Y no uno cualquiera, entregado a
solucionar todo aquello que desde su puesto de trabajo, o
incluso estando fuera de servicio, fuera necesario
solucionar.
Se llama David Pérez Mateos y pasaba , casualmente, por la
plaza de Burgos, en Salamanca.
Hasta ahí todo normal, lo que ya no era tan normal era el
ver como un grupo de gente, varias decenas de personas se
agrupaban frente a uno de los edificios de la plaza y
mostraban un auténtico pánico por lo que se avecinaba.
Se había creado una gran confusión, cuando desde un quinto
piso, una joven trataba de lanzarse al vacío. Como
buenamente podía, un hermano de la muchacha intentaba evitar
que esta se lanzara, pero no lo pudo evitar.
Si llegaba al suelo, la muerte de la joven era inevitable y
en esa dramática situación, un guardia civil de Seprona que
ejerce su profesión en Piedrahita, al ver que la chica se
lanzaba, lo único que podía hacer y lo hizo, fue adelantarse
a los demás y con sus brazos frenar la caída de la muchacha.
La joven, al haber sido amortiguado el golpe, no murió,
incluso no sufrió heridas de extrema gravedad, mientras que
el buen guardia civil, que dicho sea de paso, estaba de
baja, tuvo que ser atendido en el hospital salmantino de la
Santísima Trinidad.
La muchacha fue trasladada al hospital Virgen de la Vega de
Salamanca.
El hecho hay que valorarlo en su justa medida, un hombre,
por muy guardia civil que sea, que camina por una plaza de
cualquier ciudad de España, con sus hijos y un amigo,
hubiera podido esquivar ese riesgo que afrontó, el tratar de
frenar y conseguirlo, en la caída desde más de 18 metros,
era complicado.
El da al hecho la importancia de haber cumplido con su deber
de ciudadano comprometido. Su intervención salvó la vida de
la chica, pero él huye de todo aquello que se le considere
como un héroe.
Lo que no ha podido evitar David Pérez es que su teléfono
móvil, desde ese día del percance, el 13 de junio, no haya
cesado de sonar a cada instante.
Y en casos como este, cuando menos, está teniendo la
satisfacción de que toda su familia, sus amigos, los
compañeros del Seprona de Salamanca, y todos los que le
conocen se hayan puesto en contacto con él y muestren el
orgullo que significa tener un amigo, un compañero o un
familiar que, sin estar de servicio oficial, ha mostrado un
gran gesto de valentía y de coraje, con los que salvó la
vida de una jovencita de tan sólo 19 años.
Y ahora, cuando estamos viendo que a cada instante se están
dando premios y condecoraciones a cualquiera, por una
actuación que siempre tildan de importante, bueno será que
sus propios compañeros y muy especialmente sus superiores
traten de lograr la mayor recompensa profesional para este
guardia civil. Porque está claro que al lado de su nombre va
también eso de “guardia civil”. No ha sido David Pérez, ha
sido el guardia civil David Pérez, que parece lo mismo, pero
no lo es.
Ni que decir tiene que aquí, donde estamos escribiendo estos
días, en Piedrahita, para cualquiera de los guardias
civiles, para cualquiera de sus vecinos y para todo el
pueblo es un honor tener como convecino a un hombre que,
sabiendo hacer honor al cuerpo al que pertenece, no escatima
ningún esfuerzo, a la hora de ayudar a los otros, aun a
riesgo de correr él mismo un fuerte peligro.
Siempre fue la guardia civil un cuerpo de honor, siempre
supo arriesgar en su trabajo y hoy, lo acabamos de exponer,
un hombre joven, un guarida civil con “reaños” supo
distinguirse arriesgando, supo estar en primera fila y ha
logrado que una muchachita de 19 años pueda vivir más
tiempo, gracias a su intervención.
La guardia civil que nunca como cuerpo tuvo el privilegio de
estar muy bien pagada, siempre ha sabido estar en su sitio,
marcando su terreno, arriesgando su vida y contribuyendo a
mejorar lo que es la sociedad.
Este es un caso más, bueno ..., según se mire. Este es un
caso en el que además de acierto hubo interés por hacer todo
para salvar una vida.
El13 de junio de 2007 hay que considerar un día grande para
este guardia civil.
|