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OPINIÓN - SÁBADO, 14 DE JULIO DE 2007

 

OPINIÓN / EL OASIS

La ideología de la UDCE
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Un conocido con quien me gustaba ponerme a pegar la hebra en mis ratos libres, hace ya bastantes años, recitaba de memoria lo que él llamaba reglas de urbanidad:

-No echar zancadillas a los ancianos; no tirar al niño pelmísima por la ventanilla del tren; no preguntar a un demócrata de ahora si antes era falangista; no preguntar a un comunista a cuál de los veinte partidos comunistas pertenece; y, desde luego, no preguntar a un socialista si lo era antes de 1975.

Por lo tanto, considero que carecen de buenos modales quienes han empezado a preguntar a Mohamed Alí por la ideología destinada a sustentar su partido. Máxime cuando se han enterado de que el Partido Socialista de Ceuta está dispuesto a tirarle los tejos al segundo hombre más votado de la ciudad, a fin de brindarle a éste la oportunidad de que vaya como candidato al Senado bajo las siglas del puño y la rosa.

Pero, al margen de que sea de mala educación inquirir de alguien su ideología, según las reglas de urbanidad propuestas por aquel extraordinario personaje que era mi conocido, resulta chocante exigírsela a quien recién llegado a la política pegó un pelotazo en las urnas, que sorprendió a propios y extraños, y que ha refrendado con más fuerza en la segunda ocasión.

Mohamed Alí es consciente, ya dijimos de él que sabía latín, de que no es posible mantener el número de votantes si éstos, en gran medida, no ven satisfechas las contraprestaciones a las que creen haberse hecho acreedores por la confianza depositada en su líder. Y es así a pesar del gancho que tiene para los suyos el presidente de la Unión Demócrata Ceutí. Y esas contraprestaciones, que son las que ayudan a ir formando una clientela fija dispuesta siempre a votar y defender la continuidad del partido, jamás son manejadas por un líder carente de poder para ofrecer sinecuras y, sobre todo en este caso, remediar los problemas urgentes de los más necesitados.

En el caso que nos ocupa, es evidente que la UDCE mientras que esté en la oposición no tendrá posibilidades de alegrarle la vida a sus seguidores. Si acaso sus dirigentes no reciben dinero de mecenas dispuestos a sostener el partido contra viento y marea. Lo que no entra en mis cálculos. Y esa situación irá influyendo negativamente no sólo entre sus afiliados sino también, con más vera, entre quienes sin serlos votan a quienes gozan de su misma identidad.

Mohamed Alí comparte esas inquietudes con Abderramán Maate: segundo hombre importante en el partido y amigo íntimo del primero. Y los dos están tratando por todos los medios de buscar una solución a un problema que se irá agravando a medida que pasen los meses y se vean imposibilitados de atender las demandas de quienes han confiado en ellos. No me extraña, pues, que ambos dirigentes sean tan poco dados a exponer, ni siquiera entre sus más afines, sus pensamientos y mucho menos los pasos que están dando para que la UDCE no sea flor de un día.

Sin embargo, tal situación sí que debiera preocuparles a los dos partidos principales: PSOE y PP. Ya que el número de votantes de la UDCE se mete por los ojos y sería absurdo negar lo que darían ambos partidos por ganarlos para su causa. De una manera directa o indirecta. Y ese es el reto que afrontarán, a la chita callando, tanto socialistas como populares. Algo que han dejado entrever los primeros. Lo cual ha propiciado ya que algunos plumillas arremetan contra los socialistas y empiecen a sembrar la discordia entre los miembros más destacados de la UDCE. Pamplinas. Porque Mohamed Alí va bien servido de cartas y sólo necesita jugarlas bien. Pues de ello depende su consagración en la política.
 

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