Los Cuerpos y Fuerzas de la
Seguridad del Estado no se andan con juegos. El nivel de
alerta continúa en el ‘peldaño’ 2, a un sólo paso del máximo
estado de vigilancia. Pero, pese a que el nivel 2 de alerta
ya provoca una considerable presencia de agentes policiales,
incluso, en posición estática en instalaciones estratégicas,
el nivel de vigilancia especialmente en Ceuta es muy
elevado.
A la presencia permanente de agentes de la Unidad de
Intervención Policial realizando controles diarios y
aleatorios por toda la ciudad, los funcionarios uniformados
de la Policía Nacional, de la Guardia Civil y de la Policía
Local, los agentes ‘invisibles’ de los servicios de
información, los ‘infiltrados’, la unidad canina anti droga
y antiexplosivos tanto de la Benemérita como del CNP, se une
ahora también la colaboración de los vigilantes de seguridad
privada quienes, a través de una línea 900, estarán
conectados con la Policía Nacional para alertar de cualquier
circunstancia que consideren sospechosa.
Ceuta está vigilada, esto es un hecho, y está controlada. Al
menos se puede decir que, aunque siempre se puede hacer más
-más hombres y quizá más medios- podemos estar confiados de
que los profesionales están haciendo su trabajo y, además,
bien. Y lo hacen derrochando cualidades personales y
esfuerzos, a veces, redoblados.
La proximidad de las Fiestas Patronales, la coincidencia con
la Operación Paso del Estrecho y el despliegue policial
derivado de la llamada Operación Verano, ha convertido a la
ciudad en un punto de control relevante que es acogido por
el ciudadano con agrado.
Pese a que todo el operativo desplegado no imposibilita lo
desagradable, cobra especial importancia la actuación de la
ciudadanía a la hora de convertirse en colaboradora de las
fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. La colaboración
ciudadana siempre fue, es y será un activo para los que
luchan contra los que no se atienen a la Ley. Y en momentos
como estos, su actuación también vale su peso en oro.
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