Poco a poco se van viendo los
intereses, también en la lengua, para dejar EL ESPAÑOL en
inferioridad, cada día un poco más, en Cataluña.
Y es que el consejero de Educación, Ernest Maragall, ha
presentado un proyecto con la intención de conseguir la
adhesión voluntaria del alumnado a la Lengua Catalana.
Aquí, que nadie se engañe, con más fantasía, con más tacto y
sin aparente ruptura, el consejero de Educación va buscando
lo mismo que propone ERC.
Yo veo en uno y otro la misma cosa, pero envuelta en papel
de distinto color.
Para justificar más su propuesta, y los casi 500 millones de
las antiguas pesetas que costará el plan, asegura que
pretende huir de las generalizaciones para lograr el gran
objetivo de paliar los deficits a la hora de incorporar a
los nuevos ciudadanos al dominio de las lenguas del país.
Lo que nos faltaba, que vengan ahora haciéndonos favores, es
que algo más nos van a pedir. ¿ Se puede equiparar en todo
el Catalán con el Español? ¿ También para los inmigrantes?.
Particularmente, más como filólogo que como lingüista , que
soy, he defendido y defenderé el pluriculturalismo y el
plurilingüismo, como elementos que amplían la cultura de
cualquier país. Sin embargo, que esos elementos
multiculturales sirvan para poner barreras, me parece que es
un contrasentido y una auténtica aberración, tal como está
sucediendo, especialmente, en Cataluña.
Y que la cosa no va en broma lo demuestra el hecho de que se
quiere formar a 3000 profesores en técnicas de enseñanza del
Catalán, hasta el año 2010.
Esta sería una parte de la actualización del plan de
inmersión lingüística. Pero la intensidad y la intención de
aguzar más estos planes nos la encontramos en la propia ERC
cuando piden que los maestros evalúen del idioma a los
alumnos fuera de las aulas, porque, según ellos, han
detectado que el uso del Catalán está estancado. Y no lo
celebramos, repito, por ser un estrato cultural más, pero sí
me alegra, por cuanto era una barrera para los no hablantes
de la lengua catalana.
ERC quiere que se actúe con determinación, tanto en la
escuela como en el tiempo extraescolar, para aumentar la
presencia de esta lengua, y además de eso, ERC plantea la
posibilidad de “premiar con recursos económicos” a los
colegios que mejor apliquen la inmersión lingüística.
ERC no va aquí en broma, ni mucho menos, no toleran que se
tomen esta materia a la ligera y proponen evitar que el
alumnado sea quien dé la pauta respecto a la lengua que se
ha de hablar, y quieren que se tomen las medidas necesarias
para que cuando el profesor hable en Catalán, los
estudiantes utilicen también este idioma, a fin de evitar
que los maestros acaben pasándose al castellano.
Ni lo comprendo, ni lo puedo aceptar, porque ya está bien
que en mi país, España, cualquier sobrino mío, o el hijo de
algún vecino de Ávila, de Ceuta o de Tornavacas, no pueda ir
en las mismas condiciones a estudiar en el colegio que él
quiera de Lérida o de Tarragona.
Debo repetirlo, el Catalán sí como parte de esa amplia
cultura que hay en nuestro país, pero el Catalán no como
freno a cualquier estudiante en Barcelona, procedente de
Navalmoral de la Mata o de Navalvillar de Pela.
Lo que no debe servir de engaño es el redoble que hace el
consejero de Educación sobre el objetivo de su proyecto:”
implantar la igualdad de condiciones y fomentar el aprecio y
la estima por la lengua catalana”, y nos lo vuelve a poner
bien envuelto en papel de celofán:” actualizamos el plan
para que ni un solo chico o chica quede fuera de lo que
significa el dominio lingüístico”.
Si no fuera porque conocemos, y muy bien, el ambiente nos
habríamos creído todo esto como si fuera un gesto de
acercamiento o de tender la mano a aquellos que su lengua
vernácula no es el Catalán. Pero conociendo lo que hay, no
encontramos más que un “brindis al sol” para arrastrar a
otros más y que el círculo, igualmente cerrado, tenga un
área más grande.
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