Se viene de nuevo tratando el
espinoso tema de los menores marroquíes que se encuentran
alojados en nuestra ciudad y ello como consecuencia de la
próxima reunión en Toledo, a la que no han sido invitadas ni
Ceuta ni Melilla, de la Comisión bilateral Hispano-Marroquí
que los ejecutivos de ambos países mantendrán en dicha
ciudad para tratar, entre otras cuestiones, del fenómeno
migratorio y de Menores Extranjeros No Acompañados (MENA),
que suponemos será continuación de las actuaciones seguidas
por dichas autoridades para la consecución y puesta en
marcha de los acuerdos que tienden a la repatriación de
dichos menores (Convenio de Readmisión de 1992) así como las
gestiones que seguiría nuestro gobierno para la creación de
centros de acogida y de reinserción socio-laboral como los
que se proyectaron en Nador y Beni Mel-lal (Marruecos),
aparte de coordinar la construcción de dos centros que se
habían comprometido financiar las Comunidades Autónomas de
Canarias y Cataluña.
Pero la controversia que hoy nos ocupa nace de la exclusión
de representantes de nuestra Ciudad en la convocatoria
citada de Toledo en la que, quiérase o no, Ceuta tiene mucho
que decir y en ello estamos con la Portavoz del Gobierno
cuando manifiesta “que le parece de obligado cumplimiento
que Ceuta y Melilla estén presentes en esa reunión porque es
indispensable en materias de este tipo como la atención a
los MENA, considerando de gran error y de agravio
comparativo la actuación del Gobierno Central al excluirles
de tal evento”. Y comentamos que Ceuta tiene mucho que decir
porque, por una parte, somos los pioneros en todo el
territorio nacional en la acogida de estos jóvenes y, por
otra, porque en proporción con el censo de población y
extensión de nuestro territorio, somos la ciudad, en todo el
Estado que de mas acogidos dispone (solo comparándonos con
la provincia de Cádiz habría que tener allí unos 8.000 para
que se equiparan a nosotros).
No son razones, creemos, (a que hace referencia el Delegado
del Gobierno para justificar la ausencia de Ceuta y Melilla
en tales convocatorias) de “que el encuentro se debe a
reuniones de alto nivel o, lo que es lo mismo, son reuniones
entre gobiernos” y “que estarán las Comunidades de Andalucía
y Canarias debido al numero de menores que albergan para
aportar sus experiencias”.
Ya hemos dicho en alguna ocasión que si la cuestión solo se
tratara de aplicar las normas de los poderes públicos de
asegurar la protección social, económica y jurídica de la
familia y dentro de esta, con carácter singular, la de
menores, no habría mas que llevarla a cabo. Pero existen
otras connotaciones de carácter religioso, político e,
inclusive, circunstancias personales y sociales que
requieren de un tratamiento singular para la consecución del
papel en la sociedad que al menor se le tiene encomendado y
la exigencia de un mayor protagonismo, principalmente en la
cuestión religiosa referida y sus arraigadas costumbres que,
como es lógico, tendrían respuesta y asesoramiento por los
representantes ceutíes, que al ser excluidos, como dice el
líder de la oposición en la Asamblea, supone la ocasión
perdida para las dos ciudades que deben considerarse
interlocutoras válidas al menos para expresar su opinión
sobre estos temas u otros que les afectan tan directamente”.
Pero nosotros pensamos que no cabe poner mas justificaciones
ni, tampoco, andar con dimes y diretes de menosprecios,
ninguneos, ni errores al caso. Se trata exclusivamente del
no reconocimiento como españolas por parte de Marruecos de
las Ciudades de Ceuta y Melilla por los motivos hartos
conocidos (como lo son para la OPE, convenios de pesca,
reconocimiento de la Aduana, etc.) y por la imposición del
país marroquí del lugar y los participantes que han de
intervenir en las reuniones, hechos a los que no han querido
enfrentarse ni el actual gobierno español ni ninguno de los
anteriores.
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