Reconozco que tiene mérito
sentarse ante el televisor y tragarse el Debate del estado
de la Nación. En mi caso, además de ello, hube de armarme de
una paciencia infinita y recurrir también a ese espíritu de
sacrificio que me ha legado la práctica del deporte. De no
haber sido así, pienso que jamás habría podido soportar
tanto tiempo sentado en el sofá y, sin duda, lo que es más
digno de resaltar: sin dar cabezada alguna. Por lo tanto, no
me extraña haber leído que sólo un 40% de la población diga
que ha seguido el debate.
De manera que un 60% dijo que nones. Y es que mucha gente,
cada vez más, está dispuesta a darle la espalda a los
políticos. Y aprovecha cualquier ocasión para manifestarlo.
Síntoma evidente de que muchos ciudadanos van perdiendo la
fe en el llamado régimen menos malo. Y sobre todo en una
democracia, como la española, que por su juventud no debería
dar ya tantas pruebas palpables de agotamiento y capacidad
de generar desilusiones a mansalva.
Sigma Dos ha hecho una encuesta entre ese 40% que decidió
seguir el Debate del estado de la Nación. Sondeo requerido
por El Mundo y que se ha publicado el jueves pasado.
Se trataba de preguntar quién había estado más brillante: si
José Luis Rodríguez Zapatero o Mariano Rajoy;
quién más convincente; cuál más comunicador, etc. Y así
hasta obtener el nombre del ganador del último debate antes
de que se celebren las elecciones generales.
El ganador fue, según la encuesta de Sigma Dos, José Luis
Rodríguez Zapatero. Y, como dato para que el Partido Popular
lo tenga muy en cuenta, conviene destacar lo siguiente:
quienes así han opinado parece ser que son aquellos votantes
que suelen mostrarse dubitativos a la hora de decidirse por
socialistas o populares. Es decir, no forman parte del grupo
de hinchas que defienden a capa y espada, en cualesquiera
situaciones, a los suyos, con o sin razón.
Pero hay más: entre todos los segmentos del sondeo, la
opinión de las mujeres ha favorecido a Rodríguez Zapatero de
manera rotunda. De ser así, y uno no ha de creer lo
contrario, en el PP tendrían ya que ponerse a cavilar acerca
de esta decisión femenina. Puesto que las mujeres, si se lo
proponen, terminan siempre situando a los suyos -o sea, a
cuantos están a su alrededor-, en la dirección que les
plazca. Ello ha sido siempre así, a pesar de que el
matriarcado parezca cosa de la prehistoria.
Tampoco los genoveses deberían echar en saco roto que
también muchos jóvenes y quienes andan entre los 30 y 45
años de edad, siguen creyendo que Mariano Rajoy aparece
siempre revestido de la autoridad del oráculo para anunciar
malos agüeros. Y lo tachan de demagogo. Una actitud, en
cambio, que cuenta con partidarios entre las personas
jubiladas.
Lo cual no es alentador para que Ángel Ácebes y
Eduardo Zaplana continúen desbarrando a calzón quitado y
perdiendo votos cada vez que ponen el careto en las
televisiones. La última metedura de pata del portavoz
popular ha sido la de tachar como medida franquista la
propuesta de ZP sobre premiar los nacimientos. Cuando su
jefe, Rajoy, había respondido en el Congreso de los
Diputados que los 2.500 euros eran un plagio de los 3.000
ofrecidos por ellos en su programa. Con tal portavoz, tan
torero como el valenciano, MR no necesita enemigos.
En rigor, después del Debate del estado de la Nación, el PP
se ha encontrado con que el tan vilipendiado ZP ha sido
capaz, incluso con el enorme desgaste que ha tenido en los
últimos tiempos, de sacarle los colores a MR ante un 40% de
españoles. Y lo ha dejado tocado de un ala. A la espera,
Dios no lo quiera, de que la ETA cometa una canallada y...
bueno: ya sabemos lo que ello significa.
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