Así definía el dramaturgo y
militar español Pedro Calderón de la Barca (1600-1681) a la
tropa con la que estuvo alistado: “la milicia no es otra
cosa que religión de hombres honrados”. Escribo esto a
propósito del Líbano… y de los inhibidores. Se lo cuento al
final.
Mientras hago el petate para largarme una temporadilla a la
Península (igual que el coche de los “suecos” -¿se
acuerdan?-, que viajó envuelto y precintado como un regalo a
Madrid, donde los expertos escudriñarán en busca de
cualquier huella hasta la última esquina del cenicero),
reviso las últimas notas de campo que me remiten a marcar el
calendario del 20 de julio, día en que aun desde mis cumbres
norteñas se me va a acumular el trabajo: por un lado en
Ceuta, a donde llegará (¿en barco, en helicóptero, haciendo
surf, en patinete?) debidamente edulcorada y políticamente
correcta (lo que sea, con tal de seguir abacorando al
personal) la actual versión de la “Vanguardia Islámica” de
Abou Islam, trasuntada en un apacible y fraternal personaje,
de ojos claros y cara de mosquita muerta que viajará a la
Ciudad Autónoma (¿se escribe así, no?) para despachar
asuntos de fe y “flus” con sus “hermanos musulmanes” (en
minúscula, el lector avezado ya me entiende). Y en
Marruecos, porque ese día la Cámara criminal de la Corte de
Apelación de Casablanca revisará el proceso judicial seguido
contra Hassan Kettani y Rafiki, alias “Abou Hafs”, según
había acordado en diciembre de 2006 la Corte Suprema. Por si
no lo recuerda el lector, ambos fueron condenados en
septiembre de 2003 (tras los atentados del 16 de mayo en
Casablanca) a 20 y 30 años de prisión respectivamente.
También habrá que hacerle un seguimiento a la solicitud del
abogado del “yihadista” francés Pierre Robert (Abou
Abderrahmán tras convertirse al Islam), condenado a cadena
perpetua por el mismo motivo y para el que se solicita la
gracia real a fin de que pueda ser trasladado, el pobre, a
una cárcel francesa donde en principio debería seguir preso
hasta que se pudra.
También llaman mi atención dos elocuentes movimientos de las
autoridades del país vecino. Siguiendo un toque a rebato,
están volviendo a Marruecos en el último trimestre toda una
serie de cualificados elementos policiales dispersos por
esos mundos: así y ya a primeros de mayo, viajaban desde los
Emiratos Arabes Unidos los agentes y comisarios marroquíes
contratados en dicho país para velar por la seguridad
interna. El Reino Alauí cierra filas. Por otra parte y a fin
de endulzar los emolumentos de las FAR (Fuerzas Armadas
Reales) y cuidar a la tropa, está previsto en los próximos
seis años abordar con un presupuesto inicial de 16 millones
de dirhams la construcción de 80.000 viviendas en diferentes
ciudades, siendo los primeros beneficiarios 1.800 militares
de la Base Aérea de Salé. El 57% de los alojamientos irán
destinados a efectivos de tropa, un 35% para suboficiales y
el 8% restante para oficiales. ¿Una medida más de contención
del perceptible y sutil proceso del síndrome de
“iranización” que está haciendo mella entre los
uniformados?. Quizás el proceso a la desmantelada célula
terrorista de “Ansar El Mahdi” sea solo la punta del
iceberg… Días pasados, un militar de la base aérea de Ben
Guerir era detenido en posesión de cinturones cargados de
explosivos listos para su utilización.
¡Ah, Líbano y los inhibidores!. Pues sí, ¿así que no había
inhibidores para los vehículos de nuestras tropas
desplazados en peligrosas misiones en el exterior?. Ya. Pues
un buen número de ellos estaban almacenados en el Parque
Central de Ingenieros de Guadalajara. Supongo que a
beneficio de inventario o destinados oficialmente a los
coches de nuestros generales… en la reserva.
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