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OPINIÓN - MARTES, 17 DE JULIO DE 2007

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Entre todas las frases y refranes que me decía la sabia de mí abuela había uno que, siempre, me ha causado un gran impacto a lo largo de mi vida y que, por todos los medios a mi alcance he procurado llevar a cabo para no tener un sorpresa desagradable en el momento menos pensado.

El refrán al que me refiero y que tanto me ha marcado sirviéndome de guía es ese que dice: “quien mucho abarca, poco aprieta”. Si cada uno de nosotros pensáramos, al menos, unos minutos sobre el mismo quizás dejaríamos de cometer errores que son difíciles de enmendar, cuando tratamos de ser el niño en el bautizo, el novio en la boda y le difunto en el velatorio.

Cada persona vale, en esta vida, para lo que vale según su capacidad intelectual. Creerse ser el ombligo del mundo sin una preparación adecuada, confiando en su propia egolatría y su prepotencia dada por la gracia de la tómbola de turno, es predisponerse a hacer el mayor de los ridículos en cada una de sus intervenciones. Cuanto les valdría a estos personajillos del tres al cuarto, polítiquillos baratos, tratar de llevar a cabo el refrán de mi abuela. De ponerlo en práctica se ahorrarían, entre otras cosas, lo que en realidad, piensan de ellos el personal, que difiere mucho de lo que piensan los pelotas y lameculos que les rodean.

Por eso, teniendo como máxima ese refrán, jamás he tratado de realizar cosas para la que no estoy preparado. Cuando, en ocasiones, me ha solicitado algún trabajo que mi capacidad no me permitía realizarlo sin dudarlo, ni un sólo segundo he tenido el valor suficiente para alegar que no estaba preparado para ello. Mis disgustos me han costado porque, a veces, mis solicitantes se han creído que no quería hacerles ese favor. Hacer el ridículo es algo que me aterroriza.

Teniendo estoen cuenta no acierto a comprender, cómo puede haber personas que su egolatría y su prepotencia les lleven a realizar trabajos o ocupar puestos para los que no están preparados y encima, por si fuese poco, tratan de abarcarlo todo y ser ele eje sobre el que gire el resto del personal.

A igual que el refrán había una película que también me impacto desde el momento en que la vi. La película, en cuestión, se titulaba: “Más dura será la caída”. Y, por supuesto, bien se podría unir al refrán como un complemento perfecto al mismo. La trama era un pobre hombre, venido de un pequeño pueblo, al que le hicieron creer que era un gran boxeador con capacidad de llegar a ser campeón del mundo. El pobre cayó en manos de un grupo de aduladores que le explotaron al máximo. Menos mal que un periodista sintió piedad de él, le hizo ver la realidad, devolviéndole a su pueblo con un puñado de billetes que le regaló.

Se cumplió, en este pobre hombre, el refrán de “quien mucho abarca poco aprieta”, porque no tenia capacidad suficiente para realizar el trabajo que otros le quisieron hacer ver que era el mejor y él, cerrando los ojos a la realidad, dejándose llevar por su egolatría y prepotencia pensó que era el ombligo del mundo. Algunos personajillos y polítiquillos del tres al cuarto, están haciendo el papel del boxeador de la película, creyéndose el ombligo del mundo.¡Que pena que no se apliquen el refrán!.
 

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