Recuerdo que, en cierta ocasión,
uno de los ”amigos” a los que gustan dar noticias agradables
me decía “te puedo garantizar que tú no estarás en ninguna
fotografía”. O sea que me daba a entender que por moverme no
saldría, jamás, fotografiado.
El pobre, en su trabajo de pelota y lameculo del manda,
creía que me daba un disgusto, sin llegar a entender, hoy
aún sigue sin comprenderlo, que me daba una de las más
grandes satisfacciones de mi vida, por dos razones. La
primera porque el manda me importaba tres pepinos vamos, hoy
día, me sigue importando la misma cantidad de pepinos que en
aquellas fechas. Y la segunda y más importante porque me
fotografío con quien me da la gana, colocándome donde me
parece y no permitiendo que nadie me diga dónde me debo
colocar en la foto.
Todos estos “amigos”, enviados como buenos pelotas y
lameculos por el propio manda para hacerme llegar el
mensaje, no aciertan a comprender que desde el día que vine
al mundo me declaré, totalmente, independiente sin tenerle
que agradecer nada a nadie y mucho menos a quienes tuvieron
la suerte, en la tómbola de la vida, de recibir la gorra y
el pito con mando.
Los muñecos son manejados por un gran artista al que, además
de ser un buen amigo, admiro mucho, José Luís Moreno. Por
ser parte, durante muchos años, de ese mundillo de la
farándula he aprendido a no dejarme manejar por nada ni por
nadie. Porque de dejarme manejar sería, ni más ni menos, que
uno de esos polichinelas que actúan bajo el movimientote las
manos que guían sus hilos. Pobres pelotas y lameculos, que
les sirven, a los mandas, como simples polichinelas, cuyas
vidas dependen del hilo conductor de los caprichos de los
analfabetos de los mandas. ¡Manda…la cosa!.
Me puse tan n nerviosos el día que mí ”amigo” me dio la
noticia de que no saldría jamás en la foto de familia que
estuve, por lo menos y sin exagerar, media hora sin probar
bocado. Es más, saqué él tarro de verter lágrimas de
sufrimiento y derrame en él par de ellas. Incluso creo
recordar que antes de taparlo derrame una más. ¡Joder, tres
lágrimas son para mi body, muchas lágrimas.
No vais a enteraros nunca, queridas y nunca bien ponderadas
criaturitas, que el menda no puede salir en esa foto
familiar, entre otras cosas, dejando un lado mi total
independencia, porque no pertenezco a la familia que se
tiene que fotografiar. Mi familia es mi familia y no tengo
ninguna otra.
Además, con toda sinceridad, me encanta fotografiarme con
personas importantes del mundo de la cultura, para tener un
recuerdo de ellas. Tengo fotografías muy buenas con grandes
personalidades del mundo de la cultura que me encanta mirar,
de vez en cuando, porque me traen a la memoria grandes
momentos de mi vida.
Mirando esas fotos y a las personalidades que hay en ellas,
es cuando me pregunto qué manda analfabeto puede decidir si
me deja o no fotografiarme. Como si me importase lo más
mínimo su decisión.
Igual, algunos de estos mandas, de quienes procedía el
mensaje, dado a través del pelota de turno, pensó que, de
esa forma, me podría “acongojar”. ¡Pobrecitos!
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