9. LUNES
Nada más leer que seis de cada diez parado ceutíes tienen
muchas dificultades para encontrar empleo, me acuerdo, como
es habitual en mí, del pánico de los parados. El pánico de
los parados es, sin duda, un hecho evidente, que sigue
atormentando a los varones que no hallan trabajo. No
olvidemos que el mundo del trabajo ha sido concebido,
organizado y construido por los hombres. Y ellos han sido
quienes, hasta hace nada, han manejado todos sus resortes.
Cierto es que las mujeres han avanzado mucho en sus justas
reivindicaciones, pero ello no quita para que los hombres
sean quienes continúen manejando el funcionamiento laboral,
y arrogándose todos los mandos. Mas vayamos al grano: cuando
un hombre se queda sin empleo, puede haber sus excepciones,
no sólo padece la consiguiente inquietud material, sino que
se apodera de él una angustia infinita y queda sumido en un
desasosiego abocado a males mayores. Cualquiera que haya
pasado por tal situación, o que la esté viviendo, sabrá de
lo que estoy hablando. El parado se siente siempre observado
y llega a comportarse como un ser emasculado. Y, desde
luego, anda en todo momento presto a la bronca. Puesto que
su susceptibilidad está a flor de piel. Terrible situación.
10. MARTES
Las autoridades marroquíes y españolas hablan de la
preocupación que les embarga por el conocimiento que tienen
de que podemos padecer un atentado terrorista en cualquier
momento. Y han decidido trabajar juntas a fin de adoptar
todas las medidas a su alcance para evitar que ello ocurra.
Lo cual es un hecho que debe congratularnos a todos. A
España -decía en su casa de Tánger el profesor Bernabé
García, hace años- le conviene un Marruecos estable con
niveles aceptables de democracia y desarrollo económico y
social. Desde el punto de vista estratégico, a España no le
interesa una catástrofe en Marruecos que lleve al poder a
grupos de ultranacionalistas o islamistas y, mucho menos,
que se desencadene una oleada migratoria. Y a Marruecos le
interesa caminar por la senda que conduce a Europa con dos
muletas: la española y la francesa. Bien, a ello habría que
sumarle lo que me decía un empresario con quien antes solía
hablar frecuentemente: “Españoles y marroquíes de lo que
deben hablar cada vez más es de negocios y menos de
enfrentamientos religiosos y políticos. Cuando las
relaciones de ambos países sean un buen negocio para ambos,
los problemas que subsisten encontrarán mejor solución”.
Amén.
11. MIÉRCOLES
Me desayuno con la noticia firmada por Gonzalo Testa acerca
de la posibilidad que se está barajando en el Partido
Socialista de Ceuta: a ver si hay manera de que Mohamed Alí,
presidente de la Unión Demócrata Ceutí, acepte ser candidato
al Senado cobijado por las siglas del partido hasta hace
nada liderado por María Antonia Palomo. (A propósito: María
Antonia ha de saber que apartarse de la primera línea
política no es un drama. Que se puede participar en otros
muchos menesteres para poner a prueba las cualidades que se
tienen. Y ella, la ex secretaria general, es mujer
capacitada para que sea aprovechada cuanto antes en alguna
tarea adecuada a sus estupendas condiciones). En cuanto a
Mohamed Alí, seguro que la idea de los socialistas ha debido
complacerle mucho. Porque si bien él debe sentirse
plenamente satisfecho con los logros políticos que ha venido
consiguiendo durante los últimos años, también es consciente
de que su progresión política pasa por obtener la confianza
de uno de los partidos grandes del panorama nacional. Que
los localismos, tarde o temprano, empiezan a decaer y sus
líderes terminan agostados.
12. JUEVES
Me topo con Diego Quintero, a buena mañana, cuando regreso
yo de mi paseo matinal y él se dirige a una cafetería
cercana. Hacía ya mucho tiempo, años, que no cruzaba yo unas
palabras con el actual entrenador de la Asociación Deportiva
Ceuta. Y me causa la mejor de las impresiones. Porque
conserva un aspecto físico inmejorable. Viéndole, uno tiene
la impresión de que aún podría jugar “El Coco” como lateral
zurdo; esa demarcación que tantos quebraderos de cabeza le
ha causado al equipo en las últimas temporadas. Porque nadie
podrá negarme que el conjunto local, incluso en sus mejores
temporadas, siempre dio muestras de debilidad por una banda,
la izquierda, donde los adversarios entraban como Pedro por
su casa y, además, dejaba mucho que desear en misiones
ofensivas. La verdad es que, tras intercambiarnos los
saludos de rigor, Quintero y yo nos despedimos sin hablar de
cuestiones futbolísticas. Si bien entiendo que él, como
entrenador estudioso y que ha seguido mucho a la ADC, sabrá
ya que sin especialistas en el costado izquierdo, la tarea
que se le presenta será más complicada.
13. VIERNES
Dudek fue el portero que tuvo una destacada actuación en la
final europea que el Liverpool le ganó al Milán en 2005. De
él leo en el diario As, de hoy, lo siguiente: “Es un portero
ágil, con personalidad y bueno en las salidas. Con gran
sentido del orden para corregir a sus compañeros muestra
mucha solidez bajo los tres palos. Es internacional polaco y
está a punto de firmar por el Madrid, por dos temporadas, a
sabiendas de que será suplente de Casillas”. La información
está firmada por Daniel García. Y el hombre se queda tan
pancho. Porque yo me pregunto: ¿Cómo es posible que el
redactor nos describa al portero perfecto y que, sin
embargo, éste venga dispuesto a aceptar su suplencia como lo
más natural del mundo. Aquí hay truco: Porque, precisamente,
lo que el Madrid necesita es un guardameta que reúna todas
esas cualidades que le adjudican a ese polaco que ha sido
dos temporadas suplente de Pepe Reina. A no ser que los
chicos que escriben en As estén convencidos de que Iker es
el número uno en las salidas por alto, estrella en dotes de
mando y organización, y además imbatible debajo de los
palos. Mientras que el cuento mejor contado no cese el
Madrid, con Schuster o con Perico el de los palotes en el
banquillo, seguirá encajando mucho más goles que los que le
corresponde a un equipo de su entidad. Menos mal que esta
temporada, aparte de Cannavaro, ya están Metzelder y Pepe a
disposición de que los críticos jueguen con sus caras al
abejorro.
14. SÁBADO
Entiendo que la fiesta de los sanfermines sea celebrada en
el mundo como un espectáculo único. Entiendo que el escritor
estadounidense, Ernest Hemingwey, quedara deslumbrado desde
el primer día que vio el encierro de Pamplona. Y entiendo
que las tradiciones de los pueblos, por muy duras que sean,
deban conservarse. Para evitar males mayores, claro es. Lo
que no entiendo es cómo los toreros pueden concentrarse
toreando en una plaza donde el público que llena los
tendidos de sol grita, canta, baila, come, bebe... Y cuando
lo cree conveniente, pocas veces, se decide a prestarle
atención a los matadores. Un taurino antiguo, que hablaba
peste de aquella plaza, terminaba siempre aceptando los
contratos para su poderdante. Y cuando se le reprochaba su
proceder, alegaba siempre lo mismo: en Pamplona, además de
cobrarse muy buenos dineros, suelen cumplir con lo pactado
sin problemas. Dos corridas de los sanfermines compré en
Canal Plus: la del jueves 12 y viernes 13. Las más rematadas
en toros y toreros. Como suelen decir los taurinos. Y amén
de soportar el calvario de las peñas, me llevé un chasco
morrocotudo. En la primera, tras aguantar el tostón de
largometraje al cual nos sometió Jesulín de Ubrique, vi a un
Talavante dubitativo y cursi. De seguir así, habrá empezado
ya a labrar su declive el matador extremeño. Otro tanto
podría decir de Sebastián Castella: a quien le afectó en
demasía el ambiente antitaurino de esas peñas de mozos y
mozas, que metidos en jarana son capaces de desorientar
incluso a un torero tan calculador como atiborrado de valor
sereno. En la segunda corrida, los toros de Antonio
Bañuelos, con fama de morlacos surgidos del frío, empezaron
a sufrir lesiones cual si fueran auténticos jugadores de
fútbol. Según las voces autorizadas de algunos veterinarios,
parecían ser roturas de ligamentos rotulianos . Y, para más
inri, El Cid pudo muy bien haber pasado por el hule con las
carnes abiertas en canal. Todo quedó en un susto. Y, al
parecer, en una luxación. Lesión ésta que tiene su guasa
para poder torear. En cuanto a mí, si me buscan seguro que
no me encontrarán más viendo una corrida de los sanfermines.
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