Más que una sorpresa, la crisis de
gobierno provocada por José Luis Rodríguez Zapatero, puede
significar el agotamiento al que estaba llegando su proyecto
y con ocho meses por delante va a distraer un poco ese
proyecto para plantarse ante las elecciones de marzo, si es
que no las anticipa algo.
Podemos ver aquí un lavado de cara a una política, apartando
de ella a quienes se estaban haciendo más antipopulares, por
aquello de tratar de imponer, por “decreto” de obligación,
ciertas ideas no del agrado de una gran parte de la
población.
Esta renovación, si no aire fresco algo de marea distinta
dará al ejecutivo y con ello, así como con los 2500 euros
por nacimiento, va a tratar de recuperar el deterioro de la
imagen para, aunque sea haciendo encaje de bolillos, tratar
de ganar las próximas elecciones y ya sin el peso de los
barones del partido a los que se ha ido dejando de lado.
Con esto, leíamos ayer en alguna columna de ámbito nacional,
José Luis Rodríguez Zapatero inicia una huida de lo
fundamental para concentrar su acción en lo accesorio. No
puede estar más clara esta advertencia: se lava la cara a lo
que hay pero se deja todo igual o parecido.
Si es así, tal como decía Manuel Martín Ferrand, no sabemos
como va a enfocar el nuevo titular del departamento el
famoso “catecismo”, porque ya está claro que la oposición lo
rechaza y algunos de los aliados no están muy de acuerdo con
ello.
No debemos olvidar que hoy, y desde hace tres años, hay
grupos lejanos al propio PSOE que le están permitiendo
gobernar, grupos que en Europa están más cerca del PP que de
las corrientes socialistas, y no olvidemos que Francia y
Alemania, que tienen peso, empujarán a esos grupos a cambiar
de amistades.
En política, a lo largo de los dos meses que llevamos
escribiendo, ya lo hemos dicho, casi nunca dos más dos son
cuatro, pero en política, la fuerza de los amigos, si es que
lo son, nunca ayudarán demasiado al enemigo para arruinar a
su adversario.
Ahora mismo, y tal como han ido los acontecimientos, tanto
en Cataluña, como en el País Vasco, en un “casi empate” PP /
PSOE en las generales, tanto PNV como CiU se iban a
decantar, sin pensarlo, por arrimarse al PP, con el que a
los catalanes no les fue demasiado mal y a los vascos
tampoco.
Todo esto nos hace ver los próximos meses entre la atonía de
una legislatura que languidece y el interés “pepeista” por
volver a demostrar que con ellos en el poder la economía va
mejor, las relaciones internacionales no se quedan en los
Evos, o los dictadores venezolano y cubano, además de que
con el PP se había llegado, en el ámbito nacional, al casi
desmantelamiento del principal cáncer de España, desde hace
cuarenta años, la banda terrorista ETA.
La política del PP tendrá que demostrar a Zapatero que la
“memoria histórica” puede ser tema de manuales de aquí a
cien años, pero que hoy remover y revolver eso no es más que
distraer al personal en algo que sucedió y en ese algo
participaron padres y abuelos de unos y otros, sin saber por
qué estaban ahí la mayor parte de ellos.
Los que ya hemos pasado, y bien, de los 50 no vivimos la
contienda nacional del año 36. Mi padre sí que la vivió ,
incluso le oí decir alguna vez que estuvo a punto de ir a la
“batalla del Ebro”, y mi padre, que murió hace ya más de 40
años y que estuvo en el bando de los que ganaron, no eligió
él, por sí mismo, estar allí, ni en uno ni en el otro bando.
Para mí, hijo de uno que estuvo en la guerra, ese desastre
humano fue tan catastrófico que no quiero pensar en él y me
molesta que me lo traigan a la memoria, como si fuera el
paradigma de..., posiblemente la insensatez de ambas partes.
Repito que ahora, todas esas ocupaciones que he reseñado de
Zapatero, deberá mitigarlas o de lo contrario es que se está
conformando con las simples cercanías mientras se atrinchera
en la Moncloa.
Un cambio es un cambio, veremos si sirve para mucho, o si
por el contrario es únicamente para aguantar el último tramo
de una legislatura que comenzó con dolor y terminará, ya
veremos como.
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