Un discurso animado es el fruto de las reuniones que,
desde hace dos años, en Ceuta, mantienen Ahmed Amrani y José
Luis Gómez Barceló. Pintor y cronista son amigos y han
sumado a Romain Ataallah al saco. Los dos marroquíes son
miembros fundadores de la Escuela de Tetuán de Bertuchi y
tienen un sueño: impulsar una nueva escuela con un espíritu
contemporáneo de 2007. Han escrito un manifiesto contra el
maltrato del arte en Marruecos y quieren contar con mucha
gente para luchar contra la percepción de ‘vendedor’ que
tienen los marchantes, los críticos de arte y los pintores.
Si todo sale, también tienen planes en Ceuta, como es el
caso de una bienal de artistas internacionales. Son planes,
pero se van definiendo. Su exposición ‘Escuela de Tetuán: 50
años de reflexión’, en las Murallas Reales, ha supuesto la
primera piedra de la casa que quieren construir.
Dice Romain Ataallah que su amigo Ahmed Amrani ha pasado
treinta años “como la esfinge que guarda el tesoro artístico
hasta que llega el momento clave. Imperturbable. Y que ahora
se ha convertido en Don Quijote”. Artistas
multidisciplinares los dos, han dedicado la mitad de sus
vidas a la pintura. El primero en Francia y el segundo en
Marruecos. Hasta hace dos años que Ataallah volvió a su país
de origen. La joya escondida de la que hablan es la
prolongación de un proyecto del que son miembros fundadores:
La Escuela de Bellas Artes de Tetuán. “Trataron de que
quedase en el olvido. Pero Amrani luchó durante años en
silencio para que algún día volviésemos a juntarnos para
iniciar un plan de futuro”.
Representan la generación que no tuvo descendientes. Eran
más o menos 30, entre poetas, periodistas y dibujantes.
Herederos de Mariano Bertuchi, con un carácter comprometido
y crítico, integran el punto de partida del arte
contemporáneo en Marruecos. No obstante, y a juicio de los
dos, ese punto lleva en estado suspensivo desde 1970. Esa
fecha, prosigue Amrani, marca el inicio de “un círculo de
pintores oficiales, con amigos ministros, que reciben todo
el apoyo institucional”. “Entre los marchantes y los
pseudocríticos, se ha destruido el sentido artístico en
Marruecos”, lamenta Ataallah.“El mundo occidental está mejor
organizado. Nuestro país aún no ha formado una visión
completa de la crítica de arte”, confirma Ahmed Amrani sobre
la situación.
En el reino Alauí, según dicen ellos, “ni hay pintores, ni
marchantes de calidad, ni críticos buenos, ni galerías”. Un
panorama desdibujado del concepto que ellos entienden, ante
todo, como “una idea que ha ido a la deriva”. Obviamente, su
postura no ha sido nunca bien recibida por el sector oficial
del reino. Un círculo cerrado contra el que han decidido
luchar a fuerza de brochazos. En 1969, durante una
exposición en las calles de Marrakech, realizaron su primer
manifiesto en la calle. En 2007 han redactado uno nuevo,
apoyados por otros dos artistas que estudiaron en la Escuela
de Tetuán(Saâd Ben Cheffaj y Meki Megara).
Manifiesto
En él, dejan negro sobre blanco que su regla de trabajo está
basada en la búsqueda, la reflexión y el rigor porque la
vida tiene que confundirse con el arte. “Hay bastante gente
en Marruecos que piensa como nosotros, pero tienen miedo”,
asegura Ataallah que es considerado en Francia el referente
pictórico contemporáneo de su país.
Su manifiesto se publicó con motivo de la primera exposición
conjunta en el museo de las Murallas Reales de Ceuta. De
ahí, todo son proyectos en la ciudad autónoma. “Queremos
hacer una muestra de grabados y, si sale, organizar una
bienal original con artistas de todo el mundo”, explica,
Amrani, impulsor de la renovada Escuela de Tetuán.
“Esperemos que no haya que aguardar muchos años para montar
una escuela reivindicativa en Tetuán”, añade. Lo que ambos
tienen claro es que el centro que fundó Bertuchi y su propio
plan constituyen, en ambos casos, “un acto político de libre
expresión, por fuerza”. Aunque Ataallah dice ser apolítico,
entiende que la rebeldía artística es “una necesidad por
implantar” en su país.
Su intento por reunir a los ‘artesanos del arte’ del reino
Alauí acaba de empezar, pero no será fácil. La difusión de
la muestra ‘Escuela de Tetuán: 50 años de reflexión’ ha
recibido zancadillas.“Hemos sido boicoteados. Enviamos 200
dossieres a numerosos periódicos marroquíes y sólo uno lo
publicó”, dice Ataallah. “Estamos en el principio, pero la
prensa española nos ha dado mucha repercusión. Estamos
negociando llevar la muestra a Madrid y Barcelona y no hay
duda de que exponer en Ceuta será un empuje para difundir
nuestro trabajo en Europa”, sopesa Amrani.
De momento, exhibirán sus cuadros en el festival de Assilah.
“No dentro, que somos artistas marginales, fuera, frente a
la medina. Pero al menos estaremos allí”, subraya Ataallah.
“El mejor dibujante de todas las generaciones. Demasiado
avanzado a su tiempo, pero con profundas raíces marroquíes”
(según palabras de Amrani) y “el hermano pequeño que nunca
tuvo” (tal como dice Ataallah) han seguido un camino
paralelo a lo largo de su historia. “Hablar de él es como
hablar de mi”, repiten al tiempo. En esta secuencia, han
decidido converger en busca de un proyecto actualmente
fragmentado. Quieren que la nueva Escuela de Tetuán tenga
sus apellidos y numerosos hijos. El punto y seguido acaba de
ser escrito.
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