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OPINIÓN - SÁBADO, 21 DE JULIO DE 2007

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Tres meses después
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Las últimas elecciones municipales y autonómicas, todos lo recordamos, fueron el pasado día 27 de mayo.

En torno al 20 de junio, prácticamente todos los ayuntamientos y todas las comunidades autonómicas habían constituido sus corporaciones locales y sus gobiernos autonómicos respectivamente, pero, claro, no hay regla sin excepción y aquí la excepción está en Navarra, que va a posponer su gobierno al 18 del próximo mes de agosto.

La situación se ha complicado más de la cuenta, al faltarle al partido UPN un diputado para tener la mayoría absoluta.

UPN ganó las elecciones, pero en el juego democrático, aunque sea una aberración, en una situación como esta pueden unirse todos los demás en contra y formar una coalición ingobernable, pero que privará al ganador de formar gobierno.

La presidenta del Parlamento foral, Helena Torres, decidió el pasado martes conceder una nueva prórroga y fijar el 18 de agosto como fecha límite para la elección del presidente del Ejecutivo foral.

Helena Torres se había vuelto a reunir con los líderes de los grupos parlamentarios y volvió a comprobar que no hay un candidato firme todavía. Con lo que es hora de preguntarse ¿ Cómo no va a ser firme el candidato del grupo que ganó las elecciones, a falta de un representante para obtener la mayoría absoluta?.

Un poco, a vuela pluma, podemos recordar que Adolfo Suárez no obtuvo la mayoría absoluta ni en 1977, ni en 1979; Felipe González no la obtuvo en el 89, ni en el 93; José María Aznar no la obtuvo en 1996, y todos ellos formaron gobierno. ¿Qué pasa con Navarra?. La cosa está muy clara, el triunfo del partido UPN “rompió” el pasodoble a Nafarroa Bai, el PSN parece que sigue teniendo sus aspiraciones a gobernar, aunque, no lo olvidemos, sería cautivo de Nafarroa Bai, que ahora parece decidido a torpedear todo y dice que no apoyará a los candidatos de los otros dos. Ni falta que hace, deberían decir el uno y el otro.

La papeleta se la tienen que solucionar entre los dos grandes partidos de ámbito nacional y muy especialmente el PSN tendrá que permitir la gobernabilidad de UPN, salvo que a partir de ahora los socialistas digan una cosa en la calle Ferraz y otra en los lugares donde dominan los nacionalistas.

Desde el día 20, o sea, desde ayer, comenzaron a contar los treinta días naturales y concluirán el 18 de agosto.

Sanz, tras la reunión con Helena Torres y cambiar impresiones con el líder socialista Puras, tenía la idea de que Puras estaba en buena disposición para que UPN formara gobierno estable.

Claro está que esa opinión no parecía ser la del propio Puras cuando manifestó que una simple conversación no tenía que ser el punto de partida de nada.

En aquellos momentos los socialistas de Navarra no habían barajado aún la posibilidad de llegar a un acuerdo con UPN. Hoy, tras los avisos de Ferraz, las cosas serían muy diferentes.

Y es que lo realmente vergonzoso para un partido de ámbito nacional, no nacionalista, llámense PSOE o PP es esclavizarse a grupúsculos que no pintan nada en el ámbito nacional y que en la política de nuestro país se limitan a “mirar las tetas a las moscas”. Es cierto que hasta el pasado lunes el PSN trabajó todo lo que pudo para formar un gobierno con Nafarroa Bai e IUN.

Afortunadamente para Navarra y para la política española este matrimonio a tres bandas no se va a dar, porque con él se habría demostrado que algunos pactan con el diablo, con tal de ostentar el poder.

Y ahora mismo todos, pero especialmente el PSOE, tienen que medir mucho sus pactos y matrimonios cara a las elecciones generales del próximo mes de marzo. Esto es lo que ha hecho que desde Ferraz se haya dado el frenazo a lo que se había decidido en Navarra en ese “congreso” en el que todos menos uno apoyaban unirse a Nafarroa Bai, con tal de que no gobernara el partido UPN.

Cálculo electoral es lo que ha habido aquí, interés partidista, anteponiendo los intereses del partido a los de Navarra y con ello libertad de acción sin estar bajo la presión de pequeños grupúsculos políticos, que nada rentables les iban a ser.
 

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