El presidente de la Ciudad fue
claro a lo largo de la pasada campaña electoral. Niguna
barriada será distinta a las demás, ningún lugar de Ceuta se
verá discriminado en relación con otras zonas de la misma
ciudad.
El superintendente Jefe de la Policía Local adelantaba la
pasada semana a este medio su intención de que, en materia
de seguridad y en lo que respecta a sus agentes municipales,
los agentes cumplirán con sus funciones en todos los puntos
de Ceuta.
De hecho, una patrulla se encuentra fisicamente en el
barrio, y se unen a los dos agentes que se encontraban
destinados en el Polifuncional del Príncipe.
Los funcionarios de la Policía Local patrullarán las calles
y vigilarán el cumplimiento de las ordenanzas y la seguridad
del tráfico. Motivo éste que debe ser bienvenido por los
vecinos de este barrio que, en su mayoría, demandaba la
presencia policial, no sólo de la Nacional en referencia a
sus labores de seguridad ciudadana, sino de los ‘locales’
como se les denomina comúnmente.
La ley y el orden es el primer objetivo que debe cumplir una
sociedad en democracia para evitar que sus individuos no
ocupen el terreno de las libertades individuales que les son
ajenas y, por tanto, evitando así el libertinaje en todos
sus más variados y amplios conceptos.
La Policía está para ayudar y reprender al que cometiere
actos en contra del orden que nos hemos impuesto para vivir
armónicamente en una sociedad avanzada. No debe, por tanto,
verse en la presencia de la Policía de un modo amenazante.
El que, en una sociedad como la nuestra, teme a los agentes
de la autoridad y, por tanto, los combate de algún modo,
esconde tras él la oscuridad del que vive al margen de la
ley.
Los ciudadanos de bien, los que miran por la sociedad y no
cometen actos incívicos o contra la ciudadanía en cualquiera
de sus modos, deben acoger la presencia de los agentes en
las calles [sean las que sean], como algo común y propio de
las sociedades avanzadas como la nuestra, algo normal y
respetado.
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