Se ha discutido largo y tendido en los corros literarios
sobre la frase “los muertos que vos matáis gozan de buena
salud”, que algunos atribuyeron, erróneamente, a Zorrilla
sin que, por mucho que se revise su obra, Don Juan Tenorio,
sea posible hallarla. En cualquier caso, viene como anillo
al dedo para esta seudo resurrección de don José Bono que,
según él, se apartó voluntariamente de la política “por
cuestiones familiares” y, según otras interpretaciones más
maliciosas, fue defenestrado por Zapatero; quizá porque vio
en él a un peligroso rival que, en ocasiones, cuando estaba
en sus más secretos mangoneos con los enviados de ETA, le
pudo resultar incómodo y amenazador.
Y es que el inescrutable señor Bono es una persona de
difícil encuadre político. A primera vista es un socialista
de pro, con cara de niño bueno, con un gracioso defecto de
pronunciación que le impide pronunciar correctamente “es
que” que el convierte en algo así como “ eg que” y que
presume de españolismo y de ser defensor de la unidad de
España, aunque no se sabe si por timorato o por
excesivamente calculador, no ha dudado en plegarse a las
órdenes de Zapatero cuando más necesaria hubiera sido su
oposición a los zascandileos de su Jefe de filas, empeñado
en llegar a pactos con la ETA aunque ello supusiera
desmembrar España. Un ejemplo de su incoherencia lo tenemos
en su postura opuesta al Estatut catalán y, no obstante,
cuando llegó el momento de votar no se atrevió a romper la
disciplina de voto para evitar enfrentarse abiertamente a su
partido. Hay que decir que muchos otros de sus
correligionarios que, off de record, se habían manifestado
en contra de las pretensiones catalanas, cuando llegó el
momento de la verdad, movidos por el apego a sus poltronas,
hicieron lo mismo y votaron a favor.
Sea como fuere, es evidente que el señor Zapatero se ha
percatado de que el señor Bono le puede aportar un
interesante activo al partido si lo recupera para las
próximas elecciones legislativas.
Si es cierto que él fue el causante de su marcha, si en
algún momento pensó que don José (cristiano, españolista y
socialista) podría hacerle sombra, es obvio que ahora ha
considerado que los beneficios que le puede aportar su ex
ministro en la lista de Toledo, puede arrastrar a un
electorado de perfil socialista moderado y cristiano que,
difícilmente, pudieran seguir a un partido laico, enfrentado
en muchos aspectos a la iglesia y con “logros” tan
discutibles como las “bodas gays” o las adopciones por
homosexuales. Por otra parte su pregonada españolidad puede
contentar a aquellos que se llevan las manos a la cabeza por
el comportamiento del Ejecutivo en el caso de la ETA y del
independentismo catalán.
Dicho esto, cabría preguntarse como puede justificar un
señor que dejó la política “para siempre” argumentando que
“su familia le necesitaba”, un retorno, a los pocos meses de
haberse marchado, al protagonismo de la vida pública. Nos
podríamos preguntar si es debido a que su familia se ha
cansado de soportarle o si se aburre soberanamente en la
vida civil o, siendo más retorcidos, si, de verdad, se ha
retirado en algún momento y sólo se ha limitado a aparentar
esfumarse, como hace el Guadiana, para reaparecer, después
de haberse mantenido en el anonimato, sin ruido, sin que lo
vean, pero como un verdadero topo de la política, acechando
y minando, para estar preparado para reaparecer en el
momento que le fuera más favorable. Miren lo que les digo,
yo que Zapatero, me andaría con mucho cuidado con este mozo.
Estoy convencido de que es uno de esos que si le das un dedo
no se conforma con menos que la mano entera y, si me apuras,
con una buena porción del antebrazo. Por primera vez creo
que Zapatero se puede enfrentar a alguien que en zorrería le
está a la par. Él sabrá lo que hace.
En cualquier caso, no podemos menos de apreciar la “sutileza
política” de Zapatero en la forma de anunciar a Manuel Marín
su próxima jubilación como Presidente del Parlamento. Más
claro agua. Ya se sabía que el estirado mandamás del
Parlamento no mantenía muy buenas relaciones con el
Ejecutivo, había discusiones sobre normas de procedimiento y
existían discrepancias en la línea política, pero esto no
debiera de haber obstado para que se mantuviera un mínimo de
delicadeza, un simulacro de buenas maneras, para solucionar
su cese.
La piel del oso
Por otra parte, es algo así como vender la piel del oso
antes de haberlo cazado porque, aunque ya sabemos que ahora
los socialistas –que estaban pasando por una época fatal –,
parece que, gracias a las argucias de Zapatero y a una
cierta candidez por parte del señor Rajoy, se encuentran
crecidos y vuelven a ver posible remontar el desgaste que
les ha causado la ETA y el Estatut; sin embargo, todavía
faltan ocho meses para los comicios que, en política, puede
ser un camino muy largo y lleno de obstáculos. Uno de ellos,
y no precisamente el menor, es la propia banda terrorista
ETA que, mientras que el PSOE no nos demuestre otra cosa, es
la que parte el bacalao en este convite del reparto de
España. De ella depende el futuro del PSOE.
Estoy convencido de que el Tribunal Constitucional está
pendiente de un posible pacto con Nafarroa Bai, ANV y PSN
para enfrentarse al arduo tema de examinar la
constitucionalidad del famoso mamotreto catalán. Si hubiera
acuerdo en el País Vasco y Navarra, y sólo quedara pendiente
darles a los catalanes más autonomía, (al menos que ellos
pudieran decir que se la han dado a costa del odiado
gobierno central), no hay duda de que a la señora Casas, su
presidenta, le sería más fácil arrimar el agua a su molino,
que todos sabemos que es el mismo del PSOE. En cualquier
caso, amigos, creo que no tardaremos en sorprendernos aún
más. Y es que, si no espabilamos, estamos cerca de vernos
abocados a una situación similar a la del febrero de 1936.
Quien avisa no es traidor.
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