Bueno, que les voy a decir, es evidente que los ministros
del señor Zapatero se desgastan más deprisa que una de
aquellas zapatillas de suelo de rafia que usábamos cuando
éramos niños. No se puede decir que nuestro Presidente se
ande con chiquitas cuando ve peligrar su puesto por culpa de
las “genialidades” de sus ministros y tampoco, lo debemos
reconocer, le falta algo de razón al desprenderse de algunos
de ellos máxime teniendo en cuenta las pifiadas garrafales
que han cometido durante el ejercicio de sus cargos. Si
descartamos al señor Fernández Aguilar, que fue destinado a
Canarias para presentarse a las autonómicas, el resto,
incluso el señor Montilla, ministro de industria por un
corto periodo, lo fueron por no perjudicar la imagen del
señor Zapatero que, en caso contrario, corría el riesgo de
que le arrastraran con ellos a la sima del desprestigio y la
impopularidad.
Montilla fue uno de los ejemplos claros de ministro
incómodo. Creo que fue apartado de Catalunya para alejarlo
de la mareada que se formó con el tema de los mil millones
que le fueron perdonados por la Caixa al PSC, hecho que
estuvo a punto de ponerle contra las temidas cuerdas de la
dimisión, verbo que horroriza a todo socialista que ha
conseguido salir del trabajo duro para ocupar un descansado
sillón en la política. Lo de la Opa de Gas Natural y todas
sus rocambolescas implicaciones en ella fueron la causa de
que Zapatero decidiera alejarlo de nuevo de Madrid para
endosarle el cargo de President de la Generalitat. Un
ejemplo de cómo un personaje ambicioso, pero falto de
preparación, puede escalar posiciones para, desde lo alto,
continuar ejerciendo su incompetencia.
No le ha salido especialmente acertada, al señor Zapatero,
su famosa apuesta por la igualdad paritaria entre ministros
y ministras. Si es cierto que ministros, como Bono, le
causaron más de un rifirrafe (un ministro de defensa que
piensa que se puede defender con un ejército que, en vez de
balas, da la otra mejilla al enemigo algo para causar
hilaridad al ciudadano más adusto) como el de la famosa
falsa acusación de violencia contra dos infelices ciudadanos
que acudieron a una manifestación y las, no menos molestas,
opiniones sobre su colega en Catalunya, señor Maragall; que
terminaron por obligarle a retirarse de la política ( forma
eufemística para decir que lo echaron); tampoco se puede
negar que su ramillete ministras se hayan lucido demasiado.
No se vayan a creer, ni por un momento, que la Salgado haya
sido promocionada al pasar al ministerio de Administraciones
Públicas. Para mí que Zapatero no se ha atrevido a
desprenderse, de una tacada, de tantos ministros y por ello
ha decidido que, ya que no tenía más remedio que sacar del
ministerio de Sanidad a la anoréxica ministra (la de las
calorías, hamburguesas, y su manía contra el vino) vista su
afición a salirse continuamente del puchero; ha pretendido
disimularlo enviándola a uno de los ministerior de los que
menos se habla, al menos hasta ahora; en adelante ya
veremos.
Hablar de la ministra Trujillo es lo mismo que mentar a los
pisos microscópicos. Su manía por las microviviendas la puso
de moda y fue, como en sus días el señor Morán, motivo de
chistes y chascarrillos. Su actuación al frente del
ministerio de la Vivienda ha sido anodina y deficiente, ya
que no ha conseguido controlar el precio de los pisos, ni
satisfacer las aspiraciones de los jóvenes de conseguir un
lugar donde vivir. No creo que Zapatero haya debido de
pensar demasiado para deshacerse de ella a la primera
ocasión que se le ha presentado. Sin duda que no er su mejor
baza de cara a las elecciones. Lo mismo podemos decir de la
ministra de Cultura, la señora Carmen Calvo que tiene en en
su haber el haber expoliado el archivo de Salamanca. El
traslado del Archivo Histórico de la Guerra Civil a
Catalunya, la marcó para el resto de legislatura porque si
bien satisfizo, como no, a los catalanes, consiguió
indisponerse con más de media España. Un lugar de reunión de
estudiosos de la contienda civil ha quedado, en virtud de la
señora ministra, despedazado y, lo que es peor, en manos de
aquellos que perdieron la guerra interesados en que no se
sepa la verdad de lo sucedido. Otros temas controvertidos,
en los que intervino la Calvo, fueron el relativo a la
regulación de la Propiedad Itelectual y sus planes
antipiratería seriamente cuestionados por los consumidores.
Su actuación estelar, sin embargo, ha sido la Ley del Cine
con la que ha conseguido críticas de todos los sectores. El
relevo de Jordi Sevilla, no obstante, parece que tiene más
que ver con la necesidad de reforzar el PSV que por otros
motivos.
Vean por donde, el señor Zapatero, impulsor de la paridad en
el Gobierno, resulta que, con los cambios realizados, se ha
quedado sin ella favoreciendo, en esta ocasión, a los
varones. ¿Recuerdan sus mangoneos con las listas del PP en
Canarias por ser todas mujeres sus integrantes? Veremos si
la Vice de la Vogue (con tan poco peso físico y, no
obstante, un peso pesado de Zapatero) se rebela contra el
señor Presidente por este atentado contra las mujeres. Dicen
que el cambio ha sido para reforzar al Ejecutivo ante las
próximas legislativas. Habrá que ver lo que hacen porque el
último de los cambios, el del señor Fernández Bermejo, fue
más bien una chapucilla, algo así como meter a un zorro en
el gallinero de la Justicia. Por de pronto algo sabemos del
señor Bernat Soria. Valenciano, un científico de prestigio
pero, al mismo tiempo, de pocos escrúpulos con la vida de
los embriones humanos, lo que no deja de preocuparnos en un
cargo que le va a permitir influir de una manera decisiva en
estas manipulaciones que rondan peligrosamente los derechos
inviolables a la vida de los seres humanos. En cuanto a la
Chacón ya conocemos su trayectoria. Catalana, barrerá para
casa, por ello el PSC ha manifestado su alegría por el
nombramiento; en cualquier caso una adicta de las que le
gustan a Zapatero: fiel, moldeable y dispuesta a todo por el
partido. El señor Molina es para mí una icognita por tanto
no puedo opinar.
No sé, ya veremos lo que nos depara el futuro con los
nuevos ministros, pero, conociendo al señor Presidente,
sabiendo el talante del resto de sus ministros y conocedores
de su trayectoria, poco podemos esperar de los cambios,
fozósamente transitorios, debido a la proximidad de los
comicios. En todo caso sobre todo ello sigue planeando,
ominosa y misteriosa, la sombra de la ETA y de su influencia
maligna sobre el Ejecutivo. Ella tiene la llave de todo.
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