Montañismo: deporte que consiste en la ascensión a las altas
montañas. Con este sencillo y breve significado la Real
Academia de la Lengua (RAE) define una actividad a la que
son aficionados miles de españoles. Sin embargo, con esta
definición la RAE no contempla el amor de las personas por
la montaña y el particular estilo de vida derivado de ello.
Éste es el caso de Manuel San Juan, un ceutí de 55 años (y
orgullo de serlo) afincado en la población asturiana de
Mieres desde 1964 y que es actualmente uno de los mejores
guías de montaña del Principado. San Juan, que descubrió su
amor por el mundo de la montaña hace ya casi veinte años al
ingresar en el grupo San Bernardo, ha coleccionado cumbres a
lo largo y ancho de la geografía nacional (Cordillera
Cantábrica, Sierra de Gredos, Guadarrama, Pirineos... ),
realizando asimismo diversas incursiones en Alpes franceses
y austríacos, y en las cordilleras del Riff y del Atlas
(donde conquistó el Toubkal, techo del norte de África con
sus 4,167 metros, en pleno invierno).
Sin embargo, todos este extenso curriculum no es nada
comparado con el profundo amor y respeto que siente este
ceutí por la montaña. Precisamente a causa ese profundo amor
la vida le llevó a San Juan a prepararse como guía, donde ha
desempeñado este cargo en varias asociaciones y centros
culturales, transladando a más de cuatromil personas (sin
ningún accidente hasta la fecha, según afirma) por senderos
y lindes en lasa búsqueda de la cima más alta, el bosque más
profundo o el paisaje más hermoso.
Sobre su actual ocupación este jubilado de la minería
asturiana (desempeñó el cargo de oficial de senderos)
considera que su principal virtud es que abarca un gran
abanico de disciplinas, desde la escalada en roca, hasta el
senderismo o la alta montaña. Todas ellas, según manifiesta,
sumamente atractivas pero muy diferentes. Una diversidad que
le ha obligado a ‘hincar los codos’ con materias de
cartografía para luego aplicar sus conocimientos
prácticamente a diario en su trabajo de campo.
Un trabajo para el que el guía debe estar preparado y ser
muy consciente de los peligros que encierra la montaña. Por
ello, a su juicio, un buen guía debe tener autoridad y ser
dialogante a la vez, además de ser consecuente, paciente
cuando la ocasión lo requiera, buen conversador y capaz de
solucionar todas las situaciones que le salgan al paso.
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Meritorio de la más alta distinción del Principado
Este veterano de la montaña
acumula amigos y grandes satisfacciones en sus innumerables
ascensiones. Sin embargo, en los próximos meses cumplirá uno
de sus objetivos que se planteó cuando comenzó su andadura
como guía: ser meritorio de la más alta distinción de la
Federación de Montaña del Principado de Asturias.
A la espera de recibir este reconocimiento a su trabajo, San
Juan asegura que sería un brillante colofón a una carrera
que le ha llevado a publicar artículos en diarios
asturianos, impartir charlas y coloquios, y a confeccionar
varios DVD con diapositivas de sus expediciones. El próximo,
y para hacer patria, versará sobre Ceuta.
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