¡Ay que ver la mala leche y los
pésimos instintos que tienen ustedes! ¿Cómo se les ocurre
pensar que con el poético título de “Bailar con ballenas”,
me estoy refiriendo a una clase de aerobic en cualquier
gimnasio de la geografía ibérica? Pues yerran y “de sabios
es errar y de necios, insistir en el error” así que no
insistan. Porque, lo de nadar con delfines es la ilusión de
muchos humanos y una experiencia mística sin parangón, una
delicia que ensancha el alma y ufana el espíritu. Igualito
que, cuando los tipos a quienes pagamos con esplendidez por
gestionarnos, mal llamados “gobernantes”, cuando deberían
ser denominados “gestores a sueldo”, “empleados de la rex
pública”, “afortunados por el destino a quienes pagamos
coche oficial y escoltas” o, en rarísimas ocasiones “lideres
carismáticos, capaces de encandilarnos y representar
nuestras ideas”, sigo a lo mío, igualito que, cuando los de
los escoltas y el coche blindado adoptan alguna buena
decisión, que a todos complace y que nos hace sentirnos
felices. Lo que se siente en la boca del estómago, puro
ramalazo de felicidad, es idéntico a bailar con los
delfines, por mucho que, nuestros pobres primos hermanos con
aletas se encuentren cautivos en un parque acuático. ¿Qué
dicen? ¿Qué si soy enemiga de los animales en cautividad?
Sí. Solo una vez en mi vida visité un zoológico y no existe
espectáculo, para mi sensibilidad, más deprimente, más
antinatural y más salvaje. Por supuesto que no he vuelto a
repetir la experiencia. Prefiero la naturaleza auténtica,
como visitar Gibraltar y alargarme con quien me acompañe a
ver a los feos monos que, en su día, saltaron de África.
¿Qué esos simios son ladrones, descarados y desagradables?
Vale. Pero tienen arte. Yo siempre hago la inocente broma de
llevar un guijarro liado en un papel de caramelo y
alargárselo a mi compañero o compañera “Toma, dale el
caramelo al mono, verás como le gustan las chucherías” El
primate agarra con placer el caramelo, lo desenvuelve, se lo
mete en la boca y cae en un ataque de furia que le hace
tratar de morder al de la broma. Desaparecemos en el
interior del coche y comento “Pues parece que no le gustan
los caramelos de esa marca” E, interiormente, río con
placer, porque soy persona sencilla y mis diversiones son
muy simples.
Y, por cierto, replico a Adolfo Marquez apuntándole que,
cuando me complazco con el cambio de ministros socialistas y
hago mención a Pilar del Castillo, que fuera independiente
dentro del PP, como ministra de cultura nombrada, en su día,
por el régimen de la dedocracia orgánica pepera, no me
equivoco. Socialistas y peperos son dedócratas a tope y el
que manda en cada partido suele creer que se ha comprado un
cortijo. Algo que tomar en cuenta en las próximas elecciones
generales, donde, los electores, deberíamos exigir a Zetapé
y a Rajoy que nos apunten de antemano, como requisito
irrenunciable “quienes” van a componer su Gobierno, a ver si
nos gusta o nos disgusta. Democracia es que, los lideres nos
apunten con claridad los nombres y las capacidades de los
ministrables y que, los ciudadanos, votando a un tipo, lo
hagamos con plena conciencia a un equipo entero, que no
encontrarnos con un Gobierno compuesto con quien le salga al
ganador de las pelotas y apunte con el dedo. Las pelotas que
las guarde el ganador para acabar con los problemas que
agobian a los españoles y con al dedo que señala le puede
dar el uso de un supositorio de glicerina. ¿Qué que pintan
los bailes con ballenas si no me refiero a una clase de
aerobic? ¿Ven? Ustedes dan por supuesto algo de lo que son
culpables quienes nos gestionan : que existen pobres mujeres
que se morirían por una buena liposucción, buenos
nutricionistas y buenas máquinas de última generación para
perder centímetros. Pero son infelices, porque no pueden
pagarse esos lujos y no hay gestor con vergüenza que nos
diga “Españoles: lucharé por vuestra felicidad” y tome
iniciativas como liposucciones gratis, ortodoncias gratis y
la paga de 2.500 euros por hijo, tan proteccionista y tan
asistencialista, sustituirla por 2.500 euros por cada abuelo
en casa de sus hijos, mimado y querido, que no en
residencias, muriéndose de pena o malviviendo y pasando
calamidades con sus pensiones de mierda. ¿Nadar con delfines
o bailar con ballenas? Mejor que “alguien” se proponga que
seamos felices.
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