El centenar de personas que asistieron ayer a la conferencia
del psiquiatra, Luis Rojas Marcos, salieron con una sonrisa
del recinto. Fueron algo menos de dos horas que pasaron
rápidamente ante la charla discernida que mantuvo con un
auditorio ávido de participación. El también profesor de la
Escuela de Nueva York desarrolló un discurso muy interactivo
y pragmático en el que invitó a los asistentes a compartir
algunas experiencias y responder a más de un tópico entre
risas. Insufló una buena ración de optimismo entre las
personas mayores que se acercaron ayer hasta el salón de
actos de la Asamblea como mejor terapia para la soledad y la
depresión. El buen humor, la actividad física y el sentirse
integrado en un grupo son las prácticas más saludables para
vivir una buena vejez, según el psiquiatra, quien expuso el
caso documentado de la mujer más longeva del mundo. Fue una
anciana de 120 años que vivió en un pequeño pueblo francés.
Los mayores ceutíes se identificaron, por su puesto, con la
necesidad de hablar cuando se pasa una ‘mala época’ en la
vida porque como bien reseñó Rojas Marcos “hablar es bueno
para desahogarse”. Cada palabra va unidad a un sentimiento y
al contar los hechos trágicos o desagradables pierden
intensidad. “Pasan de la memoria emocional a la memoria
verbal”, concluyó.
Depresión
“No existe peor enfermedad que la depresión porque nos roba
la esperanza”, sostiene el psiquiatra sevillano. Las
personas que la padecen, experimentan cuatro grupos de
síntomas. En el campo de los sentimientos, aparecen la
tristeza y la desesperación; en la manera de pensar, se
sienten que no sirven para nada; en cuanto al
comportamiento, están irritables y poco enérgicos e incluso
el organismo responde en algunos casos con insomnio o en
otros con falta de apetito. Pero para acabar como empezó,
Rojas Marcos aseguró que el optimismo se nace, se hace y se
aprende. Desde el inicio de la vida porque tiene una
comprobada carga genética. El ser humano elabora su
personalidad gracias a la seguridad, al afectos y los
estímulos que recibe de su entorno más próximo y aprender,
no se aprende si no se trabaja. Este fue el tratamiento que
uno de los más prestigiosos psiquiatras[vino desde Nueva
York para hacerlo] recetó a los mayores de Ceuta.
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Los genes marcan un 30% de la actitud positiva
Un experimento con 6.000 parejas
de gemelos genéticamente idénticos pero adoptados por
familias diferentes, en ciudades, con climas y costumbres
distintas determinó que su personalidad optimista o lo que
es lo mismo su actitud positiva ante la vida era muy
similar. El único hilo de unión entre estos hermanos era su
carga genética.
El psiquiatra Luis Rojas Marcos dio ayer un dato
interesante. “Un 30 por ciento de la actitud positiva de una
persona viene de sus genes”. Por lo que la herencia de los
progenitores va más allá del color de los ojos o la forma de
la nariz. Pero también avisó de que la carga social y
familiar es muy importante a la hora de construir la
personalidad del individuo.
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