Aquí, desde las plácidas aguas de
la ría del Eo, con su acentuada bajamar durante la que es
posible desembarcar en los islotes de arena, apenas llega el
agitado rumor del “limes”. Solo la comunicación a través de
internet y alguna que otra llamada telefónica mantienen la
llama del contacto con las tierras allende el Estrecho. El
clima y el asueto favorecen, no ya el necesario descanso,
sino la adecuada “digestión” de todo el caudal de datos y
noticias del día a día que parecen saturar, a veces, nuestro
cerebro y que ahora podemos, tras deglutirlo como las vacas,
buscar un prado a la solana donde tumbarnos y “rumiar”,
tranquilamente, el fluir de nuestra vida a lo largo de los
últimos meses.
Sigo, naturalmente, con un ojo puesto en el Maghreb donde el
terrorismo islamista de “Al-Qaïda” sigue golpeando donde
puede. En Argelia un camión cargado de explosivos era
estrellado por un terrorista suicida contra un cuartel del
ejército en la localidad de Lajdaria, al sureste de Argel,
asesinando a más de diez personas e hiriendo a cerca de
cincuenta. Desde Marruecos, Mohamed VI se apresuró a enviar
al presidente argelino Abdelaziz Buteflika (natural, por
cierto, de la zona de Nador) un firme mensaje de condolencia
por el “innoble” y “odioso” ataque terrorista recordando, en
un versión magrebí de “Por quién doblan las campanas”, lo
obvio: “la paz y la estabilidad de la vecina Argelia… forma
parte integrante de la seguridad de Marruecos”, incidiendo
en una política común de “conjugación de todos los esfuerzos
para erradicar al terrorismo de nuestra región”. Tan solo en
las últimas veinticuatro horas unos veinte presuntos
terroristas han sido detenidos en varios lugares de
Marruecos, no descartándose a lo largo del verano alguna
“redada” de calado que despeje los nubarrones del horizonte.
Por otro lado, los partidos marroquíes siguen engrasando su
maquinaria cara a las elecciones del 7 de septiembre. Puede
que como contrapunto a la importante visita de rango
institucional del secretario general del “Partido de la
Justicia y el Desarrollo”, el doctor Saâd El Othmani, a
España durante los primeros días de julio (y que, pese a su
importancia, no ha tenido el eco mediático que debiera), la
Fundación “Alternativas” organizó días más tarde en la
capital de España una “mesa redonda” sobre los comicios
legislativos de nuestro vecino país del sur, en el que
participaron cuatro importantes formaciones políticas: el
Movimiento Popular (MP), la Unión Socialista de Fuerzas
Populares (USFP, en el gobierno), el Partido de Progreso y
Socialismo (PPS) y, naturalmente, el Partido de la Justicia
y el Desarrollo (PJD), al que la agencia oficial MAP define
como “islamista moderado en la oposición”.
Además de desgranar sus programas y aprovechando que el
Manzanares pasa por Madrid, todos los representantes
marroquíes rubricaron su unanimidad en torno a la postura
oficial de su país sobre el Sáhara (las “Provincias del Sur”
para Marruecos), solicitando “facilidades” (sic) para
solucionar este problema enquistado desde 1.975 (año de la
“Marcha Verde”, con apoyo USA, organizada por Hassán II y
ante la que España, nación colonizadora, con Franco
moribundo y abocada a una incierta transición, decidió
retirarse) tanto al Gobierno como a la sociedad española. Si
en España ha tenido mucha fuerza el asociacionismo solidario
con el “Frente Polisario”, la comunidad marroquí afincada en
nuestro país ha protagonizado, en ocasiones, concentraciones
de apoyo a la tradicional política alauí en el Sáhara
Occidental.
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