O “Por si acaso”, como dícen los
“yiblis” de estas verdes y brumosas tierras asturgalaicas.
Pero sigan y lean, sin apresurarse amigos, que estamos de
vacaciones y además “la prisa mata”, como dícen algunos de
nuestros salerosos vecinos del sur. Parece que algunas
corrientes islamistas no están lo que se dice muy contentas
con las apresuradas líneas de esta columna, escritas los
últimos días literalmente a uña de caballo. Su problema.
Digo yo que mi actual estilo será inspirado por el
espléndido marco histórico, el ambiente recio y el saludable
aire de las altivas montañas astures. Incluso a lo que
parece algunos conspicuos personajes (que si tuvieran una
mijita de vergüenza deberían andar con el pico cerrado)
andan soltando por tierra caballa algunas ridículas especies
envenenadas sobre el que esto suscribe, como por ejemplo que
soy un “porreta” y ando “colocado” un día sí y otro también
por Rincón… Vaya por Dios, quizás cree el ladrón que todos
son de su condición. Ya cruzado el Ecuador de la vida puedo
asegurar que no me gustan los porros: solo fumé dos o tres
contados, no más y con dieciséis años recién cumplidos,
aunque sí es cierto en cambio y me importa una higa
reconocerlo que vivaqueo por el Rif acompañado de una petaca
de buen orujo y una pipa de kif, para antes de ir al petate;
emborracharme “ualu”, al contrario que algunos funcionarios
de guardia los sábados por la noche en Ceuta. ¿Vale?. Por mí
que sigan largando sandeces, me la trae al pairo, pero manda
huevos que ex narcotraficantes y ex convictos reconvertidos
al islamismo predicador de tinte radical y fundamentalista
intenten, vanamente, empañar mi imagen en un movimiento de
intoxicación a doble banda: tanto en medios islamistas
locales como en un “vis a vis” con funcionarios de uniforme
azul para los que, traidores a sus “jais”, hacen de
mierdosos e insolventes confidentes. Afortunadamente en el
“limes” todos nos conocemos y por lo demás algunas
opiniones, para serles francos, me la sudan; me la traen al
pairo, vamos.
También me han llamado para advertirme de que me ande “con
cuidado” (sic), así como del “rebote” de conocidos
personajes de la trama islamista ceutí. ¿A sí?. Cuidado yo
no, cuidado y mucho ellos. Soy partidario decidido, llegada
la ocasión, del ataque preventivo, es decir: adelantarse a
los planes del enemigo atacando antes, en una forzada
interpretación con expresión más políticamente correcta del
concepto de “defensa adelantada”. Sin complejos. Aplaudo sin
reservas las valientes palabras del presidente de Francia,
Nicolás Sarkozy, en la víspera de la Fiesta Nacional del 14
de Julio durante su visita a la base estratégica de
submarinos nucleares en “Ile Longue”, Bretaña, donde
adelantó que “no dudaría en tomar las decisiones necesarias
si los intereses vitales de nuestro país y su seguridad
estuvieran amenazados”, en clara referencia al empleo de la
disuasión nuclear (la famosa “force de frappe”). Con dos
cojones, igualito que nuestro Rodríguez.
“Pensar globalmente y actuar localmente”: descendiendo al
terreno cotidiano, tengo a mi libre disposición “arsenal”
mediático suficiente para dejar fuera de juego a unos
cuantos extremistas y cobardes. Tampoco tendría empacho en
recurrir a medios más explícitos, sobre la marcha y en la
propia guarida de algunos animales: “al mismo que me condena
colgaré, de alguna antena, quizás en su propio navío”,
cantaba Espronceda. La convivencia es frágil y la cohesión
de una sociedad se deriva de la asunción compartida de unos
valores, de un proyecto de vida en común. En ciertos ámbitos
de decisión deberían repensar su apoyo a ciertas
asociaciones supuestamente pietistas y a sus líderes,
mirándose en el espejo de Oriente Medio: Israel,
inicialmente, protegió a Hamás en su enfrentamiento con la
OLP de Arafat. A la vista están los resultados.
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