Como es habitual en estas épocas,
acaba de salir el EGM, correspondiente a los meses de abril,
mayo y junio. Y como es habitual, también, no hay ni un solo
medio que acepte que ha perdido clientela o que va a la
baja. Aceptar eso sería su ruina.
Esto me parece bien, siempre y cuando se haga con decencia,
con dignidad y sobre todo con la verdad por delante.
Sabemos que desde hace tiempo, el EGM, por aquello de
posibles manipulaciones, tiene una credibilidad relativa,
por cuanto en las mismas circunstancias y en los mismos días
no suele coincidir, ni de lejos, con el EGA, por ejemplo.
Aquí, con todo, estamos ante órganos que tienen en sus manos
y en los datos que propagan, muchas responsabilidades y
ponen en juego la realidad o la ficción de los medios de
comunicación, con lo que si se manipulan los datos que deben
ser los suyos propios, qué no va a pasar con las
informaciones que vayan a transmitir.
A pesar de esto, para algunos empresarios periodísticos, de
alcance nacional, internacional, regional, provincial o
local, especialmente algunos de estos, poco importa la
información que se dé, con tal de “vender humo” o hacerse
propaganda a sí mismos para recoger una buena cosecha de
organismos oficiales, o de la publicidad.
Aquí empieza y aquí termina la credibilidad de ciertos
medios, que fueron serios, que fueron sensatos, que fueron
sinceros, aunque dolieran sus informaciones y que ahora han
pasado a ser el panfleto de la “abuela María”, con toda una
trouppe de aduladores buscando recibir unas subvenciones un
poco más amplias. Esto se da, con demasiada frecuencia en
medios de ámbito muy corto, que al no poder figurar en esos
órganos competentes, para justificarse ante el organismo
oficial, “la teta de la vaca Casimira”, encargan encuestas
que suelen ser manipuladas y resulta que el medio en
cuestión, si es hablado tiene más oyentes que la provincia,
y si es escrito y no se vende más que en la ciudad, tiene
más lectores que habitantes hay allí.
Ceuta no puede ser una excepción, no lo es, y mucho me temo
que en las próximas semanas habrá quien trate de ser el más
alto, el más guapo, el más rubio, el de los ojos más azules
y el que mejor expediente tuvo en la universidad
correspondiente.
Cuando hace un par de días me hablaban de las cifras de
oyentes, telespectadores, lectores y demás familia, yo que
estaba en las inmediaciones de la Sierra de Gredos, donde la
tranquilidad y la falta de contaminación son una auténtica
realidad, no podía por menos, con perdón, de “descojonarme
de la risa”, por lo que me estaban comentando. Yo en
aquellos momentos, si estos medios hubieran sido de Ávila,
hubiera creído, de verdad, en que nuestra paisana Santa
Teresa había hecho la multiplicación de los oyentes, de los
lectores o de los telespectadores, como en su día hizo
Cristo con los panes y los peces, para alimentar a los que
le seguían. Claro que un respeto por nuestra querida Santa
me apartó de aquella indigna apreciación, porque Santa
Teresa no hubiera cometido tal felonía, ni siquiera para
recaudar fondos para una nueva fundación.
Con todo, siguiendo la senda hacia la laguna de Gredos, me
dije:” Esta maniobra de multiplicar, sin multiplicador, ya
la he visto y conocido hace algún tiempo en alguno de esos
medios”, con lo que por este camino ¡¡Catate agua molinera,
que las maquilas empiezan a ser sangradas!!.
A mí no me parece mal, que con datos reales, objetivos o
incluso ficticios, un medio de comunicación venda su
publicidad a una empresa privada al precio de oro, pero lo
que me parecería indigno, cruel y chantajista es que esa
publicidad de hojalata se vendiera a precio de plata a un
organismo oficial. Aquí es donde puede estar el quid de la
cuestión de algún listo que a base de carantoñas quiera
lograr lo que no le pertenece.
Hoy por hoy, hay mucho trapacero, que más que predicador es
charlatán de feria que quiere arrasar a costa de lo que sea.
Claro está que eso sale una vez, y salió en su día pero hoy
le va a ser difícil conseguirlo, aunque sólo sea porque “
Salmantica non dat cui natura non praestat”, o dicho de otra
manera porque los tontos ya no son tontos, y los que creen
controlar el firmamento, no han controlado ni a acera de su
calle. Si jugamos limpio jugamos todos, de lo contrario...,
amén
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