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OPINIÓN - DOMINGO, 8 DE MAYO DE 2007

 

OPINIÓN / AÑO 55

El juez que demanda justicia (XIV)
 


Tato Ferrer
tatoferrero@elpueblodeceuta.com

 

EROTICA DEL PODER

El fin no justifica los medios. En la política no vale todo. La transparencia en la gestión pública, es democracia. Lo demás son pamplinas.

No se debe etiquetar, poner públicamente, a unos de ladrones y luego pactar como si tal cosa con esos mismos supuestos o pretendidos amantes de lo ajeno.

La derecha ceutí nunca tuvo que haber dado ese paso desacertado, ese traspiés, obsesionada por volver al poder perdido en el camino serpenteante.

Siempre el poder. La erótica del poder.

La derecha ceutí nunca tuvo que haber permitido que en lugar de hacer oposición se marchara “fuera de casa” a realizar otros menesteres como si la labor de fiscalización fuera asunto de poca importancia.

Como si el hacer una buena oposición no fuera, precisamente, el camino directo al acceso al poder de manera lógica y respetable. Como si eso de la oposición fuera una especie de pérdida de tiempo y de dinero.

FAVORES “CORRIENTES”

El pueblo no le ha concedido su respaldo. La derecha ceutí, no obstante, no ha permitido que se de un garbeo por la cola del paro con olor a churros calentitos.

Con musas como las suyas no es de extrañar que se le haya buscado cargo cargado entre tanto cargo distribuido.

Son devoluciones de favores que al socaire de hacer política lo único que se logra, a la postre, es ir descomponiendo lo que se espera en el sentido de sanear lo que merece la pena de ser barrido.

En el Príncipe Alfonso no cabe más solución que la única posible: derribar esa manifiesta ilegalidad y construir una bonita barriada al estilo de los cánones arquitectónicos españoles.

Hablar de hacer un Albaizín no sólo es un eufemismo, sino ganas de hacernos comulgar con molinos de viento.

El Príncipe es una ilegalidad que no hay por donde cogerla.

Para colmo de los colmos, en los interiores de muchas de sus viviendas se encuentra con toda naturalidad el tendido eléctrico público que la “visita” en su recorrido como si se tratara de un huésped más de la morada.

Las casas se han construido, en muchos casos, con las prisas de la noche, “absorbiendo” los cables del alumbrado.

¿Es qué se hacen tomas ilegales del tendido eléctrico?

En un pueblo en el que años atrás, en plena democracia, un concejal del Ayuntamiento tomaba para su chalet particular luz de la red pública, como si tal cosa, no sería de extrañar que en alguna de esas casas del Príncipe la “tentación” hubiese llevado también al pecado.

El Príncipe no es ni será un Albaizín. Es una manifiesta ilegalidad de ilegalidades por muchos votos que los políticos se quieran y pretendan granjear de un colectivo del que no hace tanto nadie quería saber nada de nada.

Pero es que en una democracia los políticos no pueden ni deben gobernar en base a los votos. Su única realidad es la visión transparente de lo que se ajusta a la necesidad legítima del pueblo en su conjunto, por encima de otras circunstancias.

Lo que no se puede, lo que no es de recibo, es ser generosos para con un sector de la población e ir de legalistas consumados para con otros segmentos cuya desgracia es no proporcionar un número significativo de votos.

Celos legalistas para unos. Para otros la lupa con la que buscar la ley de leyes no habidas, habidas, y por haber.

Se “machaca” a unos. Se “beneficia” a otros.

Exceso de legalidades. Ausencia de legalidades. Bonito binomio. Raseros dispares. Un pueblo único.

LA SOCIEDAD DE TIRO NO PEGA UN TIRO

Esta semana yo estaba comprometido en hablarles sobre el cerrojazo que el pasado mes de abril la Guardia Civil de Ceuta dio a la Sociedad de Tiro de Pichón.

Fue clausurada en base a un informe de posibles faltas en los requisitos que deben cumplir este tipo de sociedad deportiva.

Una de esas carencias estribaba para la inspección llevada a cabo por la Benemérita, en el hecho de que los plomos de los tiradores atravesaban una carretera nacional y terminaban cayendo al mar, con la consiguiente contaminación.

Ni que decir tiene que la pista de tiro se encuentra por encima de la carretera Playa Benítez-Calamocarro, a una considerable altura.

La posible contaminación dimanante de los plomos caidos al mar, parece rizar el rizo pero…

El caso es que desde el pasado abril permanece clausurada esta sociedad que esta misma pasada semana ha querido mantener reuniones con el fin de buscar una salida. Pretenden los socios lograr que se les facilite por parte del Ayuntamiento un lugar alternativo en el que poder seguir practicando esta actividad deportiva que tiene a sus espaldas los 50 años de antigüedad y tradición en la ciudad.

Como quiera que están intentando buscar una solución es por lo que responsables de la Sociedad de Tiro han pedido a este periodista “congelar” su material sobre este asunto durante unos días para poder así aportarme las últimas novedades que se hayan podido producir.

LA INDEPENDENCIA JUDICIAL... Y LA MALA UVA


En varios de mis artículos me he referido a la situación vivida por este periodista en Ceuta en aquellos años de la Transición en los que la ciudad contaba tan sólo con un solo juez.

En aquella época en la que yo capitaneé el “barco de papel” primero me tocó un juez al que yo critiqué en el sentido de que era conveniente, desde mi punto de vista, que el único titular de Justicia de Ceuta no tuviera intereses directos con el país vecino, pudiéndose ver afectada su independencia.

Por aquellos entonces un juez era sinónimo de dios del Olimpo, y me cayó un desacato como la copa de un pino por este tema. Al que siguieron, se dice pronto, 40 desacatos más por diferentes motivos con otras autoridades ceutíes.

De nada valió que se demostrara en el juicio por parte del fallecido abogado Juan María Bandrés, y del catedrático de Economía, Ramón Tamames, que el juez poseía en la población marroquí de Larache una finca de naranjas en explotación con el Gobierno marroquí, y que en el juzgado las causas que se seguían fueran mayoritariamente sobre individuos de origen marroquí, casi en su ochenta por ciento.

Diré que la Sala de Cádiz que se desplazaba hasta Ceuta para juzgar, para juzgarme, también fue objeto de mis críticas habida cuenta de que tanto los miembros de la Sala como sus esposas se alojaban en el hotel la Muralla, y el Ayuntamiento corría con todos los gastos habidos y por haber.

En aquellos años de Transición este periodista se convirtió en el periodista español, junto con uno de Interviú, José Luis Morales, que más desacatos acumuló en un corto espacio de tiempo.

Por así expresarlo, me “frieron” literalmente. Hasta llegué a realizar una portada en la que cruce la primera con una equis y titulé: “Estoy en el Juzgado”.

También recuerdo la portada que le dediqué a ese juez: “Le pedimos al pueblo de Ceuta que lo juzgue”. Cometí un laismo puesto que en lugar de “lo”, tuve que haber puesto “le”.

Pero, pese a mi “pelea” profesional con ese juez, yo mantenía con él una relación cordial. En el fondo, nos apreciá.bamos. Es más, salió de Ceuta destinado a Madrid, a la Audiencia Provincial Territorial, y en cierta ocasión tuve oportunidad de entrevistarle para TVE donde me encontraba en compañía de un compañero de la Facultad de Ciencias de la Información. Dicho compañero, Rafael Sánchez Avelló, pasó a ocupar el cargo de delegado del Centro Territorial de TVE-Asturias. En el Pirulí era jefe de Sociedad-Cultura.

Al primer juez de mi etapa al frente del “barco de papel” siguió para mi “suerte” otro que ya venía de Málaga con una “bonita historia” de haberle arrojado a un letrado, en el Juzgado de Familia, una campanilla.

Este juez terminó siendo incapacitado por el Tribunal Superior de Justicia, y a mi me detuvo y encarceló de forma ilegal.

Desde la Delegación del Gobierno de Ceuta me llamaron para avisarme de que iba a ser detenido y encarcelado.

En la Delegación del Gobierno se encontraban reunidos: su titular, el alcalde y el propio juez, para independencia independiente.

No se me comunicó, como es preceptivo constitucionalmente, el motivo de mi detención e ingreso en prisión, y se me presionó para que revelara mi fuente de información, aunque yo declarara a mi salida que no había sido así, de puro miedo.

Mientras que con el primer juez, y pese al rosario de 40 desacatos, figura ya desaparecida del ordenamiento jurídico, yo me sentía “vivo” en la “pelea”, con este segundo juez venido a Ceuta, me sentí mentalmente hundido porque no llegué a comprender cómo ya en el año 82 pese a su arbitraria e injusta actuación para conmigo, no le pasara absolutamente nada.

Al poco tiempo de este hecho del todo injusto se produjeron los desafortunados acontecimientos del hundimiento de mi “barco de papel” y yo me encontré, del día a la noche, en la calle, sin trabajo, y más abatido que el propio armazón del “navío” que yacía en el fondo del Estrecho comenzando el “proceso” de oxidación de la puntual crítica hacia las actuaciones de los cargos públicos de la ciudad.

En lo que menos pensé es en denunciar a nadie. Estaba “tocado y hundido”.

Eran los primeros años de los 80 y yo quise situar todos aquellos acontecimientos de malos encuentros con los dos máximos responsables de la justicia en esta tierra, como “coletazos del Franquismo”.

Corre la primera semana de julio del 2007 y he tenido oportunidad profesional de asistir durante varios días al juicio oral por el que el juez Fernando Tesón, quiere que se haga con él justicia.

Todos los detalles les ha sido magníficamente relatados durante toda la semana por el director adjunto de este medio, Gonzalo Testa.

Yo no deseo ahora entrar tanto en la narración de lo ya expuesto, como en el hecho escandaloso de que se sienten en el banquillo de los acusados todo un ex delegado del Gobierno, un ex comisario, un inspector de la Policía, y el jefe de Prensa de la Delegación del Gobierno.

Que situaciones como éstas se produzcan en nuestra ciudad es sintomática de una descomposición social sin precedentes.

Escuchar en la Sala de la Audiencia al periodista de El País, José María de Irujo, autor de la publicación de la noticia, allá por el año 2002, detonante de todo lo que ahora se juzga en Ceuta, decir a los componentes del Tribunal que él también publicó en dicho diario nacional un informe del Ministerio del Interior en la que se recogía que: “las principales instituciones de Ceuta estaban corrompidas”, es como para sentir vergüenza de ser ceutí y salir corriendo.

Que máximos responsables de la policía ceutí en manifiesta connivencia con todo un delegado del Gobierno redacten, elaboren alegremente, una nota informativa, de ambiente, sensible, respecto a un juez sin la menor prudencia en su redacción documental; sin contrastar en absoluto nada; sin reparar en el daño; sin un mínimo de buena fe; sin pensar en consecuencias; sin tener para nada en cuenta el personaje sobre el que se “echaba mierda”.

No sólo el juez Fernando Tesón. Ningún juez puede ser diana de asuntos oscuros vengan los mismos de donde procedan.

Un juez no es un dios del Olimpo; pero es nuestra garantía constitucional de defensa ante los abusos y atropellos de los “malos”.

El juez es el garante de nuestros derechos. Un juez, es la “voz” de la ley.

El poder ejecutivo no puede repetir en Ceuta la historia de interferencia, de injerencia, en el sistema judicial, como en su día y año hizo con este periodista.

Los poderes públicos, su obligada división, legislativo, ejecutivo, y judicial, cada uno por su lado, por su camino diferente por independientes.

Si se sigue en Ceuta con la práctica de conculcar el mandato constitucional, entonces, apaga y vámonos.

En mis tiempos, se trataba, eso pensaba yo, de coletazos del Franquismo. Pero, ¿y ahora de qué se trata?

Porque uno es de la opinión de que ser un juez no es como ser un especial hijo de un dios griego, revestido no de una condición de persona aforada, sino con patente de corso, intocable, blindado; es por lo que creo que un magistrado sí puede y debe ser investigado ante unos indicios racionales de una conducta, de unos comportamientos, de unos hechos, que conduzcan a la presunción manifiesta y clara de no actuar conforme a Derecho.

De ahí a que se haya hecho sin el menor indicio, sin la menor prueba, sin la menor duda o sospecha documental sobre una actuación impecable en su ejercicio público de más de veinte años en nuestra ciudad, es de gente a la que yo espero y confío que la justicia ponga en su correspondiente sitio sombreado. Eclipses de sol y lunas.

Zonas oscuras que han buscado por méritos propios.

En mi etapa de sombras en la democracia local, yo sufrí y padecí las graves consecuencias de dos jueces.

Ello no es óbice para que desde las cenizas de mi actual condición de “perro con pulgas” me una, después de escuchar atentamente las manifestaciones expuestas en el juicio oral, al clamor de un juez que exige justicia en Ceuta.

Fernando Tesón no es de aquí pero lleva entre nosotros mucho tiempo trabajando de forma honrada y decente.

Las casualidades, lo he escrito por activa y pasiva, no existirán pero Tesón está entre nosotros desde el día 16 de diciembre de 1983.

Este sagitario nació el 16 de diciembre de 1951.

Es decir, marcando este signo, la corrupción no anda cerca por mucho que determinadas mentes quieran, pretendan, o deseen, fabular-confabular.

O maquinar de manera perversa con el firme propósito, no precisamente de la enmienda, de “atacar” el honor-honorable de un juez que es respetado y querido en Ceuta, por casi todo el mundo.

Lo cual dice a favor del señor Fernando Tesón que la gente de a pie, la gente sencilla, tiene la percepción pública sobre su personalidad y figura de que no sólo es un juez sino que, además, lo parece.

Entre algunas de las exposiciones desarrolladas por el magistrado Tesón, me quedo y les traslado esta queja suya:

- Si hubiera funcionado Servicios Internos esto – se refiere el juez Tesón a todo el conflicto suscitado- se habría aclarado en 2 minutos.

Asimismo, me detengo y tomo para finalizar este domingo de julio, una de las frases pronunciadas por el Alcalde-Presidente, Juan Vivas, en su comparecencia en este tema que para este periodista figura como la noticia más importante por trascendental, que se haya producido en nuestra tierra en los últimos tiempos.

Sin ambages, con total contundencia, Juan Vivas, afirmó en el juicio oral:

- El magistrado Tesón –declaró el señor Vivas- tiene y cuenta en su haber profesional con una buena, por ganada, reputación en Ceuta.
 

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