Hace más de 50 años que se puso en marcha en Ceuta la
segunda escuela de buceo más antigua de España. La afición
por el submarinismo empezó a crecer y hoy en día existe una
generación de antiguos lobos de mar que han trabajado a
destajo para la Administración sacando todo tipo de restos
arqueológicos del fondo marino ceutí. Uno de ellos es Juan
Carlos Rivas, presidente de la Asociación de Actividades
Subacuáticas (AAS) de Ceuta, quien explica cómo hace unos
años no se controlaba la actividad y se produjo un verdadero
expolio. “Hace mucho tiempo encontrábamos ánforas y otras
piezas, las sacábamos y eso no se enviaba al museo, -estamos
hablando de hace 30 años-, todo lo que se sacaba del mar
había cosas que acababan en el museo y otras que iban a
parar a casas particulares. Y otros, vendían los restos
arqueológicos. Más adelante empezaron a controlar un poquito
más, tampoco se sabía mucho lo que era. Y hoy en día nada de
lo que se encuentre se puede tocar, lo que interesa se coge,
lo que no, se queda allí. Ya se ha conseguido que no se
saque nada del fondo”, señala.
El hallazgo más notorio en Ceuta, según Rivas, fue el galeón
francés que encontraron dos submarinistas hace 35 años,
Pinzones y Galera, en la zona de Santa Catalina. Y la
personas “que más sabe” de arqueología submarina y “que más
ha aportado” es Juan Bravo.
Con muchos años de experiencia bajo el agua, Rivas conoce
los fondos marinos de Ceuta y destaca el yacimiento que ha
supuesto Punta Leona, en Benzú, donde se han encontrado
muchas ánforas, romanas, púnicas y árabes. Explica el
presidente de la Asociación de Actividades Subacuáticas que
en Ceuta también se han hallado cepos –anclas de
embarcaciones romanas-, incluso piezas que “podrían estar
entre las más importantes del Mediterráneo” porque recuerda
que en ‘Septem Fratres’ hubo una importante factoría de ‘garum’.
Entre tanta riqueza patrimonial en sus mares, Ceuta aún
alberga algunos tesoros desconocidos. Juan Carlos Rivas
alude a un punto cercano al faro para ubicar otro pedazo de
historia, cree que en esta zona hay una galera romana. El
problema es que se encuentra a una gran profundidad, Rivas
estima que se ubica a unos 90 ó 100 metros. “Estamos
hablando de ‘a mucha’ agua”, concluye.
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