
que desde Ferraz se haya dado el frenazo a lo que se había
decidido en Navarra en ese “congreso” en el que todos menos
uno apoyaban unirse a Nafarroa Bai, con tal de que no
gobernara el partido UPN.
Cálculo electoral es lo que ha habido aquí, interés
partidista, anteponiendo los intereses del partido a los de
Navarra y con ello libertad de acción sin estar bajo la
presión de pequeños grupúsculos políticos, que nada
rentables les iban a ser.
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